Para el especialista, hay que tener “cuidado con la falsa sensación de seguridad de una enfermedad leve”
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En medio de la tercera ola del coronavirus en la Argentina, el doctor Conrado Estol criticó duramente el ritmo de vacunación en la Argentina. “Es lentísima, está en modo fin de semana”, lanzó al conversar con Mesa Chica, por LN+.
Según puntualizó el profesional, actualmente se dan, en promedio, 200.000 aplicaciones diarias, lo cual quiere decir que, en los últimos 7 días, ha caído un 70% la cantidad de vacunas aplicadas en un país que tiene el 70% de personas con dos dosis, y muchos de ellos ya han pasado los 6 meses recomendados para la aplicación del refuerzo.
En este contexto, Estol recordó que el 29 de noviembre había 2000 infectados; el 15 de diciembre, 5000; 20 de diciembre, 10.000; y en las últimas 24 horas, cerca de 34.000 casos. “Hay un ascenso vertical de contagios”, describió.
En relación con esto, el médico neurólogo detalló que el índice de positividad de los testeos es del 30%, y evaluó: “Eso índica que, si contaron 34.000 debe haber 60.000 por lo menos, si se hubiera testeado en escala”. Entonces, tras considerar que “es difícil que el testeo escale a lo que debería” y que la Argentina está “sobrepasada” en este aspecto. Así, dijo que el país está en el número 105 en cuanto a la cantidad de testeos, y propuso: “Tendrían que estar liberados los tests de antígenos para que la gente en su casa pueda hacérselo ante la más mínima duda y pueda descartar o no infección”. Y concluyó: “Tendría que estar libre la venta de estos tests porque es una forma de controlar la pandemia más allá de la vacuna”.
Además, alertó que en Estados Unidos se elevaron los casos de internación ante la suba de contagios, hasta el punto de de que se cuadricularon la cantidad de internaciones de chicos de más o menos cinco años por la peligrosidad de la variante delta. “Cuidado con la falsa sensación de seguridad de una enfermedad leve”, sentenció.
Sobre el final de su participación en el programa de José del Río, Estol dijo que posiblemente muchos de los casos de la Argentina correspondan a esa cepa. Sin embargo, consideró que “el país no debería cerrar” pese a que la situación “es preocupante”, y proyectó cuáles podrían ser las consecuencias de esta crecida de casos en el territorio nacional: “No es realista pensar que en la Argentina se pueda usar un pase sanitario en forma confiable, pero obviamente que los eventos superdispersadores, como boliches y las canchas de fútbol con decenas de miles de personas, tendrían que estar restringidos en este momento. El colegio tendría que ser lo último en cerrar”.
Entonces, reforzó: “El objetivo es el refuerzo. La tercera dosis duraría 10 semanas, o sea mucho menos de lo que se pensaba. Nos tenemos que ir adaptando permanente y estamos aprendiendo todos los días. La clave: vacunar. Refuerzo ya a los que no lo tienen”.
LA NACION