En LN+, el periodista analizó el escándalo que rodeó al humorista en su trunca llegada al teatro uruguayo
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Bufón tiene muchos sinónimos: cómico y Payaso, entre otros. En la primera acepción de la Real Academia significa: persona vestida grotescamente que se dedica a hacer reír a la corte. Rubén Enrique Brieva, conocido como Dady o ex Midachi, en varias ocasiones confesó su fanatismo por Cristina, la reina del Calafate. En Uruguay la definió como “Mama” y en el canal de cable que responde a Cristina, dijo que él era como un perro que necesitaba las órdenes de su ama.
La obsecuencia chupamedia de Brieva lo define de entrada. Pero lo primero que quiero decir al respecto, es un pedido de disculpas a todo el pueblo uruguayo. El bufón de la reina se paseó por varios medios de comunicación para promocionar su espectáculo. En ese recorrido fue soberbio, maleducado, altanero en sus respuestas y llegó al colmo de acusar a los uruguayos de haber “cargando nafta a los aviones de Inglaterra que mataron a nuestros soldados. Yo no me olvido de eso”.
Desnudó un resentimiento vinculado a la guerra de Malvinas que tiene 41 años de antigüedad. Como si esto fuera poco, le preguntó con falsa ironía a una colega “si le había ido bien al Uruguay con las pasteras”, cuando ella dijo que Néstor y Cristina los habían perjudicado con el conflicto por Botnia, la planta de celulosa. Otro irrespetuoso brulote de Brieva fue: “Argentina está llena de uruguayos, llegan a comprar, no entran a un puto teatro. Agradezcan a Alberto y Cristina que nos vá mal para que ustedes puedan vivir bien”. Como si esto fuera poco defendió las simpatías de Perón con Francisco Franco y Benito Mussolini porque era “la construcción política de la época”, sin repudiar a los dictadores fascistas de España e Italia.
En uno de los programas lo invitaron a que abriera la canilla para comprobar que salía agua y que no era salada como dijo el presidente Alberto Fernández. Brieva reconoció que Alberto decía “boludeces”, pero agregó: “como muchos de los presidentes uruguayos dijeron de Argentina”.
El castigo para este pato criollo fue que muchos hermanos orientales devolvieron las entradas que habían comprado para ir a verlo al teatro. Se confirmaron dos actuaciones en Montevideo y la empresa productora informó que se cancelaban otras 8 funciones que tenía en el interior del país, incluida Punta del Este. El comunicado oficial no dio explicaciones pero varios cronistas uruguayos reportaron que fue masivo el pedido para que les devuelvan el dinero de la entrada. Brieva, en su programa dijo que se habían suspendido esas funciones porque había demasiada oferta, un colapso y saturación de espectáculos.
Hubo otras reacciones en los medios con insultos y mucha agresividad contra Brieva que prefiero no replicar. Pero si reconocer que me dio vergüenza ajena el comportamiento de este muchacho ultra cristinista. Y que sería bueno que los uruguayos sepan que la inmensa mayoría de los argentinos siente un profundo afecto por ellos y una gran admiración por la solidez de su democracia republicana y de la convivencia pacífica que son un ejemplo para la región.
Sepan que Brieva es un típico producto del kirchnerismo, verticalista y bizarro.
Colecciona actitudes de este nivel de salvajismo. Tardaríamos horas en recordar a todas. Pero es imposible olvidar cuando escupió por radio que le gustaría subirse a un camión y jugar al bowling con la multitud que estaba manifestando en las calles con un banderazo de protesta.
Hace mucho tiempo que Dady Brieva no hace reír a nadie. Cristina Fernández de Kirchner lo colocó en el escenario público como una marioneta triste que repite mentiras. Otra falsedad que dijo generó mucho repudio por la magnitud del ladrón al que intentó defender y por su provocación de proponer formar una Conadep para juzgar al periodismo.
En síntesis, dijo, hace dos años que el “periodismo no puede salir indemne de todo esto” y debe ser sometido a una Conadep porque “fueron totalmente responsables de haber esmerilado a Cristina” durante mucho tiempo” y “de haberle mentido a la opinión pública” que repite que José López “revoleó los bolsos en el convento cuando en realidad en el video se ve que los está arrastrando”.
En pocas palabras, Brieva se convirtió en una caricatura grotesca que resumió varios de los argumentos más vergonzosos que utilizan los cristinistas para justificar lo injustificable.
Lo más grave es la profanación de lo sagrado. Banalizó uno de los logros más trascendentes de la historia de los derechos humanos como fue la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas”, la Conadep creada durante el gobierno del doctor Raúl Alfonsín para denunciar y sepultar al terrorismo de estado de Jorge Videla y su banda criminal. Como Néstor y Cristina jamás participaron durante la dictadura y bien entrada la democracia, ni de la lucha por la aparición con vida de los desaparecidos ni de la pelea por liberar a los presos políticos, este crimen de lesa indignidad se repite una y otra vez con total impunidad.
Brieva y otros personajes nefastos como el doctor Eugenio Zaffaroni, en ese momento pidieron la libertad de los presos políticos. Otra vez cometieron el bastardeo de algo tan delicado. Un preso político es alguien que es perseguido y encarcelado por su pensamiento e ideología. Los presos del kirchnerismo, fueron perseguidos por el código penal, por haber saqueado el estado con la jefatura de Cristina y por haber lavado dinero de coimas y haberse enriquecido en forma colosal. De presos políticos, nada. A lo sumo políticos presos y ni siquiera eso, ladrones y delincuentes comunes.
Siempre nos recuerdan que pertenecer tiene sus privilegios. Se armó un gran escándalo cuando se denunció que Brieva había cobrado 40 mil dólares de la gobernación de La Rioja. Ricardo Quintela que insiste con cercenar la libertad de prensa en la reforma constitucional en marcha, lo había contratado para dos show y “una charla militante”. Hoy mismo Quintela avanzó por radio diciendo que hay medios hegemónicos que socavan el sistema democrático” y que hay una conductora que a la medianoche incita al odio. Cuando en la radio hiper K le consultaron si se trataba de Viviana Canosa, el autócrata riojano dijo: “Puede ser”.
Absolutamente repudiable lo de Brieva y lo de Quintela.
Los peronistas kirchneristas massistas se unen para rendirle pleitesía a Cristina, para empujar su impunidad y para instalar un autoritarismo cada vez más peligroso. Y eso no es chiste.