En LN+, el periodista alertó que se encuentra fuera del radar de la justicia “desde hace 74 días”; “Es un papelón”, aseguró
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La amenaza terrorista contra la soberanía nacional por parte de los seudo mapuches es clave en la relación entre Argentina y Chile. Sin embargo, públicamente, ni Alberto Fernández ni Gabriel Boric se explayaron sobre el tema. Para ambos lados de la cordillera es grave que Facundo Jones Huala se mantenga prófugo de la justicia desde hace 74 días. Esto demuestra la falta de interés de los estados en capturarlo y la fuerte capacidad operativa de estos grupos.
Jones Huala en libertad es un papelón para ambos países y una amenaza para los argentinos y chilenos que quieren vivir en paz.
No hay que olvidar que a Jones Huala no le tembló la voz para convocar a la lucha armada. El comandante de estos violentos antidemocráticos y anti argentinos, mediante un comunicado, convocó a sus soldados a la lucha armada para vengar el asesinato de Elías Garay, que ocurrió en una de sus usurpaciones.
En forma brutal y desde la cárcel en Chile, este repugnante criminal instaló provocaciones intolerables:
- Que su muerte ni ninguna sea en vano, que la sangre sea vengada y la tierra recuperada, sean más que consignas, que las balas se van a devolver, sea más que un cantito.
Esta locura insurreccional y separatista es el corazón de sus palabras escritas. Insisto, no se trata de una declaración hecha de apuro y con bronca a un móvil periodístico. Es una proclama que llama a la guerra total. “Ya no podemos seguir solo con palos y piedras”, dice en otro párrafo.
La paz social y la democracia no pueden subestimar ni naturalizar estos desafíos. Es grave porque promete más sabotajes, más fuego y más muerte. Pero es mucho más grave porque cuentan con la complicidad del gobierno de Alberto y Cristina.
Aníbal, no se hace cargo de un conflicto que se salió de madre. Magdalena Odarda, protege y les da apoyo logístico a los delincuentes, igual que Horacio Pietragalla. Rafael Bielsa, los defiende en los tribunales chilenos. Los ex Montoneros, Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja, los representan en los tribunales argentinos. Victoria Donda, los arropa. Elizabeth Gómez Alcorta, fue abogada de Jones Huala. Carlos Zannini y Juan Cabandié, retiraron al estado nacional de los expedientes y entregaron las tierras que son de todos. Y hay toda una administración que se excita y disfruta con cualquier grupo que se inspira o se parece a la guerrilla de los 70. Llegaron a ignorar y a mirar para otro lado ante los atentados explosivos de los anarquistas que son el brazo urbano de los maputruchos.
Jones Huala estaba preso en la cárcel de Temuco. La justicia chilena lo había condenado a 9 años de prisión por haber incendiado una casa particular y por la portación ilegal de armas de fuego. Un tribunal le concedió la libertad condicional y aprovechó para fugarse y pasar a la clandestinidad. La Corte Suprema revocó esa libertad condicional pero Jones Huala no se presentó nunca más.
Hoy, este desafío tiene una gran centralidad en las relaciones con Chile. Por varios motivos. El flamante gobierno de Boric también simpatiza con estos provocadores. Les ofrece diálogo y le responden con tiros e incendios. Boric primero desactivó la decisión del anterior presidente Sebastián Piñera que había decretado la militarización excepcional de la zona de la Araucanía. Después la ministra más importante y radicalizada, Iskia Siches, a cargo de la cartera de Interior, se refirió a esa región como Wallmapu, que es como los mapuches denominan a lo que consideran su territorio. Es una toma de posición. Tan grave como nombrar Falkland a las islas Malvinas. Con eso demostró cuál es su postura. Pero no es un problema solamente de Chile. El mapa del Wallmapu incluye a las provincias argentinas de Chubut, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza y fragmentos de Córdoba, San Luis y Buenos Aires. No piden nada los muchachos. Pretenden medio país. Y el que los apoye estaría incurriendo en alta traición a la patria.
Un delirio absoluto que de inmediato repudio Miguel Ángel Pichetto en un tuit: “es una pretensión secesionista… que el gobierno de Boric está legitimando, una nación seudo mapuche independiente”.
La propia ministra Siches tuvo que pedir disculpas al gobierno argentino pero mantuvo su postura en lo referente a Chile.
La ministra Iskia Siches viajó a la zona para dialogar con los insurrectos y la recibieron a los balazos. Se tuvo que refugiar en una comisaría. El presidente Boric los convocó a una reunión para buscar acuerdos y como respuesta quemaron 15 viviendas el sábado pasado, en Cañete, a 600 kilómetros de Santiago.
Los violentos se adjudican la representación de los mapuches pero la gran mayoría de ese pueblo pacífico, trabajador e integrado no los reconoce como tal.
Queman camiones, ocupan propiedades privadas y fiscales, destruyen maquinaria vial o agrícola, cortan rutas y atacan a los puesteros de las estancias y a los gendarmes incluso con armas de fuego y toman tierras por la fuerza y no dejan entrar a nadie.
El que se levanta en armas contra la democracia merece el juicio y castigo correspondiente. No importa que camiseta tenga puesta. Los argentinos ya dijimos Nunca Más. Nunca más a los que utilizan fusiles en lugar de ideas. Nunca más a los que matan, dinamitan e incendian en lugar de argumentar. Quien quiera oír que oiga.
LA NACION