En LN+, el periodista cuestionó las gestiones “feudales” de Ricardo Quintela y Gildo Insfrán
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Ojalá me equivoque, pero hay algunos hechos que son un retroceso absoluto en esta democracia republicana que no termina de consolidarse. Ya pasaron 40 años desde la recuperación de las instituciones y no podemos superar vicios que son tóxicos para el desarrollo comunitario. Ojalá me equivoque y sean cuestiones sueltas que no confirmen que tenemos todo el pasado por delante. Pasan los años, los gobiernos que fracasan, y todavía aparecen candidatos triunfantes o conceptos jurásicos con bastante nivel de aceptación. No puedo creer que el fundamentalismo nacional populista de señores feudales como Ricardo Quintela o Gildo Insfrán todavía tenga el suficiente respaldo popular como para ganar elecciones. Pero es la realidad.
Cantantes conocidos, argentinos y extranjeros repiten como loros ignorantes consignas jurásicas absolutamente fracasadas y no generan el suficiente escándalo o polémica. Hablo de Roger Waters o del Indio Solari, por ejemplo.
Además de la pobreza brutal que multiplicó este gobierno, de la indigencia en un país repleto de comida, el populismo chavista apuesta a generar más división, mas grieta potenciando los actuales y resucitando viejos enconos entre argentinos. Cristina, Alberto, Gildo Insfrán, Quintela y hasta Hugo Passalacqua, tiran nafta al enfrentamiento entre porteños e interior del país.
No pueden soportar que la Ciudad de Buenos Aires haya progresado tanto por fuera del peronismo. Quieren atacar a Macri y a Juntos por el Cambio y terminan potenciando viejas intolerancias entre hermanos argentinos.
Salvajes patoteros y extorsionadores como Pablo Moyano sostiene muy suelto de cuerpo, que sus compañeros peronistas de la CGT tienen un acuerdo con la oposición para meterlo preso si llegan al gobierno Larreta o Bullrich.
Mario Manrique, segundo del poderoso sindicato de mecánicos, propone prenderle fuego a los empresarios más importantes o romperles lo que usted ya sabe a los formadores de precios y no pasa nada.
Dos sindicatos de militantes docentes de izquierda o kirchneristas hacen paro en respaldo de tres maestras que fueron acusadas de abuso sexual por diez familias distintas.
No hay en ningún lugar del mundo miles de piqueteros sostenidos por el estado para que corten calles y rutas casi todos los días. El clientelismo que solo sirve para mantener a los pobres como rehenes tiene cifras que asusta a cualquier persona razonable. Menos a Máximo Kirchner y a Emilio Pérsico que lucran con eso.
Todos los argentinos productivos ponemos de nuestro bolsillo 3.500 millones de dólares todos los días. ¿Escuchó bien? 3.500 millones de dólares por día. ¿Cuántas fuentes de trabajo, cuantas casas o escuelas se podrían construir con un dinero que solo sirve para mantener la situación actual y el control de los gerentes de la pobreza. ¿Algún pobre salió de la pobreza con este delirio inédito en todo el planeta? ¿No es suficiente señal de fracaso del sistema de planes y limosnas en lugar de gobernar para que cada uno tenga la dignidad de un trabajo en blanco?
El internismo crece en todos los espacios políticos. Ninguno se luce por su eficiencia para gobernar pero no se pueden poner de acuerdo en cuestiones básicas.
Estamos al borde de una crisis brutal y parece que nadie se da por enterado o no se quiere enterar. Inflación, recesión, falta de inversión, justicia atacada por los cuatro costados.
La cleptocracia de los Kirchner todavía no tiene el suficiente rechazo de los ciudadanos pese a que se trata del robo más grande de la historia democrática.
Hay condenados confirmados por la Corte Suprema de Justicia como Amado Boudou o Milagro Sala pero ninguno está encerrado en una cárcel como debería ser. Cristina fue condenada pero faltan dos instancias más para que quede firme.
Quintela va a modificar la Constitución provincial en La Rioja con dos intenciones antidemocráticas: controlar a los jueces y a los periodistas. No le gusta que lo controle nadie.
Hablo de esto cuando hablo de retroceso y de que tenemos todo el pasado por delante. El Indio Solari demostró con cuatro acusaciones que no son ciertas que opina desde un fanatismo a favor de Cristina y que no le permite ver la realidad. Ni siquiera vive como piensa. Un millón y medio de dólares cuesta su departamento en Nueva York. Es el mismo que canta “el lujo es vulgaridad” y que fue tan angurriento y codicioso con el dinero que en Olavarría dejó entrar a su recital más gente de lo que se podía. El resultado fueron dos muertos.
Cuando veo que Roger Waters agota las localidades para sus recitales, me inquieta que nadie se preocupe por su prédica antisemita y su apoyo a Rusia en la invasión a Ucrania. No es caprichoso que en Alemania hayan cancelado uno de sus conciertos o que en Polonia lo hayan declarado persona no grata. Polly Samson la esposa de David Gilmour, líder de Pink Floyd, fue contundente con su tuit: “Lamentablemente Roger Waters, eres antisemita hasta tu núcleo podrido. También un apologista de Putin y un mentiroso, ladrón, hipócrita, evasor de impuestos, sincronizador de labios, misógino, enfermo de envidia, megalómano. Basta de tonterías”
Ni Quintela que quería prohibir los canales de televisión independientes en La Rioja, ni Insfrán que es cómplice de Cristina y Alberto, ni Pablo Moyano ni el Indio Solari o Roger Waters despiertan esperanzas en que Argentina tenga un futuro mejor, con más libertad y con menos pobreza. Con más educación y con menos corrupción. Repito: ojalá me equivoque pero parece que vamos derechito a la oscuridad del pasado.