En LN+, el periodista analizó a ambas figuras del oficialismo y su intención de posicionarse de cara a las elecciones; la economía, el asunto urgente
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No hay muchos antecedentes de que los aspirantes a candidatos a presidente sean las piezas claves de un gobierno de un fracaso estrepitoso. En general los dirigentes que son catapultados a la cima de la boleta electoral son elegidos por el mérito y por la capacidad demostrada en la gestión. En este caso insólito, es al revés. Sergio Massa y Wado de Pedro son los candidatos paridos por la hecatombe y el derrumbe de este cuarto gobiernos kirchnerista. Son los elegidos por descarte. Por default de grandes figuras o militantes taquilleros. “Es lo que hay”, dicen en voz baja en el justicialismo. “Es lo menos malo que tenemos”, se consuelan. Es una situación tan extraña e inusual que muchos se preguntan cómo fue que llegaron hasta este lugar.
Primero hay que decir que los grandes responsables de este mamarracho indigno del oficialismo son Cristina, Alberto y Massa, el triángulo de las Bermudas. Los llamo así, porque en esa geometría oceánica se hundieron gran parte de los mejores sueños de los argentinos. Chocaron la calesita. Nunca hubo un gobierno tan desastroso desde el regreso de la democracia. Una presunta astucia de Cristina que eligió a Alberto, les permitió triunfar en las elecciones pero perder por goleada en la administración del país. “Volvimos mejores”, decían y dejan una Argentina rota en mil pedazos en todos los planos. Con muchos más pobres, con mucha más inflación, con mucha más inseguridad y con una deuda multiplicada hasta el infinito. Y como si esto fuera poco regaron la cultura con conceptos tóxicos como la impunidad, la reivindicación de la vagancia y los aprietes mafiosos y extorsivos de sindicalistas y piqueteros.
Está claro que los tres son los máximos culpables de que nos hayamos caído a este pozo tan profundo. Alberto se dio cuenta a tiempo y para evitar el papelón histórico anunció que no iba a ir por la reelección. Cristina se cansó de decir que no va a ser candidata a nada, que no se hagan los rulos y que ya dio todo.
En realidad más que dar todo, se llevó todo. Ultra millonaria en su paso por el poder, pero ese es un tema para otro día.
El tercero en cuestión, fue y es Sergio Massa. Primero fue el que posibilitó la vuelta del cristinismo y La Cámpora al poder pese a que había proclamado a los cuatro vientos que los iba a meter presos y que iba a barrer a todos los ñoquis.
Esa traición fundacional terminó por convertir su palabra en humo y su credibilidad en una hoja al viento. Pero su rol en la construcción de la coalición del Frente de Todos contra Todos no fue su único pecado. Audaz y vivillo como se auto percibe, aceptó ser ministro de economía. Una apuesta timbera que jugó con el futuro de los argentinos. ¿Qué pensó? “Si resuelvo este despelote económico soy candidato a presidente y gano”. Y si no puedo, si te he visto no me acuerdo y en un par de meses, vuelvo a mentir, vuelvo al operativo panqueque y me reciclo. Así es Massa. ¿Y qué pasó? Una catástrofe económica que estamos sufriendo y que superó por lejos la calamidad social que dejó Martín Guzmán. Los números de la inflación imparable, de la indigencia horrorosa, de la falta de inversión de la ausencia de reservas en al Banco Central nos colocan con los peores países del mundo y nos hacen correr frío por la espalda.
Por eso le digo que su posible candidatura es producto de la devastación que está dejando en nuestra patria. Nunca visto. Lo premian por las barbaridades que hizo. O mejor dicho, no tienen muchos candidatos mejores porque Cristina en su verticalismo autoritario se dedicó a evitar que surgiera algún dirigente nuevo que fuera atractivo para el electorado. Si no se arrodilla ante el altar de Cristina, ella lo desecha, lo humilla y lo ningunea hasta que cruzan de vereda. Es lo que pasó con cientos. Para empezar con Alberto, Aníbal, Scioli y Agustín Rossi, entre otros.
Resulta increíble, pero el ministro de Economía de este gobierno tal vez haga campaña a presidente prometiendo hacer cosas buenas que hasta ahora no las hizo. No tuvieron una sola idea razonable. No solucionaron ninguno de los problemas. Y si se les llega a ocurrir alguna salida positiva, sería bueno que las apliquen ahora porque aunque lo nieguen, están en el poder. Y la mayoría de la gente no aguanta más. Quieren ser gobierno pero son gobierno ahora.
Con Wado de Pedro pasan algunas cosas parecidas. Habla de futuro, es el preferido de Cristina, pero es el ministro del interior de este gobierno. Nos quiere hacer creer al igual que Cristina que no tiene nada que ver con este gobierno nefasto. Pero Wado es uno de los principales ministros y como la materia gris de La Cámpora, tiene acceso con Máximo, el príncipe heredero a montañas de dinero de las principales cajas que manejan. El 50 % del presupuesto argentino está en manos de los camporistas. Tienen más de 20 mil cuadros metidos como ñoquis en los pliegues del estado. Eso no les sirvió para gobernar bien ni para ayudar al pueblo con el que se llenan la boca, pero les fue útil para tener altísimos sueldos, chofer, celulares, secretarias y para sabotear desde adentro al futuro gobierno si no es kirchnerista.
Wado no acusa peso en la balanza del conocimiento popular. En las encuestas presenciales, mucha gente no lo reconoce ni en las fotografías. A lo sumo los más informados, lo confunden con el actor Esteban Lamothe por su parecido físico. Dicho sea de paso, el actor dijo que está entusiasmado con Wado y con Grabois.
En el estreno de una película, también Nancy Duplaa confesó que Wado le encanta y Cecilia Roth dijo que lo importante es que no gane la derecha ni la ultraderecha.
Lo concreto que una candidatura a presidente de Wado sería afrontar el riesgo de terminar tercero, de quedar afuera de la segunda vuelta y de llevar al peronismo a la peor elección de su historia. No tiene éxitos de gestión para exhibir, sus ideas son repeticiones calcadas de lo que dice y hace Cristina. “Es un Zannini, más joven”, lo definieron en el justicialismo. Cristina lo valora porque es el hijo de “una generación diezmada”, como lo llamó por ser hijo de desaparecidos. Pero la verdad es que con ser familiar de víctimas no alcanza para dar la estatura de candidato a presidente.
¿Se imagina este país gobernado por Sergio Massa o por Wado de Pedro? Sería muy parecido a este gobierno que integran Sergio Massa y Wado de Pedro? Menos de lo mismo. Eso es lo que son. Mucho menos de los mismo y creo que la gran mayoría de la gente no estaría dispuesta a votarlos. Las urnas tienen la palabra.