En su comentario político, el periodista de LN+ ahondó sobre las críticas del kirchnerismo a la situación que vive el Consejo de la Magistratura
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Es un ataque feroz sin antecedentes. Nunca antes una vice presidenta de la Nación, había embestido con tanta fuerza golpista al presidente de la Corte Suprema de Justicia. Cristina está desesperada porque sus causas por corrupción avanzan sin prisa pero sin pausa. La posibilidad de ir a la cárcel por el robo del siglo la empujó a cometer semejante salvajada institucional.
Cada vez que habla, plantea que la existencia del poder judicial es una antigüedad y propone reemplazarlo por un cuerpo que sea elegido por el voto popular. Sería romper el equilibrio republicano de un sistema que ha demostrado ser el menos malo de todos.
Pero ahora está obsesionada con Horacio Rosatti, el presidente de la Corte. Cristina se sumó a un tuit publicado por un militante llamado Matías Mowszet con una frase: “La casta de la que nadie habla”.
Debajo se leía el mensaje de Mowszet que decía: “Mañana el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, va a asumir como presidente del Consejo de la Magistratura (el órgano que designa y remueve jueces) gracias a un fallo dictado por él mismo y sin dejar su puesto en la Corte, que también ganó autoeligiéndose meses atrás”. Y luego enumeraba: “Aceptó entrar a la Corte por decreto, ganó la presidencia gracias a un inédito auto voto que, con solo 5 jueces, fue decisivo. Dictó un fallo que lo nombra a él mismo como presidente del Consejo de la Magistratura. Interesante para cuando volvamos a discutir sobre castas”. Mowszet, el periodista militante de medios del estado, fue candidato a intendente de Carlos Paz en las últimas elecciones por el cristinismo. Salió séptimo entre 8 candidatos y sacó modestos 885 votos, a muchas distancia del ganador, Daniel Gómez Gesteira que obtuvo 12.387 sufragios.
Pero el combate no terminó allí. Todos los integrantes del grupo de tareas de Cristina salieron por radios kirchneristas a atacar a Rosatti.
Martín Soria, el ineficiente Ministro de Justicia, aseguró que “La Corte está dando un golpe institucional. Cuatro jueces elegidos a dedo ejercen facultades privativas del Congreso porque tienen intereses políticos” vinculados a Juntos por el Cambio.
Algo muy parecido había dicho la semana pasada Oscar Parrillitudo, como llama Cristina a su mayordomo. Leopoldo Moreau fue el que más lejos llegó. Pidió el juicio político de Rosatti y lo calificó de “Napoleón de Pacotilla”, lo que produjo un fuerte repudio de la Asociación de Magistrados.
Eduardo Valdés, otro cadete de Cristina, definió esto como “golpe institucional de palacio que crea un conflicto donde no lo había”.
Es que la Corte Suprema, tomó el control del Consejo de la Magistratura y ordenó que empiece a funcionar de inmediato. Esto coloca a Horacio Rosatti como uno de los hombres más poderosos de la Argentina.
A partir de hoy es el presidente de la Corte y también del Consejo de la Magistratura que es el organismo encargado de la designación y la destitución de los jueces y además del manejo administrativo. No es poco.
El cristinismo siente pánico frente a un magistrado formado en la matriz del peronismo, pero que tuvo un gesto público muy valiente contra la corrupción. Era el ministro de Justicia de Néstor Kirchner cuando renunció en forma inesperada. No quiso poner su firma ni ser cómplice de los sobre precios de las obras públicas en general y de las de la construcción de cárceles en particular.
Lo más grave y peligroso, por lo cobarde y criminal, fueron algunos tuits de cuentas kirchneristas que directamente llamaron a la rebelión y a la toma del edificio de la Corte o a llevar a la horca al doctor Rosatti.
Hasta ahora ningún dirigente ni funcionario del oficialismo repudió esas amenazas delictivas ni reclamó una investigación seria para determinar quiénes fueron los autores.
El juez militante, Juan Ramos Padilla llamó a otra marcha contra la Corte. En la que encabezó a principios de febrero fue acompañado por poca gente y por dos delincuentes condenados por la justicia: Luis D’Elía y Amado Boudou.
El diario Página 12, tituló “Yo, el supremo” y difundió que los K están dispuestos a recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos denunciando un “golpe institucional”.
Cristina está obsesionada con Rosatti porque el juez se ha convertido en una suerte de espada de Damocles sobre su cabeza. La presidenta de facto tiene varios amparos y recursos presentados en la Corte y teme que corran la misma suerte que corrieron los que presentaron sus cómplices, Lázaro Báez y Julio de Vido, entre otros: fueron desestimados.
Hay dos causas que tienen a Cristina contra las cuerdas. Están repletas de pruebas testimoniales, documentos, cruces telefónicos y declaraciones de arrepentidos que demuestran que fue la jefa de una asociación ilícita que se enriqueció como nunca antes en la historia democrática. Una cleptocaracia sin antecedentes de la mano del Cartel de los Pinguinos Millonarios. Los cuadernos de las coimas K y la ruta del dinero y Hotesur muestran con certezas las coimas, sobre precios y el lavado de dinero. La independencia de Horacio Rosatti garantiza que no se pongan obstáculos para que esas causas avancen como corresponde.
Metafóricamente se podría decir que Rosatti tiene en sus manos el futuro y la libertad de Cristina. Esta es la razón última del encono de ella contra él. Y además, los gobiernos corruptos y mafiosos como el de los Kirchner consideran traidores a los que se van por no querer mancharse las manos con el dinero sucio de la corrupción.
Rosatti aún sigue siendo el abogado que más joven recibió su título en la Universidad del Litoral. Fue a los 20 años. Cuarenta y seis años después, se convirtió en uno de los hombres más poderosos de la Argentina. Y tiene bajo la lupa la corrupción de la mujer más poderosa de la Argentina. Decir, conflicto de poderes, es poco. Choque de planetas, es más preciso. Por eso Cristina desató un ataque inédito contra Rosatti. Veremos cómo termina la batalla.