En LN+, el periodista analizó la turbulencia financiera que atraviesa el Gobierno y la reacción de Cristina, Alberto y Massa
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Todo el mundo se da cuenta que estamos llegando al borde del abismo económico, social e institucional. Todo el mundo está encendiendo las alertas rojas. Todo el mundo menos los tres principales culpables de este gobierno que no gobierna: Cristina, Alberto y Massa. Los llamo “El Triángulo de las Bermudas” porque en el remolino oceánico que produjeron se hundieron los mejores valores de nuestro pueblo como el mérito, la cultura del esfuerzo y el progreso, la honradez, la educación para la movilidad social ascendente y el pluralismo republicano.
Pero con niveles de irresponsabilidad nunca vistos, no se hacen cargo de nada. Ni el jefe del estado ni la jefa del jefe del estado ni el ministro a cargo de la presidencia se hacen cargo de nada.
Alberto le echó la culpa a “la derecha que conspira siempre contra los gobiernos populares”. Siempre inventan un culpable, Y además este no es un gobierno popular. Este no es un gobierno, es una catástrofe nacional que castigó como nunca a los más pobres y a los jubilados. Gobierno popular, las pelotas.
¿Se borran para tratar de que no los alcancen las esquirlas del estallido económico. Pero, como dice la canción, de nada vale que Cristina, Alberto y Sergio corran, el incendio va con ellos. La historia, el voto popular y los tribunales los juzgarán a los tres.
Cristina secuestró al peronismo y logró dos cosas que parecían imposibles:
1) Lo colocó en el peor momento de su historia con riesgo de quedar tercero en una elección popular.
2) Hizo añicos un activo del peronismo que decía que ellos sabían gobernar. Que podían robar o ser autoritarios, pero que manejaban el timón del poder con mano firme.
Todo esto logró Cristina llevando de las narices al otrora poderoso peronismo. Lo lleva derechito a transformarlo en una expresión sectaria, en una minoría intensa, en un grupo más de la izquierda ladri progresista y chavista.
Y como si esto fuera poco, pasado mañana, la reina del Calafate va a dar una clase magistral para inaugurar la Escuela Justicialista Néstor Kirchner.
Cristina podría dar una clase magistral del saqueo colosal al que sometieron al estado. Un curso de cleptocracia.
El propio fiscal Diego Luciani apeló la condena a 6 años de prisión que le dieron y está pidiendo que sumen la acusación de asociación ilícita.
Claramente hay toneladas de pruebas que lo demuestran. Luciani en su escrito asegura que “la contundente sentencia del tribunal, mostró de manera palmaria el acto de corrupción más grave de la historia de nuestro país” desde el regreso de la democracia. Luciani da en la tecla. Siempre digo que nadie robó tanto durante tanto tiempo como Néstor y Cristina.
Hoy nadie gobierna. Todos se lavan las manos y huyen de la bomba que pensaban dejarle al próximo presidente.
Los problemas son de una dimensión gigantesca.
Para que haya datos y no relatos, podemos ir a algunas cifras de las últimas horas y que son escalofriantes.
- Pobreza: 39,2%. 18.600.000 personas
- Indigencia: 8,1%. 3.860.000 personas
- Empleo en negro: 5.613.000 personas.
- Deuda pública nacional: 397.788 millones de dólares.
- Inflación de marzo: 7,7%
- Inflación anual proyectada: MÁS DE 120%.
- Dólar blue: 500 pesos (tocó hoy)
Esta es una radiografía exacta y brutal del fracaso absoluto del cuarto gobierno kirchnerista. Insisto: este no es un gobierno popular. Los datos son todos oficiales y estremecedores. Y los culpables, dicen y hacen cualquier gansada.
Cristina se esconde porque quiere engañar a los argentinos instalando que este gobierno fracasado no tiene nada que ver con ella. Y encima ofrece una clase magistral. Perdieron hasta la vergüenza.
Alberto parece un espantapájaros que vive en una nube. Quiere que Robert de Niro lo represente en una imaginaria película que todos sabemos es de terror.
Sergio Massa intervino en el mercado cambiario pero eso es menos de lo mismo. Apeló a la mística bíblica. Citó la frase que dice que “Dios convoca a los mejores soldados para las batallas más difíciles”. Por suerte después aclaró que no era Dios aunque no hacía falta, todos sabemos que es el Diablo que reina en el infierno de este desgobierno.
Entramos en la etapa del ridículo kirchnerista. Es decir, de donde nunca se vuelve. Patetismo de estado. A esta altura, cometen crímenes de lesa indignidad.
¿De qué otra manera se puede calificar la grosera acusación de Sergio Chodos a tres economistas de la oposición? Los calificó de “antipatria” porque según dijo, sin ninguna prueba, habían intentado frenar un giro del Fondo Monetario.
Chodos es representante de este gobierno de impresentables y jamás condenó la corrupción de la jefa de la banda. Chodos sabe perfectamente que si algo se hunde en el fondo es la confianza en Cristina y Máximo que todo el tiempo llaman a romper el acuerdo con el FMI. Es más, Máximo Kirchner renunció a la jefatura del bloque oficialista para no votar el acuerdo en su momento y solo se pudo aprobar por la madura actitud del bloque opositor. Pregunta chicanera para Chodos ¿son ochos los chorros? ¿Máximo es también un antipatria que boicoteó a su propio gobierno o es un revolucionario antimperialista y guevarista?
Es tan grande la confusión y la falta de rumbo de Cristina, Alberto y Massa que sus posibles candidatos a presidente provocan ira y rechazo en sus propias filas. Juan Grabois lo resumió acusando a Massa, de “sinvergüenza, vendepatria y cagador” y que juró que ni en pedo se van a “comer otra vez a los Scioli y los Alberto”.
Al trípode del poder argentino, a Cristina, Alberto y Sergio Massa, se les debería caer la cara de vergüenza. Destruyeron todo lo que tocaron. No solucionaron ninguno de los problemas que había y potenciaron nuevos dramas. Y eso que no le estoy hablando de la inseguridad galopante que mata argentinos humildes como nunca, del narco como estado dentro del estado, de la búsqueda de la impunidad para Cristina apelando a aprietes y extorsiones a la justicia y a niveles de autoritarismo pocas veces vistos.
No conformes con semejante salvajada que los confirma como el peor gobierno de la historia democrática, se la pasan mintiendo, buscando culpables en lugar de soluciones e inoculando un odio perverso en las venas abiertas de la sociedad. Las luces de alerta roja ya están encendidas. El abismo se acerca.