El periodista cuestionó duramente la campaña del municipio de Morón; “Acá no hay grieta. La droga mata a todos por igual”, apuntó
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El intendente de Morón cometió la salvajada de fomentar el consumo de drogas. De eso no hay dudas. Las dos personas que más duramente le salieron al cruce, fueron víctimas de la maldita cocaína. Por un lado, un joven de Ituzaingó, ex adicto, que hoy enseña boxeo y que salió de ese infierno, gracias a la ayuda de profesionales del estado. Sintetizó el drama como nadie. Dijo, “la droga te lleva a la cárcel o al cementerio”. (Fue anoche, en este programa y lo tomamos del Instagram de Cristian Ritondo).
La segunda víctima fue Marina Charpentier, la madre de Chano. En el programa de Eduardo Feinmann, su testimonio fue desgarrador y contundente contra el gobierno nacional: “Esto es intencional porque nos quieren pobres, brutos y enfermos”. Indignada Marina dijo que al principio pensó en ir a la casa de Luca Ghi, para preguntarle si estaba loco o nos estaba cargando, porque un dealer es un sicario que va a matar a alguien”.
Lo de Feinmann fue directamente demoledor contra el militante de Sabbatella. Le preguntó si les diría a sus hijos que vayan despacito con la cocaína”.
La madre de Chano sabe que la adicción a las drogas es una enfermedad familiar porque la destruye y social, porque transforma a los consumidores en delincuentes cuando no tienen dinero para comprar las sustancias y en muertos o en el mejor de los casos, en enfermos vitalicios. Lo vive en carne propia. Su hijo, enloquecido fue capaz de chocar autos y hasta recibió un balazo de un policía que intentaba contenerlo.
Marina aseguró que ese folleto criminal repartido en una actividad en la principal plaza de Morón era lo mismo que decir: “Dróguense, no tenemos problemas. Es mentira que quieran combatirlo, es la naturalización del consumo”.
Ya hay dos denuncias penales presentadas. La del diputado Waldo Woff y la de un abogado. Ambas acusan al intendente cristinista de hacer apología e incitación al consumo de estupefacientes”. Y eso está penado por la ley. Es un delito.
La madre de Chano dijo además que el gobierno “no quiere que la gente piense, los quiere estupidizados, sin estudiar, sin trabajar, para que no puedan pensar por sí mismos, para que ellos puedan conservar el poder. Es algo de terror, siniestro”.
La droga es un veneno. Está absolutamente comprobado. El estado no puede ni debe enseñar a consumir más ordenadamente para reducir los daños. Eso tal vez puede funcionar en un círculo reducido de adictos en recuperación. Pero jamás, utilizar ese mensaje entre jóvenes que no hayan caído en esa desgracia. Porque le están enseñando a drogarse. Mejor las flores de marihuana que el ladrillo prensado. La cocaína tomála de a poco y despacito, tomá poquito para ver cómo reacciona tu cuerpo. Conseguilo de fuentes confiables.
Se creen de avanzada revolucionaria y muy cool porque fomentan semejante hecho criminal. Pero son reaccionarios que atrasan porque la droga te quita la libertad. La droga te convierte en esclavo. Y las dos preguntas del millón. ¿Cuánto es poquito para los falsos progresistas del cristinismo que gobierna Morón? ¿Cuál es la fuente confiable que recomiendan?
Las ambulancias de Mario Ishi, el intendente preferido de Alberto? ¿Los proveedores de Morón?
Es cierto lo que dijo Ritondo. La droga es el padre y la madre de todos los delitos. Los narcos que utilizan a los enfermos que consumen su basura están metidos en todas las instituciones. Y prostituyen a la política, a la policía, a la justicia y a los medios con fortunas de dinero manchado de sangre. El general Martín Balza dice que es difícil combatir a los narcos porque dispara con misiles de un millón de dólares.
Hay que decirlo de la manera más descarnada posible: no hay droga buena porque no hay muerte buena. Y la droga asesina. Todas las drogas matan: Más temprano o más tarde. Algunas matan en forma fulminante y otras lo hacen por goteo: primero te esclavizan, te hacen adicto, te dominan hasta que finalmente, cuando menos lo esperas, te clavan un puñal por la espalda.
La droga no discrimina. No hace diferencias ni por edades, ni por condición social, ni por sexo y mucho menos por ideología. Acá no hay grieta. La droga mata a todos por igual. Solo que como el hilo se corta siempre por lo más delgado, impacta más entre los más pobres y entre los más chicos.
El consumo, la producción, la exportación y el lavado de dinero proveniente del narcotráfico son los cuatro eslabones que integran esa cadena criminal nefasta. La droga es el principal enemigo del pueblo. Un patrón del mal que produce una verdadera implosión social. El kirchnerismo siempre tuvo una actitud cómplice y negadora. No solo por los millones de dólares que embolsaron con el contrabando de efedrina y por el triple crimen. También porque personajes fuertes del gobierno como Aníbal Fernández miraban para otro lado y subestimaban el problema. Minimizaban el drama diciendo que éramos un país de tránsito. Si de tránsito… hacia el precipicio. Hasta los propios compañeros peronistas de Aníbal como los ex ministros de este gobierno, Felipe Solá y Daniel Arroyo, en un spot de campaña le pasaron la factura al actual ministro de este gobierno.
No solamente la droga mata. En general, en la mayoría de los casos, mata a pibes. Es un crimen a la vista de todos que liquida a los jóvenes. Es urgente y nos toca a nosotros levantar esta bandera y llevarla a la victoria. “Ni un pibe menos por la droga” debe ser nuestro objetivo colectivo. Nuestra epopeya nacional. Ni uno menos por la droga. Ni uno menos.
No hay otro camino que matar a la droga antes de que la droga nos mate a nosotros.