El periodista se cruzó con Mauricio D’Alessandro, quien defiende a Stefanía Domínguez en la causa por el festejo en Olivos
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Este miércoles, en El Noticiero de LN+, su conductor Eduardo Feinmann tuvo un intenso ida y vuelta con Mauricio D’Alessandro, abogado de Stefanía Domínguez, una de las mujeres que concurrió al cumpleaños de Fabiola Yañez en Olivos en plena cuarentena por el coronavirus. La estrategia del letrado es lograr que se declare inconstitucional el DNU que dispuso el aislamiento obligatorio y, de este modo, obtener el sobreseimiento de su cliente.
En este contexto, durante la conversación en LN+, el periodista, que además es abogado, consideró que Domínguez “gozaba de las mieles del poder” y debería ir presa “como cualquier hijo de vecino”. En tanto, el abogado replicó: “Pero Eduardo, ¿cómo te van a condenar por algo que prohíbe la Constitución? Los dos somos hombres de Derecho”.
Feinmann presentó a su invitado de El Noticiero de LN+ como el abogado de Domínguez, “una de las personas que violó el decreto yendo al cumpleaños de la primera dama”.
Inmediatamente, D’Alessandro contó que pidió la declaración de inconstitucionalidad del decreto de necesidad y urgencia que estableció el ASPO. “Porque si el DNU es inconstitucional es obligación de la Justicia declarar el sobreseimiento de mi clienta”, explicó.
“La señora cometió un delito que el Presidente mismo dijo que era delito”, arremetió entonces Feinmann. “Si, pero ella no es el Presidente. Si el DNU es inconstitucional, toda persecución en consecuencia es inconstitucional”, respondió D’Alessandro.
“Lo suyo es sin duda una estrategia para salvar a su cliente. Ella gozaba de las mieles del poder en ese momento, era amiga de la primera dama y del Presidente”, insistió el periodista. “Si a eso se le llama gozar de las mieles del poder, sí. Ella era amiga desde 2014 de una chica joven, de su edad (en referencia a Yañez), pero no tiene un cargo estatal, no tiene ningún contrato, no le vendió ninguna turbina”.
“Pero para violar el artículo 205 (del Código Penal, que establece penas para los que violen la cuarentena), no dice ‘tenés que vender una turbina’. A cualquier ciudadano común que violaba el decreto automáticamente le tiraban el código (penal) por la cabeza”, señaló el conductor del programa.
“La Constitución dice que para imponer el Estado de sitio y afectar las garantías de derecho de reunión y circulación es necesario una ley del congreso. Con esto del DNU el ejecutivo limita esos derechos esenciales y les da prisión domiciliaria a todos los argentinos. Es una mala decisión y no debió ocurrir nunca”, se defendió D’Alessandro.
“La deberían condenar como a cualquier hija de vecino”
Un rato más tarde, luego de que el abogado profundizara su postura con episodios de la historia reciente Argentina, Feinmann volvió sobre el caso particular de Domínguez y expresó: “La deberían condenar como cualquier hija de vecino”.
“Pero Eduardo, ¿Cómo te van a condenar por algo que prohíbe la Constitución? Somos los dos hombres de Derecho. ¿Cómo vas a permitir que venga el poder ejecutivo y disponga dejarte adentro un año y medio sin una ley del congreso, como dice el artículo 23 de la Constitución Nacional?”, le preguntó D’Alessandro.
“Bueno, era lo que había porque estaba la salud de por medio . O por lo menos eso nos decía el Presidente todos los días. Nos vivía retando. Porque mientras todos nos quedábamos en nuestras casas su cliente fue a Olivos, a festejar un cumpleaños cuando la gente no podía”, contestó Feinmann.
“La gente no podía porque había un decreto inconstitucional -insistió el letrado-. Hay que estar muy atento al avasallamiento de los derechos individuales por parte del ejecutivo”.
“Estoy de acuerdo. El tema es que el año pasado había una emergencia social y sanitaria muy particular. El DNU no era un estado de sitio”, dijo Feinmann.
“No, justamente, para poder limitar el derecho de circular o de reunión tiene que haber un estado de sitio. Te engañaron, Eduardo, te agarraron desprevenido, porque como había una pandemia nos corrieron con eso. Y después terminamos viendo que murieron 110.000 personas, y fue un gran cuento al que nos sometieron”, señaló D’Alessandro.
Más tarde, cuando Feinmann cuestionó que Domínguez “se mataba de risa tomando champagne con Fabiola”, el abogado respondió que había que diferenciar “la condena moral” de “la condena jurídica”. Y agregó: “¿Por qué tengo que dar explicaciones de que ella fue a una fiesta equivocadamente?”.
Más tarde, D’Alessandro señaló que su clienta le dijo que había ido a Olivos esa noche porque pensó que se trataba de un “festejo íntimo”, pero que cuando se encontró con más gente no “se atrevió al decirle al presidente” que se quería ir.
LA NACION