En LN+, el periodista analizó el ataque contra un supermercado de la familia de Antonela Roccuzzo
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Los talibanes del kirchnerismo mediático les dispararon a Messi con insultos y estigmatizaciones. Palabras cargadas de pólvora.
Los sicarios, presuntos narcos, les dispararon a un comercio de la familia de Messi 14 balazos de 9 milímetros.
De ninguna manera estoy diciendo que una cosa fue consecuencia de la otra. Por ahora, nada indica que ese cartel escalofriante sea una continuidad de la campaña oficialista de demonización de Lionel Messi que comenzó apenas se conoció su fotografía con Mauricio Macri y el Dibu Martinez.
El cartel dice: “Messi te estamos esperando. Javkin es narco, no te va a cuidar…” ¿Será una casualidad que el papel es de color amarillo?
Insisto en que, todavía no hay un solo indicio que vincule ambos ataques al más grande jugador de fútbol de todos los tiempos. Pero que todo haya ocurrido en menos de 48 horas, nos obliga a hacernos algunas preguntas, a una crónica rigurosa de los hechos y a esperar los resultados de las investigaciones. Hay cuestiones muy raras. Sugestivas, extrañas, diría yo.
El martes, nosotros elegimos poner un título al respecto en el comienzo del debate: “Messi: el nuevo enemigo del kirchnerismo”.
Hoy en el diario LA NACIÓN, nuestra compañera Laura Di Marco tituló su columna: “Messi, el enemigo inconveniente”.
Los detalles de la balacera de hoy contra el supermercado de la familia de la esposa de Messi son estremecedores. Por la impunidad y el poder de daño que demuestran y por el intento de ensuciar al intendente Pablo Javkin. El primer responsable de combatir a este crimen organizado es Aníbal Fernández. En su momento fue vinculado y desvinculado con el tema de la efedrina. Y anoche el diputado Fernando Iglesias recordó cuando dos de sus compañeros peronistas lo acusaron de tener nexos con la droga. ¿Se acuerda?
¿Qué dijo Aníbal, el responsable técnico de combatir este flagelo? Que los narcos habían ganado. Insólito. “Ganaron los narcos”, eso dijo. Se rindió casi sin luchar. Dijo que hace mucho que se instalaron estos delincuentes pero no recordó que la mayoría de los gobiernos fueron del peronismo. Y que él fue funcionario en todos ellos.
Otro Fernández, Alberto el presidente decorativo, es el responsable político de extirpar a los narcos de nuestro país. ¿Qué hizo? Nada, nunca. ¿Qué dijo? Le echó la culpa a la Corte Suprema de Justicia. Con cara de piedra, prepotente y a los gritos apuntó a Rosatti y Rozenkrantz. Aunque usted no lo crea, fue ayer en su discurso ante la Asamblea Legislativa.
Más allá de la confirmación de que estamos ante el peor gobierno de la democracia recuperada, lo cierto es que ningún peronista frenó el incomprensible ataque a Messi, uno de los argentinos más queridos. Una verdadera imbecilidad que lo castigó por una simple foto con un ex presidente que, además
encabeza la Fundación FIFA. Se volvieron locos de bronca porque Messi y sus compañeros gambetearon a Cristina, Alberto y Wado de Pedro y no fueron a la Casa Rosada. Destilaron odio. Ya lo había hecho con otros deportistas populares que mostraron un mínimo matiz de disidencia con Cristina. Fueron castigados Carlos Tevez, Gabriel Batistuta y Juan Martín del Potro entre otros.
Todo comenzó con el ganador del premio The Best a los papelones. Hablo de Cherquis Bialo. El mismo que se hundió en el ridículo cuando dijo que Macri tenía todo arreglado para que Argentina fracasara en el mundial.
Esa fue su primera metida de pata. Pero insistió con su historia conspirativa y dijo que la foto con Messi había sido política, pactada y pagada. Flojo de papeles no explicó quien le pagó a quién? ¿Macri le dio unos pesos a Messi?
Y como si esto fuera poco, remató su burrada diciendo que Maradona era el pueblo y Messi, el establishment”.
Una escriba del kirchnerismo llamada María Seoane batió todos los récords al publicar en un tuit algo absolutamente incomprobable. Escribió que en una estación de servicio había escuchado a dos empleados decir que Messi y el Dibu eran dos millonarios cagadores, igual que Macri.
Volvió el recuerdo de ese muñeco de la mal llamada televisión pública que lo trató de “desclasados” a los campeones del mundo que despertaron la más grande movilización de afecto todos los tiempos. O los dichos de Diego Brancatelli, también contra Messi.
Insisto con esto porque quiero ser muy claro. No hay nada que vincule el ataque mediático K a Messi con los 14 balazos de Rosario. Pero fue algo sintomático, algo muy raro lo que pasó y que está en plena investigación. Una cosa no dispara la otra. Pero no hay dudas de que Messi fue el blanco sobre el que dispararon. Y eso nos conmueve y conmueve al mundo entero.