En LN+, el periodista analizó las causas que pesan sobre Cristina Kirchner; “Si no hay premios ni castigos no hay país posible”, aseveró
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¿Qué significa cerrar la grieta? ¿Evitar todo tipo de insultos y descalificaciones? ¿Buscar consensos mínimos y administrar con racionalidad y sin agresiones los disensos? En eso estoy de acuerdo.
Ninguna familia, ninguna empresa o país puede crecer sin cohesión. Para desarrollar con inclusión y en forma igualitaria a la Argentina, necesitamos tirar todos para un mismo lado y no ventear la energía en peleas fraticidas. En eso estoy de acuerdo. Son necesarios los acuerdos de estado. Pero no todos pueden participar de ese proceso de reparación de las heridas. La condición previa es que queden afuera los corruptos y los golpistas. El cierre de la grieta no puede hacerse sobre la base de la impunidad. No se puede hacer borrón y cuenta nueva sobre los que cometieron graves delitos. Eso sería edificar la realidad sobre pilares de barro.
Eso sería un engaño para que una vez más no haya verdad, juicio, castigo ni condena para los ladrones de estado y los autoritarios que no respetan la ley ni la Constitución. ¿Se entiende? Le doy un ejemplo.
¿Se puede cerrar la grieta con quienes se hicieron ultra millonarios en la función pública como los Kirchner y los Báez?
Yo no quiero cerrar ninguna grieta con ellos. No hay nada que hablar con los integrantes del Cártel de los Pingüinos Millonarios. Los corruptos y golpistas no pueden tener un lugar en la mesa junto a los dirigentes honrados y los que proponen fortalecer una democracia republicana e inclusiva.
Cerrar la grieta con los ladrones de estado es igual a impunidad y a libertad para robar y enriquecerse ilícitamente. La señal sería nefasta para la sociedad. Si no hay premios ni castigos no hay país posible.
Con estos delincuentes no hay grieta que cerrar. Hay que cerrar bien las puertas del calabozo para que paguen por sus delitos. Son los responsables del robo del siglo. De la mayor corrupción de la historia democrática. Son culpables de crímenes de lesa indignidad.
Fue tanto el océano de dólares sucios que robaron que alcanzó para todos y todas. Todos robaron para ellos y para la corona. Yo con ellos no cierro la grieta. Cierro la puerta y me cuido los bolsillos.
Hablo de los funcionarios, amigos, socios y testaferros de Cristina y de Cristina también. No dejaron delito por cometer. No hay acuerdo posible. Solo que se sometan a la justicia. Eso es lo que corresponde.
Nos separa un abismo de honradez y ética republicana.
Con Amado Boudou no quiero cerrar ninguna grieta. No tengo nada que hablar con semejante atorrante de estado. Con Julio de Vido y Milagro Sala, tampoco.
¿Hay que cerrar alguna grieta con delincuentes condenados y de esa calaña? Repito: cerrar bien la puerta del calabozo para que no se escapen.
¿Hay que cerrar alguna grieta con los magnates sindicales mafiosos? Los que bloquean y los que extorsionan.
Esa gente está fuera de la ley y la democracia los debe castigar con todo el peso de la ley. Es una grieta para siempre con estos tipos. Entre estos tipos y yo hay algo personal, diría Joan Manuel Serrat.
Con los fanáticos autoritarios e integrantes del Ministerio de la Venganza no quiero cerrar ninguna grieta. Hebe Bonafini, Tristán Bauer y Luis D’Elía, entre otros, se cansaron de insultar y amenazar a muchos jueces, fiscales, opositores y periodistas independientes.
Ayer nomás Dalbón intimidó a los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola y al dibujante Nik, en menos de 24 horas.
¿Hay diálogo posible con los que quieren cambiar la Constitución y la Corte Suprema para ponerlas al servicio de una camiseta partidaria pingüina y de la impunidad para Cristina y su banda? ¿Se puede dialogar con los que quieren censurar periodistas y someterlos a la esclavitud como intentaron hacerlo durante 12 años? ¿Se puede llegar a algún acuerdo con los que armaron el régimen de Santa Cruz y sueñan con convertirnos en Venezuela?
¿Y con los empresarios que se enriquecieron con el dinero del pueblo, las coimas y los sobreprecios que hacemos? Ni olvido ni perdón. Verdad, justicia y condena,
Le recuerdo que varios de estos empresarios dicen que fueron obligados, extorsionados, pero en muchos casos, ellos estaban felices de participar en esa cartelización nefasta. No estaban obligados a competir, ponían el precio que más le gustaba y le cargaban sobreprecios de hasta el 50% o más en algunos casos y de allí, salían las coimas, el retorno, o como usted las quiera llamar. ¿Se entiende? Los empresarios no pagaban las coimas de sus ganancias. De ninguna manera. La sacaban de los sobreprecios. Por lo tanto todos los argentinos pagamos esas malditas coimas.
La cantidad de información y documentación que aportaron los arrepentidos ante la justicia dejaron desnuda a Cristina. La tienen acorralada. Ya nadie puede dudar que fue la “jefa” que sucedió a Néstor, el jefe.
Está claro que cuando Néstor se murió, ella asumió la conducción política de su espacio pero también la gerencia administrativa de coimas, lavado y mega corrupción de estado.
La Argentina se debe reconstruir sobre la base del respeto a la Constitución, la división de poderes y la ética republicana. Hay lugar para todos en el diálogo institucional. Menos para los corruptos y golpistas. Con ellos no hay ninguna grieta que cerrar.