Milca Velázquez, una enfermera argentina que vive en Bélgica, viajó a la frontera con Ucrania para ayudar a refugiados y pudo rescatar a dos madres con sus respectivas hijas adolescentes.
En diálogo con Pablo Rossi en su programa en LN+, la enfermera dijo que vive en Mons, una ciudad ubicada en la frontera con Francia. “Estoy del otro lado de Polonia y Ucrania, donde me encontraba hasta hace poquitas horas”, detalló la argentina que está radicada en Bélgica desde hace 20 años.
Milca viajó con su esposo, Jorge, a ayudar “como podíamos” y reconoció que la barrera del idioma complicó bastante las cosas. Ella es de Buenos Aires y él de Puiggari, Entre Ríos. “Los dos nos vinimos cuando mi hija tenía 18 meses y tuvimos dos hijas más acá, en total somos cinco”, comentó.
A través de las redes sociales, la argentina está en contacto con enfermeras de todo el mundo. Así es como conoció a Eugenia, una colega que vive Buenos Aires y le preguntó a Milca por qué estaba posteando tantas cosas sobre Ucrania en su perfil de Facebook. “Acá en Europa estamos todos bastante tocados con este tema, nos chocó esto”, explicó y dijo que Eugenia le abrió los ojos.
“Ella es ucraniana en Argentina, descendiente de ucranianos y tiene una prima en Ucrania. Me empezó a contar su historia y la vi tan angustiada que le dije: ‘Mirá, es el otro lado de Europa, es carísimo el combustible ahora pero lo voy a hacer por tu prima’”, relató. El objetivo, en primera instancia, era buscarla a ella pero la mujer se negó a salir del país porque sus hijas no querían dejar al padre solo.
De cualquier manera, Eugenia pasó de ser una desconocida a ser una amiga. “Voy por vos, porque sos una compatriota y una enfermera y veo que estás sufriendo”, le dijo antes de partir en su camioneta llena de donaciones hacia Ucrania. O hasta donde se lo permitieran los controles militares. Milca explicó además que se sintió identificada con la historia de la prima de Eugenia porque tiene su misma edad y también tres hijas mujeres. “Era una copia de mi vida”, aseguró y se le quebró la voz.
“Si yo estuviera ahí y nadie me viniera a salvar... entonces le dije a mi esposo: ‘Jorge, tenemos que ir’. Y me acompañó. Él es bueno y me acompaña en todas las cosas que hago”, aseguró orgullosa.
La pareja logró llegar a Medyka, Polonia, una ciudad que está justo al lado de Ucrania. “Llegamos hasta dos kilómetros antes, después no podés pasar sin autorización”, explicó la enfermera. “Después nos dirigimos con todas las donaciones que llevamos desde Bélgica a un centro gigante, era un shopping grande, vacían todas las tiendas y ponen cuchetas, una al lado de la otra. Ves gente durmiendo con desconocidos”, aseguró.
Milca estaba dispuesta a traer gente en la camioneta y se lo comunicó a una voluntaria ucraniana que hablaba español. “Mandame seis personas, no me importa quién”, le dijo y explicó que “es muy difícil que la gente quiera ir hasta Bélgica porque es muy lejos de Ucrania, son 1500 kilómetros”.
Sin embargo, en un momento le sonó el teléfono. “Venite ya que tengo personas para vos”, le dijeron del otro lado. Fue corriendo hasta el lugar que le habían indicado y cuando llegó había dos mamás con sus respectivas dos hijas de 14 años.
Milca les mostró fotos de su casa, las llevó a la camioneta para que vean cómo sería el viaje y les explicó que la educación en Bélgica es completamente gratuita. “Fue emocionante el regreso. Estábamos todos sucios, hacía cuatro días que no me bañaba porque en la frontera no tenés nada”, aseguró la enfermera argentina y mostró una foto en donde se puede ver a las dos madres ucranianas con sus hijas y Jorge, su marido.