La internación de la vicepresidenta en un sanatorio privado fue el puntapié inicial del análisis del periodista en LN+
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Cristina Kirchner fue intervenida en el sanatorio Otamendi y deberá permanecer allí varios días, en observación. La noticia resonó en el ámbito político y fue Jonatan Viale quien se valió de este hecho para encausar una dura crítica a la clase política en el arranque de su programa +Realidad (LN+).
Mientras hablaba, en la pantalla se proyectaban fotos de la habitación 410 de la clínica, lugar donde descansará la vicepresidenta durante su recuperación. “Un lugar realmente muy bonito, como corresponde para Cristina”, comenzó Viale. Tras repasar los sanatorios privados donde se atendieron funcionarios afines al Gobierno, incluidos los hijos de Kirchner, arremetió: “Mientras tanto ¿Qué pasa con la gente?”.
Su frase sirvió de disparador y comenzó a repasar el estado de la salud pública. El primero en aparecer fue el Hospital Iriarte de Quilmes y la faltante de elementos básicos como guantes, antibióticos y termómetros. “¿Qué te quiero mostrar? La enorme diferencia que hay entre Cristina y el pueblo”, sentenció. Luego, se apoyó en una noticia publicada por LA NACIÓN en septiembre de este año.
“Chaco: sufrió un accidente, llegó al hospital con una fractura expuesta y lo enyesaron con cartones”, leyó el periodista. “¿Te das cuenta a dónde voy? Hay una distancia enorme en la calidad de vida de la sociedad argentina y la de sus políticos. Ellos hablan de un pueblo que no conocen, de necesidades que nunca tuvieron, tienen ni tendrán”, sentenció.
Pero nuevamente apuntó contra Cristina Kirchner y su carrera política. “Hace 32 años que vive del Estado”, advirtió previo a repasar todos los cargos que tuvo desde 1989 hasta la actualidad donde tan solo en 2016 no tuvo un cargo público. “Ella tiene estabilidad, sueldos altos, chofer, secretarios, peluqueros y asesores todo pago por el Estado”, indicó.
Tras comparar sus ingresos y la pensión vitalicia de 2.5 millones de pesos que percibe Cristina, volvió a compararla con un ciudadano común. “¿Cuál es mi punto? No importa lo bien que vive ella, importa lo mal que vive la inmensa mayoría de los argentinos en comparación con los políticos”.
De cara al cierre, respondió una pregunta que, acorde a sus dichos, ha sido muy repetida en este último tiempo: “¿Por qué no hubo 2001? ¿Por qué no hubo estallido?”. “Yo les quiero contar algo: ya hubo 2001, ya implosionó Argentina. Lo que pasa es que fue una implosión silenciosa. No hubo saqueos, no hubo cacerolazo pero el tejido social, educativo, económico y cultural está absolutamente quebrado, roto”, cerró.
LA NACION