En LN+, el periodista analizó el tridente oficialista conformado por el Presidente, la vice y Sergio Massa; “No se hacen cargo de nada”, aseveró
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Este es un gobierno roto que rompió todo. Perpetran un papelón tras otro. Un desastre tras otro. Se plantan en el centro del escenario y se pegan tortazos en la cara como si fueran “Los tres Chiflados”, pero no le causan risa a nadie. Todo lo contrario, Alberto, Cristina y Massa producen estupor, inquietud y pánico porque todavía tienen mucho tiempo para destruir todo lo que se les pone adelante. No solucionaron ninguno de los problemas, agravaron los que existían y generaron nuevos inconvenientes. Por eso hay tanta unanimidad en caracterizarlos como el peor gobierno de la historia democrática.
Rompieron todo. Incluso ese mito de que el peronismo sabe gobernar. O que el peronismo, roba pero hace. Con un país en ruinas dan un espectáculo indecoroso peleándose delante de todos por ver quien lleva las manijas del féretro donde viaja este cuarto gobierno kirchnerista. Y digo que están muertos políticamente porque no reaccionan. Todos los indicadores son cada vez peores y en lugar de reconocer los problemas y buscar, con humildad los mejores remedios, miran para otro lado, niegan la realidad y multiplican el sufrimiento del pueblo argentino. Todo el tiempo buscan culpables en lugar de soluciones. La culpa es de Macri, de la pandemia, de la guerra, de los jueces, de los medios, de Martín Guzmán y siguen las firmas. Alberto, Cristina y Massa no tienen nada que ver. Los tres chiflados no se hacen cargo de nada.
Se llenan la boca hablando del pueblo argentino, de los más humildes y esos compatriotas, son los principales perjudicados.
¿Quién padece más esta súper inflación que huele a hiper? Es la peor de los últimos 30 años. En toda la gestión llevan 352 % de inflación. En el mismo período, Macri tuvo 167%. Alberto, como se ve con los números en la mesa, más del doble del diablo al que tanto fustigan.
Si se mantiene la inflación de alimentos y bebidas, anualizada vamos a llegar al 200%. ¿Se entiende? 200 por ciento. ¿Quiénes son los que gastan prácticamente todos sus magros ingresos en alimentos y en remedios? Los más pobres y vulnerables. Los jubilados. Los desocupados.
Con la inseguridad galopante pasa lo mismo. El crimen organizado y el desorganizado golpea con toda tu crueldad en los barrios más humildes. Son los que tienen menos recursos para colocar rejas, alarmas y cámaras de vigilancia. Todos los días hay asesinatos por nada. Por un celular, por un auto o en una entradera. En todos lados, pero sobre todo en Rosario por los narcos y en el Conurbano porque nadie los combate y todo es un descontrol. En estas últimas horas vimos situaciones de cuasi guerra civil con vecinos haciendo justicia por mano propia, insultando a la policía y rompiendo comisarías e insultando a Sergio Berni mientras exigían su presencia.
No es una excepción. Pasa a cada rato. El gobierno roto que rompió todo ni siquiera lo considera un problema. Su mirada zaffaroniana de la vida los hace estar siempre del lado de los delincuentes y encontrar excusas para sus delitos y nunca del lado de las víctimas. Se han cansado de liberar presos, de asistirlos con internet en las cárceles para que sigan conectados a sus cómplices y ordenen crímenes.
Simultáneamente, se muestran incapaces de respaldar y reconocer a los policías honestos y eficientes que se juegan la vida por defendernos. Todo uniformado es un enemigo colaborador de la dictadura. Eso piensan. Tienen la cabeza con un atraso de 40 años. Este es el país de los cortes. Y los tres chiflados, tampoco hacen nada. De los cortes de luz y de calles.
Ambas situaciones le hacen la vida imposible a los que trabajan y producen. No tienen derecho a ensañarse así con los que necesitan transitar para ir a su trabajo o los que pierden toda la mercadería que tienen en la heladera y no pueden ni bañarse.
Siempre encuentran una excusa. Nunca buscan una solución de sentido común. Todo lo complican porque lo miran con el prisma de la ideologitis o del resentimiento o, peor aún, de la corrupción.
Llevan a nuestra bendita Argentina a ser los mejores amigos de los mayores dictadores. La última payasada del nacional populismo chavista que los mueve fue ser cómplice de la huida de una delincuente de la embajada en Ecuador.
Condenada por corrupción y ex ministra de Rafael Correa, María Duarte se escapó a Venezuela, el aguantadero de malandras de todos los colores. Ecuador expulsó al embajador argentino. Y Argentina expulsó al embajador de Ecuador. Siempre del lado de los países donde mayor cantidad de habitantes huyen en busca de dignidad y libertad: Cuba, Venezuela y Nicaragua.
¿Hasta cuándo? El ladri feudalismo que encarnaron los Kirchner en Santa Cruz y en la Argentina se repite en varias provincias argentinas. Gildo en Formosa es el máximo ejemplo. Pero ahora, un tiranozuelo como Ricardo Quintela en La Rioja se da el gusto de proponer censurar a LN y otros medios independientes y de decirle a una maestra que protesta porque gana una miseria: “Andá a trabajar, vaga de mierda”.
¿Hasta dónde va a llegar este gobierno roto que rompió todo? ¿Cuál es su próximo objetivo a dinamitar? Las instituciones republicanas. La democracia representativa. La Corte Suprema de Justicia. El periodismo crítico. ¿Cuál es el límite? ¿Se acuerda cuando se criticaba el doble comando? Hoy son tres capitostes pero no manda ninguno. Ni Alberto, Ni Cristina ni Masa. Este es un gobierno a la deriva, sin timón.
Aníbal Fernández recién ahora descubrió a los impresentables de La Cámpora y lo nefasta que es la dupla Cristina- Máximo. La gran mayoría de los argentinos los viene padeciendo hace mucho. Cuando Aníbal les chupaba las medias y los ponía en un lugar de estadistas y cuadros militantes.
Estamos tocando fondo. La paciencia de los mansos se acaba. El populismo siquiátrico no está volviendo locos a todos.