Rolando Villafañe tenía 61 años. Fue asesinado de un balazo al tirotearse con ladrones que intentaron ingresar a su fábrica de productos de algodón en Caseros, partido de Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires. Mientras que la Justicia intenta dar con sus homicidas, Ana, su esposa, y Julieta, su hija, brindaron su testimonio en diálogo con Eduardo Feinmann por LN+. Con lágrimas en los ojos recordaron a su querido Rolando y agradecieron por cómo se comportó la gente y la prensa tras lo sucedido.
“La gente quería tanto a mi papá que se empezó a mover por eso. No creo que mi papá haya sido el único que le haya pasado esto pero se está moviendo mucho porque se hizo viral”, reconoció Julieta quien además aclaró que los asesinos de su padre no le robaron nada. “Nunca pensé en mi vida tener que pasar por esta situación de tener que elegirle un cajón, el horario de entierro. Nunca en mi vida pensé tener que pasar por esto ahora... uno se piensa que se van a morir de viejos, no que me lo van a matar de esta manera”, expresó desconsolada.
“Parece mentira que la semana pasada se puso a llorar porque decía que él tenía miedo que el día que falte, todo lo que construyó durante tantos años se derrumbe. Yo le prometí que iba a continuar con todo esto, que él se quede tranquilo que yo me iba a hacer cargo de todo”, recordó. A su lado, Ana no podía controlar las lágrimas y acotaba lo que podía. “Desde los 15 años que estábamos juntos, y me lo quitaron de esta manera tan cruel y tan violenta, sin llevarle nada... es algo insólito, no lo puedo creer. Se me fue mi vida, mi pilar, mi compañero de vida”, agregó.
Julieta siguió con el recuerdo de su padre. Enfatizó su espíritu trabajador y dedicado con la fábrica que supo ser de su abuelo y relató cómo era su jornada laboral, que culminaba visitándola a ella y durmiéndose en el sillón. “Iba día por medio a la una de la mañana a abrir la fábrica. Se encargaba de preparar la producción para que los empleados a las seis tengan con qué trabajar. Él se quedó con los horarios que manejaba mi abuelo porque antes el algodón tardaba 48 horas en cocinarse y él bajó el tiempo de cocinado a 6. Era muy inteligente, es el legado que nos dejó y le prometimos que vamos a continuar con lo que él hizo”, señaló.
Por último, pidió que se haga justicia por la muerte de su papá y dejó una reflexión sobre la situación de la Argentina. “Tenemos que vivir entre rejas para estar más seguros, no tenemos que vivir con ese miedo. El país se cae a pedazos, las cosas están cada vez más caras. Si no podemos modificar la economía, por lo menos dennos seguridad y el placer de poder salir a la calle, salir tranquilos, ir a trabajar y volver”, cerró. Del otro lado, un conmovido Eduardo Feinmann intentaba seguir adelante