En LN+, el periodista analizó la ponencia del ex vicepresidente en el Instituto Patria, junto a Oscar Parrilli
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Aunque usted no lo crea, el delincuente de Amado Boudou dio una clase sobre Manuel Belgrano. Fue en el Instituto Patria, acompañado por Oscar Parrilli y ante militantes cristinistas. La conferencia de Boudou se tituló: “El legado de Belgrano”.
Le confieso que me sentí humillado como argentino. Con una profunda vergüenza ajena. Entiendo que el fanatismo ideológico o el dinero fácil, lleve a mucha gente a rendir pleitesía a personajes indeseables. Pero aplaudir con obsecuencia frente a un delincuente de estado de semejante magnitud, supera todos los límites. Si hay alguien en la vida política que no puede hablar de Manuel Belgrano sin manchar a uno de los próceres más grandes que dio esta tierra, ese es Amado Boudou.
Manuel Belgrano nació en cuna de oro y murió en la más terrible de las miserias y su monumento fue construido con el aporte del pueblo. En la función pública se empobreció lícitamente.
Amado Boudou se enriqueció ilícitamente. Fue condenado por coimero y corrupto a 5 años y 10 meses de prisión por 16 jueces y con sentencia firme hasta de la Corte Suprema de Justicia. No es una opinión de un periodista independiente o de un opositor político. La justicia lo encontró culpable de haber cometido un delito grave como funcionario y por eso, además lo condenó a inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Se quiso quedar con Ciccone, la fábrica de hacer billetes. Y eso fue claramente probado por la justicia y reprobado por la ética republicana. Boudou es el icono del latrocinio y el robo a mano amada y Belgrano, la estampita de la honradez republicana.
Dan ganas de decirle a Boudou que saque sus sucias manos de la figura de Belgrano.
Manuel Belgrano combatió contra todo tipo de autoritarismo. Defendió la libertad de prensa y la modernización y trajo de Europa las ideas más avanzadas de soberanía y emancipación.
Amado Boudou saltó del liberalismo de los Alsogaray a disfrazarse de kirchnerista guevarista. Al igual que Cristina, defiende a dictaduras como las de Cuba y Venezuela.
Boudou está en las antípodas de Manuel Belgrano. Manuel Belgrano cohesiona a los argentinos detrás de su ejemplo. Es una figura indiscutida como emblema del país que queremos.
Boudou fue el jefe de una banda de estafadores. Pretenden instalar a Boudou como si fuera un dirigente honrado y es todo lo contrario. No lo podemos permitir. Hay que derrotar ese relato mentiroso.
Hace 50 días, el Honorable Senado de la Nación dejó de ser tan honorable por unas horas.
Todavía no lo puedo creer, pero Amado Boudou fue ovacionado en una sala donde se estaban recordando los diez años de la sanción de la ley de identidad de género.
“Histórico”, dijo la locutora cuando ingresó como si fuera una estrella de rock o un prócer de la democracia. “Ídolo”, le gritaron desde la platea. “Te amamos, Amado”, se escuchó como un escupitajo a la honestidad. La señal que mandan a la sociedad es de terror. Sigan robando, muchachos, total no pasa nada. Necesitamos más transparencia y honradez y adulan a un ladrón de estado. Lo elevan a la categoría de ídolo.
Es como si el cristinismo hubiera cambiado la frase de Perón y ahora los únicos privilegiados no son los niños, son los delincuentes.
Cuando juró Boudou se enteró que Dios y la Patria lo podían demandar. Y la patria lo demandó.
Hace dos meses, un fallo vergonzoso de un juez amigo de Formosa, lo sobreseyó en la causa de las coimas del gobierno de Gildo Insfrán. Pocas causas tienen tantas pruebas. Hasta hubo una confesión explícita de Alejandro Vandenbroele que fue el que retiró en una valija los dos millones de dólares del banco.
Para protegerlo, en su momento, Cristina ordenó una maniobra sin antecedentes. Expropiar una empresa para encubrir a un delincuente de estado como Boudou que se la quiso apropiar. Fue un descarado saqueo a todos los argentinos. Una estafa a cielo abierto.
Una mojada de oreja y humillación a todos los argentinos honrados que cumplen con la ley.
Amado Boudou, a esta altura, es el nombre de la impunidad obscena y el apellido del privilegio repugnante.
De todas maneras, todos los argentinos le pagamos una jubilación de privilegio de más de 700 mil pesos. Es insólito lo de Boudou. No puede ser funcionario por ladrón y estafador, pero si puede cobrar la mega jubilación de la casta gobernante. ¿Se acuerda de la opinión del actual presidente, Alberto Fernández?
Conviene recordarlo. En su columna del diario LA NACIÓN, del 30 de mayo de 2014, titulada “Game Over”, hay un respaldo absoluto a la justicia y una crítica severa a Boudou que recién había sido llamado a indagatoria.
El actual presidente escribió que “Todas las excusas dadas por él hasta aquí se han ido desvaneciendo con la misma velocidad con la que el agua se escapa entre los dedos. Boudou ya no tiene coartadas. Los argentinos saben cuánto ha mentido en su alocada carrera por escapar de los hechos que se le atribuyen”.
En otro párrafo que tiene una impresionante actualidad, Alberto dice: “Fue sorprendente escuchar las voces del oficialismo que avalaron sus dichos y lo exculparon del hecho que se le atribuye. Tan fuerte fue la defensa organizada desde el poder, que hasta una ley de la Nación, impulsada por la mismísima presidenta, acabó por expropiar la empresa Ciccone para hacer más compleja la investigación de la maniobra… Tratando de preservarlo, Cristina no dudó en involucrar al parlamento argentino en el más grave encubrimiento que se recuerda: la expropiación de Ciccone”.
Alberto dice que Cristina ordenó el más grave encubrimiento que se recuerde con Boudou.
Este texto es demoledor. Parece escrito esta mañana y sin embargo fue redactado hace apenas 8 años por el actual presidente. Creo que está todo dicho. Boudou fue y es un delincuente idolatrado que ensució la memoria de Belgrano.