En LN+, el periodista analizó el escándalo en torno al avión venezolano-iraní que aterrizó en Ezeiza
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Las relaciones carnales de los gobiernos kirchneristas con los países que más violan los derechos humanos, ya son una política de estado. Tal vez comenzaron con los negociados de dólares sucios de la mega corrupción disfrazada de Patria Grande, que parieron el concubinato de Hugo Chávez y Néstor Kirchner.
Podemos ubicar tres momentos culminantes, de alto impacto.
Primero, el tenebroso pacto firmado con Irán cuyo autor material fue el canciller Héctor Timerman.
Segundo, la pornográfica humillación a la que Alberto Fernández sometió a la Argentina, al ofrecerse como puerta y felpudo de entrada a la región al carnicero criminal de guerra Vladimir Putin.
Y finalmente, el rol de abogado defensor de las tres dictaduras de la región que hizo Alberto en la cumbre de Los Ángeles frente a Joe Biden.
Estamos ante una decisión nefasta del gobierno de los Fernández. Colocaron a Argentina del lado del eje del mal, lejos de las democracias republicanas y cerca de los países que fomentan el terrorismo de Hezbollah o la guerra contra Ucrania.
Cuba, Venezuela y Nicaragua no son, solamente tiranías. Tienen presos políticos, persiguen a opositores y homosexuales, practican la tortura y la censura y se sostienen en el poder con los militares y las ametralladoras AK 47 que les proveen los rusos.
El título del diario LA NACION de hoy, lo confirma: “El régimen de Ortega le abre la puerta al músculo militar del Kremlin”.
Hay que decir que Jorge Taiana, el ministro de Defensa, también firmó un acuerdo para entrenar a los militares argentinos en academias de Rusia. Fue en diciembre del año pasado y está vigente.
No se puede olvidar que el embajador argentino en Nicaragua, Daniel Capitanich, que todavía sigue en su puesto, fue cómplice de la presencia de Moshen Rezai en la asunción de Daniel Ortega. Rezai es uno de los iraníes que tiene circular roja porque los busca Interpol por los atentados cometidos en Argentina.
Hay que decirlo con todas las letras. Cuba, Venezuela y Nicaragua son la cabecera de playa de Rusia e Irán en América Latina. Se le adelantaron a Alberto. Eso es sumamente peligroso para el continente en general, pero especialmente para Argentina que sufrió dos atentaos como el de la embajada de Israel y el de la AMIA, el más grave de la historia de nuestro país. Ambos ataques criminales están impunes y fueron planificados y ejecutados por Hezbollah, un grupo terrorista financiado por Irán.
Por eso, Gerardo Milman, el exvice ministro de Seguridad encendió la luz de alerta respecto del avión “iranezolano”, un gigantesco Boeing 747 de carga. Presentó una denuncia a la justicia y dijo que “Sería una operación de inteligencia iraní y venezolana”. Es que todo es sospechoso. Ninguna explicación cierra.
¿A que vinieron?¿Por qué apagaron el aparato que permite que el avión sea ubicado por los radares? Dicen que traían autopartes. ¿A quién abastece en Argentina la desconocida industria automotriz de Irán o Venezuela? ¿Qué hicieron en Ciudad del Este? ¿Qué vinieron a traer? ¿Agentes secretos del sofisticado sistema de espías iraní? ¿Armas? El mismísimo ministro Aníbal Fernández confirmó que algunos de los tripulantes pertenecen a la sanguinaria fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán. Son muchas y graves las preguntas que tienen que responder.
Ni Brasil, ni Paraguay ni Uruguay le permitieron al sospechoso avión, volar sobre su espacio aéreo. En Argentina no tuvieron problemas. Bajaron en Córdoba por la niebla, después aterrizaron en Ezeiza, después volvieron a Ezeiza cuando Uruguay los rechazó. Jugaron de locales ya sea por una negligencia infinita o por complicidad del gobierno argentino. ¿No movieron un dedo o miraron para otro lado la Policía Aeroportuaria, Migraciones, la ANAC y la AFI? Todo oscuro y peligroso por donde se lo mire.
Mientras Alberto daba su discurso pro dictaduras, hubo dos reacciones. Luis Almagro, el titular de la OEA dijo que no le hubiera gustado ver en la cumbre a dictadores como “Videla, Pinochet y Gregorio Álvarez”.
Pero desde Teherán, repito, desde Teherán, Nicolás Maduro agradecía a Alberto Fernández por haber representado a los dictadores. ¿Habrá sido un mensaje o pura casualidad?
Porque casi de inmediato, apareció por acá el avión que Irán le regaló a Venezuela y que tiene sanciones internacionales por haber estado al servicio del terrorismo y el traslado de armas.
Son demasiadas casualidades. Casi simultáneamente, el gobierno argentino propuso como embajadora en Israel a Cristina Caamaño quien acaba de dejar el manejo de los servicios de inteligencia y que simpatiza con el chavismo y los grupos palestinos armados.
Las dos principales entidades de la comunidad judía argentina, la DAIA y la AMIA, exigieron el total esclarecimiento del tema del avión y pidieron detalles sobre el listado de tripulantes y los motivos de su presencia en el país. La DAIA, además se presentará como querellante en la causa que lleva adelante el juez Federico Villena.
Las embajadas de Estados Unidos e Israel levantaron la guardia.
Rafael Resnick Brenner, un abogado y ex funcionario kirchnerista, condenado por corrupción y coimas, presentó un habeas corpus en favor de los iraníes.
Miguel Ángel Toma, el exsecretario de seguridad nacional, aseguró que “El gobierno kirchnerista está girando de nuevo y peligrosamente hacia Irán”.
Estas relaciones carnales deben encender todas las alarmas en el país. Ya se sabe que el que se acuesta con dictadores, amanece ensangrentado.