La referente de la oposición lo acusó de la autoría de un crimen en General Rodríguez y sostuvo que volvió al Gobierno “para ensuciar la cancha”
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La líder de la Coalición Cívica (CC)-Ari, Elisa Carrió, apuntó anoche, en diálogo con Comunidad de Negocios, por LN+, contra el nuevo ministro de Seguridad, Aníbal Fernández. No solo cuestionó su regreso al Gobierno, al decir que ingresa como un “vocero sucio”, sino que también lo volvió a vincular con el narcotráfico.
“Ningún juez se ha animado a acusar a Aníbal Fernández. El problema es que todos saben quién es. Yo no lo voy a repetir, está mi denuncia por encubrimiento y autoría del crimen de General Rodríguez. Son personajes nefastos de la Argentina”, lo acusó Carrió.
Para la exlegisladora, los argentinos modificaron su forma de pensar ante el “padecimiento” que pasaron. “Creo que fue un golpe para una sociedad ver que volvía Aníbal Fernández, sobre todo para las madres que perdieron sus hijos por drogas, los hijos en el delito, para las mujeres de la provincia de Buenos Aires que saben que él conoce a todas las mafias, sobre todo en Quilmes, pero en toda la Argentina”, agregó.
La exdiputada nacional entendió que Fernández es la persona que más la discriminó como mujer al decirle “gorda, sucia, loca” y dijo que nadie se hizo cargo de ello. “Ahora, vuelve como ministro de Seguridad, pero también como vocero de las palabras sucias, de ensuciar la cancha. Este es un trabajo que él lo hace muy bien, pero que ya no tiene efectos”, observó y en ese sentido sostuvo: “Es el vocero sucio para decir barbaridades, pero la Argentina está en otra etapa”.
Fernández fue vinculado en 2015 a uno de los crímenes más emblemáticos de la Argentina: el triple crimen de General Rodríguez. Sin embargo, la Justicia determinó que no había pruebas que vincularan al ahora ministro con “La Morsa”, una figura que en teoría lideraba la organización ilícita que ordenó los asesinatos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. El Poder Judicial dijo que “La Morsa” era, en realidad, un agente de inteligencia de apellido Pose.
Por su parte, Fernández siempre respondió que la denuncia originada en un programa de TV tuvo por objeto perjudicarlo en las elecciones. Anoche volvió a tildar de “infamia” dicha acusación. En ese entonces, competía por la gobernación bonaerense contra María Eugenia Vidal, que finalmente fue ungida como jefa del Poder Ejecutivo de la Provincia.
Carrió dijo que Julián Domínguez fue elegido por el Papa Francisco
En esa contienda electoral, el ministro de Seguridad compitió primero en una interna con Julián Domínguez, que ahora lidera la cartera de Agricultura, Ganadería y Pesca. “Fue puesto ahí [en el ministerio] por el Papa”, manifestó Carrió en cuanto a Domínguez. La líder de la CC-Ari expresó que hubo una “intervención muy fuerte del Papa” en la conformación del nuevo Gabinete, “para que no se radicalice la Argentina”.
“A Bergoglio lo conozco, aunque ahora no lo vea, pero ya lo estoy medio perdonando porque se está corrigiendo en el camino de la libertad, la paz y la República. Si es que continúa en ese camino y no mantiene su obsesión con muchísima gente del PJ que lo traiciona permanentemente y que además no tiene valores éticos, lo que es incompatible con una ética cristiana”, comentó en cuanto al Papa Francisco Carrió, una ferviente católica que comparte cada mañana el Evangelio en su cuenta de Twitter. Sobre Juan Manzur, el gobernador tucumano en uso de licencia que es el actual jefe de Gabinete, dijo que llegó “para dar una impronta de efectividad”.
El papel de Cristina Kirchner y de Alberto Fernández
En otro momento de la entrevista, Carrió apuntó contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien en la misiva que escribió durante la crisis política que pasó el Frente de Todos sostuvo que ella propuso a Manzur para reemplazar a Santiago Cafiero. “Quiere que la derrota sea de los otros, pero ya la derrota es de ella”, dijo la antes diputada sobre la exmandataria.
Aunque no se inmiscuyó en el rol del presidente Alberto Fernández, Carrió sugirió que está preocupada porque pueda terminar su mandato. “Hay que respetarlo dos años más”, indicó, al considerar que Fernández “es un presidente sin respaldo”, que se apoya “en un sindicalismo ya viejo y deteriorado, en algunos gobernadores”.
LA NACION