En LN+, el periodista analizó el debate entre los vices y el rol del compañero de fórmula del Ministro de Economía
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Esta mañana, Victoria Villarruel dijo que Agustín Rossi estaba “embalsamado” y que “vive en una galaxia”, igual que todos los kirchneristas. También lo acusó de vender humo. Y aseguró que quedó satisfecha con su desempeño porque “fue una revancha del ciudadano común”.
Agustín Rossi hundió a Sergio Massa.
En el debate con Victoria Villarruel, el compañero de fórmula de Massa se convirtió en una mochila de piedras. Perdió por goleada ante la candidata a vice presidenta de Javier Milei. Villarruel tuvo todo el tiempo la iniciativa y arrinconó a Rossi contra un arco con información dura, opiniones contundentes y sin pronunciar una sola mentira. Sergio Massa quedó al borde del descenso aunque este domingo tiene la revancha en el debate entre los aspirantes a presidentes de la Nación.
Rossi, un ultra cristinista despechado que se refugió al lado de Alberto, se pareció mucho más al presidente ausente que a la vice presidenta condenada. Nervioso, dubitativo, tuvo muchas dificultades para explicar lo inexplicable. Sobre todo cuando Villarruel le resumió en dos minutos todos los desastres que hizo este cuarto gobierno kirchnerista y sobre todo, la última etapa con Sergio Massa como presidente de facto. Quedaron en evidencia los motivos por los que Agustín Rossi, que toda su vida vivió del estado, es un perdedor serial de elecciones, incluso en su patria chica de Rosario.
Anoche Rossi fue el mascarón de proa de un modelo chavista K agotado por multiplicar la pobreza, la inflación y la corrupción más grave de la historia democrática. Hasta le faltó picante y astucia. Su participación estuvo repleta de un consignismo apolillado y jurásico.
Contra las cuerdas, tambaleante, casi groggy atinó a decir “Quisiera que no me interrumpan cuando estoy hablando” y el contragolpe de Villarruel fue letal: “Esto es un debate, Rossi. Si viniste a un monólogo, lo siento”. Segundos afuera.
La compañera de Milei no le dejó pasar una. En un momento, como quien no quiere la cosa, al pasar le dijo: “Después contanos, Rossi como es espiar jueces”, aprovechando la actualidad que tiene el escándalo de Rodolfo Tailhade y Fabián Rodríguez, los soldados de Cristina.
La amplia ganadora del debate le enrostró en la cara a Rossi toda la tira de salvajadas autoritarias y corruptas del kirchnerismo que representa. Vacunatorio VIP, bolsos de López, Lázaro Báez, Pacto con Irán, “misiles y balas que se te perdieron” y una estocada final: “los sueños compartidos de tu amiga Hebe Bonafini”. Golazo y al ángulo.
También lo complicó con el tema del asesinato del fiscal Nisman: “Eras el ministro de Defensa cuando lo mataron, después fuiste titular de la AFI y ahora se descubrió esta red de espías ilegales. ¿Eras cómplice o incompetente?”.
Fue un baldazo de agua fría en la cara de Rossi que respondió balbuceando.
Fue tan contundente la victoria de Victoria que Rossi estuvo al borde del papelón en dos ocasiones por lo menos. El furcio de no saber conjugar los verbos cuando dijo “conducí el despliegue militar” en lugar de “conduje” y cuando no supo que responder ante la evidencia de que Sergio Massa no barrió a los ñoquis de La Cámpora. Solo atinó a decir que eso “prescribió”.
Los éxitos parciales del compañero de Massa fueron reducidos. Acertó cuando dijo “el único que miente es tu candidato a presidente que dijo que Bullrich era una asesina montonera pone bombas y que al otro día la abrazo y dijo que coincide en el 90% de las propuestas”.
Tuvo otro respiro ante el asedio de Villarruel cuando recordó que Milei hacía boxeo con un puching ball con una foto de Raúl Alfonsín o cuando ella dijo que el ex presidente, padre de la democracia recuperada, fue “abogado de terroristas”.
Villarruel aprovechó bien el tiempo para explicar que la educación y la salud van a seguir siendo públicas, pero que van a terminar con el desastre que generaron los gremios y que van a mejorar los sueldos de los médicos y enfermeros. Puso como ejemplos del fracaso kirchnerista en esos rubros a Santa Cruz que solo tiene 60 días de clase y a los medicamentos que hoy, en la provincia de Buenos Aires, se venden sin descuento.
La velocidad mental y la astucia de Villarruel aparecieron en toda su dimensión cuando recordó que en la Antártida, no los habían votado pero que habían ganado en las cárceles. Chicana que dio en el blanco. Ocurrió lo mismo cuando Rossi le reclamó porque no había hecho ninguna propuesta para combatir la pobreza. Ella, sin que se le moviera un músculo de la cara le replicó: “Es muy sencillo, vamos a hacer lo opuesto a lo que hicieron ustedes en estos cuatro años”. Rossi no tuvo más remedio que buscar la pelota al fondo del arco y sacar del medio.
Rossi tal vez dio en la tecla de los motivos del triunfo de Massa en la primera vuelta. La oposición hizo su aporte, su error no forzado en presentarse en forma dividida frente a un peronismo unido. Pero ellos cosecharon votos seguramente por lo que Rossi quiso destacar: un millón de personas cobraron su sueldo sin la deducción del impuesto a las ganancias y más de 17 millones recibieron la devolución del IVA.
En el plano internacional, Agustín Rossi criticó la postura de Javier Milei de no comerciar con los comunistas de China ni con Lula en Brasil. Villarruel salió del paso al plantear: “No te vengas a hacer la Madre Teresa, cuando ustedes han peleado contra infinidad de naciones para alinearnos con Bolivia, Cuba, Venezuela y Nicaragua” y todavía no han declarado a Hamas como “organización terrorista”.
Fue antológico cuando Villarruel criticó la hipocresía de este gobierno que dice defender a la mujer y no hace nada por frenar los femicidios. Y remató: “A la única mujer que defienden es a Cristina a la que le dan 14 millones de pesos de jubilación por mes”. Game over.
Para el cierre, la ganadora planteó el verdadero desafío electoral que tenemos los argentinos el 19 de noviembre. Continuidad o cambio. La certeza autoritaria y neo cristinista de Sergio Massa o las dudas que trae lo nuevo de Javier Milei. Las urnas tienen la palabra.