En su columna, el periodista apuntó contra la CGT; “Defienden los curros y las inexplicables fortunas del kirchnerismo, ya no defienden a los trabajadores”, aseveró
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Héctor Daer es uno de los triunviros que maneja la CGT. Tiene 62 años y hace 30 que conduce el gremio de la sanidad. ¿Escucho? Treinta años!!! Se pasó la mitad de su vida atornillado a un trono sindical, digno de una monarquía. Igual que todos los jerarcas de la central obrera, no presenta públicamente la declaración jurada de su patrimonio, pese a que manejan millonarios fondos de las obras sociales.
Héctor Daer fue y es peronista de todos los colores, tal como su ideología lo ordena. Fue menemista, duhaldista, kirchnerista, cristinista, albertista y ahora, massista. Acaba de decir, muy suelto de cuerpo que “Sergio Massa es el que mejor representa” a su movimiento para ir a las elecciones. Y agregó que “Sergio todavía prefiere seguir siendo ministro y no candidato, y eso, también habla de su responsabilidad y compromiso”.
Más que un massismo oportunista y acomodaticio, estamos ante la presencia de un masoquismo perverso. Masoquismo, según el diccionario de la Real Academia Española, en su segunda acepción es “complacencia en sentirse humillado o maltratado”. La definición describe justo a quienes proponen en nombre de los trabajadores votar a su verdugo. Daer no es el único, pero fue la vanguardia a la hora de hacer pública su obsecuencia. Elogia el nivel de representatividad, responsabilidad y compromiso de quien es el culpable, entre otros, de que los trabajadores estén pasando por uno de los peores momentos de su historia. Insisto, votar al verdugo. Masoquismo “injusticialista”.
La inflación descontrolada que superará el 130% anual les tritura el poder adquisitivo de su salario. El cierre de empresas multiplica la desocupación y hay dos datos que son estremecedores. Hoy sufrimos más de 5 millones 600 mil trabajadores en negro y miles de trabajadores registrados que están por debajo de la línea de pobreza. Esto no pasó nunca. Tocamos fondo. Hasta Cristina lo reconoció en su última clase magistral.
¿Y qué hace la Confederación General de los Trabajadores frente a semejante drama? Un actito de morondanga y expresan su apoyo a quien más los perjudicó sin que se les caiga la cara de vergüenza.
La CGT fue, es y será una corporación más de la gran corporación oligárquica en la que se ha convertido el peronismo secuestrado por el kirchnerismo. Defienden sus curros, sus inexplicables fortunas y sus privilegios. Ya no defienden a los trabajadores.
¿Se imagina como estaría el país si el gobierno no fuera peronista? Estaría paralizado e incendiado. Pero como el oficialismo es kirchnerista y son del palo, los jerarcas gremiales no llamaron ni a una hora de paro.
El clan de los Moyano se ha cansado de fundir pequeñas empresas con sus bloqueos delictivos y extorsivos. Emilio Pérsico, comandante del movimiento Evita confirmó que Sergio Massa les pidió que salieran juntos a apretar a los empresarios para que bajaran los precios.
Va en línea con lo que dijo Carlos Pagni: “El rol de Cristina es proveer disciplina social a un ajuste doloroso, mal hecho y destartalado”. Cristina es la autora intelectual del blindaje a Sergio Massa y “los Daer de la vida”, los autores materiales.
Todos los profesionales aseguran que entramos en estanflación y que este año la economía caerá como mínimo un 4%. Es una completa catástrofe. Y como solución Héctor Daer y sus muchachos millonarios proponen votar al que comanda este barco que se hunde.
Esa idea nefasta no conforma ni siquiera a Pablo Moyano, otro de los triunviros cegetistas, el más camporista y patotero que pegó un portazo y se bajó del acto de esta tarde.
Uno de sus seguidores, el salvaje Mario Manrique, el segundo del sindicato de mecánicos también expresó su desacuerdo. Es el mismo que dijo que había que prenderles fuego a los empresarios más importantes de la argentina y “romperles el orto a los formadores de precios”.
Sergio Massa se va a arrepentir toda su vida de haber dicho que su objetivo era que “la inflación empiece con 3% en abril”. Fue a mediados del año pasado. Cada día está más preso de sus propias palabras. En abril la inflación fue un terremoto de 7,7% y todo indica que no va a bajar en este mes de mayo.
Es decir más del doble del humo que vendió apenas asumió. En el año vamos a estar por arriba del 130% de inflación. Conclusión: Massa acaba de sacar su último conejo muerto de su galera sin magia.
Cómo si esto fuera poco, vaticinó que la economía iba a crecer este año “por arriba del 5%”. Y ya le dije que los cálculos más optimistas dicen que va a caer el 4%. Pifió por 9% de diferencia. Un mamarracho más de Massita. Con estos números la hecatombe económica se profundiza y el presupuesto ha sido reducido a papel mojado.
La gestión del ministro Martín Guzmán, medida en resultados, fue muy mala. La gestión de Sergio Massa es el doble de mala. No mejoró ninguno de los indicadores y por el contrario, multiplicó todos los problemas. Hay más pobreza, más indigencia, más inflación, menos inversión, menos crecimiento, casi nulas reservas en el Banco Central y menos ilusiones. Los precios justos, controlados o como quieran llamarle, perdieron por goleada. El saltimbanqui de Matías Tombolini ya no sabe que inventar para controlar el descontrol.
La presunta picardía criolla de Massa, la astucia de vivillo que tiene para moverse, fue perforada por todos los costados. Hasta los empresarios más chupamedias que compran con alegría todo lo que Massa vende, están desilusionados y lamentan el fracaso absoluto de Sergio, como le dicen con afecto.
Hasta algunos periodistas que nos vendieron al Alberto moderado y estadista y que después ofrecieron a Sergio Massa como alguien racional y eficiente, están abandonando el blindaje. Lo acompañaron a Massa hasta la puerta de su cementerio político. Pero no se quieren enterrar con él.
Tal vez miran las encuestas en donde la imagen negativa del muchachito del Tigre está por las nubes junto a la de los otros integrantes de la línea fundadora de este gobierno fracasado: Alberto y Cristina.
Massa es una perinola que vació el valor de su palabra. ¿Se acuerda de aquel discurso en voz alta, en la cancha de Vélez, cuando garantizó que iba a barrer a los ñoquis camporistas y meter preso a los corruptos?
Los definió como “parásitos que están tomando el control del estado”.
Hoy es el principal socio (y cómplice) de Máximo Kirchner, el comandante en jefe de la Orga.
Hoy, no solamente no barrió a ningún ñoqui. Se puso una fábrica de pastas con Máximo.
Pero no hay nadie más crítico de Sergio Massa que su compañero de espacio, Juan Grabois. Lo insulta a los gritos y le dijo: “Sinvergüenza, vendepatria y cagador”. Lo dice Grabois, que integra la coalición oficial igual que Héctor Daer que dice que Massa es quien mejor los representa. Masoquismo al palo.