El exsenador participó de una entrevista con José Del Rio por LN+ y habló de sus días con la enfermedad, de su fe en Dios y de los momentos más duros que le tocó atravesar
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El exsenador Esteban Bullrich fue uno de los protagonistas del año, por su fortaleza y su ejemplo a la hora de luchar contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) que padece. Este domingo, en el último programa de Comunidad de Negocios, por LN+, José Del Rio compartió una entrevista con el exministro de Educación en la que habló de todo: aquello que lo hace despertar cada mañana; sus momentos más duros; y su fe en Dios, entre otros temas.
Consultado por los puntos de inflexión que lo marcaron en su vida, Bullrich enumeró que casarse, ser padre y meterse en la política fueron algunos de los momentos más significativos. Después, mencionó la muerte de su abuelo materno como un antes y un después. Pero, el suceso que más lo impactó fue la enfermedad que atravesó su hija Luz cuando tenía siete años. “Le diagnosticaron cáncer de útero y fue el punto más bajo de mi vida”. Hoy, Luz tiene 19 años y su padre prefiere recordar lo bueno de ese momento. “Ella nos iluminó el camino, y yo aprendí a enfrentar la enfermedad con ella por primera vez”, destacó.
Estos días, el exfuncionario está aprendiendo a convivir con la enfermedad que le toca, que lo llevó a dejar algunas actividades para dedicar más tiempo a su familia. “El tiempo corre. En una situación así aprendes a valorar qué hacer con el tiempo, no es que el tiempo se paraliza, nunca se paraliza. Ni siquiera cuando no estamos acá, el tiempo corre, el tema es qué hacemos con el tiempo, con ese tiempo. Cada día vos decidís qué hacer con tu vida”, manifestó.
Bullrich presentó su renuncia a su cargo como senador por la provincia de Buenos Aires para concentrarse en su familia, en las terapias que le requiere el tratamiento contra la ELA y en la fundación que lanzó para combatir esta enfermedad. Con un llanto desconsolado, el senador insistió a lo largo de su discurso en la necesidad de “tender puentes” y lograr “consensos” entre oficialismo y oposición. Lo hizo a través de una aplicación tecnológica que le permite reproducir su voz digital. “Voy a seguir buscando un mejor país para mis hijos. Renuncio a mi banca con mucha tristeza y mi última actividad es este proyecto de educación inclusiva que busca igualar oportunidades e intenta dejar de lado vanidades para buscar consenso”, fueron algunas de las palabras en su despedida.
Como alguien que marcó otro tono en la política, el exsenador volvió a recalcar lo importante que es para él poder dejar un país mejor para sus hijos. “Eso es lo que a mi me apasiona, pensar que puedo hacer un poquito para dejarle a mis hijos un mejor país que el que recibí yo. Hoy no pierdo el tiempo en otra cosa”, dijo en diálogo con José Del Rio.
Y continuó: “Ahora apareció una pasión nueva que es la enfermedad ELA. Una enfermedad, voy a decirlo con toda claridad, de mierda. Es una enfermedad de mierda. porque tu cabeza funciona y todo tu cuerpo deja de funcionar. Mi nueva pasión es ponerle positividad a esta mierda y voy a hacerlo”.
Entonces, el exministro contó que hoy su vida se divide en tres: en los afectos, en su pasión [la política] y en su nueva pasión [la ELA]. “Equilibrado, porque a mis hijos no les sirve que yo le esté encima todo el tiempo. No hay que ponerse loco, no hay que desesperarse, hay que caminar con paciencia. El tiempo ni se para ni corre más rápido, un día dura lo mismo, 24 horas. Aprovechá, eso sí, porque no sabés si mañana estás. Porque Dios tira los dados y te toca a vos y te fuiste. Primero el amor y dos la pasión”, aconsejó.
LA NACION