Zulemita Menem. Habla de todo: la relación entre sus padres, cómo es vivir en la Quinta de Olivos... hasta de Yuyito: “Mi papá lleva la delantera”
En un íntimo mano a mano con LA NACION, la exprimera dama habló de todo. Su relación con Rodolfo D’Onofrio, el recuerdo de su padre y cómo es el vínculo actual con sus hermanos. Además, revela por qué le dijo que no a Bake Off
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“La verdad que no fue fácil nuestra vida, pero nos fuimos acomodando”, reflexiona Zulemita Menem después de casi una hora de entrevista. Si bien la vida fue muy gratificante con ella, convirtiéndola en “primera dama” (o “primera hija” como ella prefiere decir), abriéndole las puertas del mundo y permitiéndole conocer a personalidades que, de otra manera, jamás hubiera podido, también la enfrentó a situaciones y roles inesperados para su corta edad y, sobre todo, al dolor más grande como fue la pérdida de su hermano, Carlitos Junior. “Pareciera que la quinta presidencial no es un lugar donde hayan pasado lindas cosas”, confiesa mientras traza un paralelismo con la actualidad y el escándalo que involucra a Alberto Fernández y Fabiola Yañez.
Será por eso y por todo lo vivido que Zulemita rechaza cada vez que le ofrecen participar en algún cargo político. “En un momento dudé, pero fue cuando falleció mi papá y yo quería que el apellido siga. Pero después dije que no porque tengo mis hijos”, explica quien dice que, entre la maternidad y su trabajo de empresaria, no le queda tiempo para nada. Por ese motivo le dijo que no a Bake Off, el reality de pastelería que este año tendrá entre sus hornallas a participantes famosos. “Me hubiese encantado porque me gusta la pastelería. No sé si soy buena cocinando, pero sí haciendo postres. Pero eran muchas horas de grabación y la verdad que era descuidar mucho tiempo mi trabajo”, revela la empresaria.
Tras desmentir rumores de ruptura con el expresidente de River Plate, Rodolfo D’Onofrio, la hija de Carlos Sául Menem y Zulema Yoma habla de la gran admiración que siente por su pareja, de los valores que su madre le inculcó y de cómo es vivir sin su padre, a quien cuidó y acompañó en uno de los momentos más importantes de su vida.
-¿Todo bien en el amor? Porque hubo versiones de separación con Rodolfo (D’Onofrio)...
-Hay que ver de dónde vienen esas versiones. Estamos muy bien gracias a Dios. La verdad que Rodolfo es una persona increíble. Lo quiero un montón, lo amo, pero además lo admiro enormemente. Realmente es una persona que me contiene y que se lleva bien con mi familia, que me quiere sanamente que es lo importante. Yo no sé de dónde sacó esta persona estas versiones pero bueno, lo importante es lo que pasa y es que estamos muy bien. Hace tres años más o menos que estamos juntos.
-¿Es verdad que tu papá lo conocía?
-Mi papá lo conocía de River. El último tiempo fue muy gracioso porque estaba en terapia y lo llamaba y comentaba los partidos desde ahí. Abría un ojo, miraba los partidos y decía: “pasame con el presidente” y comentaban.
-Hasta ahí no había nada entre ustedes…
-No. Obviamente empezamos como amigos y bueno, se dio. Siempre con el respeto de la figura que es él. Es una relación buena, sana y con mucha admiración hacia él, hacia su persona. La verdad que a veces salimos a la calle y la gente que es de River lo saluda, lo quiere y los que no son de River también, la admiración que le tienen es increíble.
-Y vos, aparte, sos futbolera.
-Yo soy futbolera, ahora un poquito más (risas). La verdad es que mi papá fue quien le metió el fanatismo por River a mis hijos. El más grande es hincha de River pero el más chiquito es fanático mal. Gana River y llora, cuando pierde también; llora siempre. Pero ese fue un trabajo del viejo.
-Hablando del viejo… es un año donde está muy presente. Incluso, el propio presidente de la Nación le hizo como una especie de homenaje. ¿Cómo lo viviste?
-Hace mucho tiempo le venía pidiendo a los gobiernos anteriores que pusieran el busto de mi papá en la Rosada porque le correspondía estar por los años que había dejado la presidencia, porque había fallecido y por un montón de cosas más. Debo reconocer que el busto lo mandaron a hacer en el anterior gobierno pero quedó ahí, en un cajón, guardado, y no lo pedían. Entonces le mandé una carta al presidente Milei y enseguida él respondió haciendo el acto y poniéndolo. En la vida hay que saber esperar y realmente llegó de la mano de una persona que lo sintió realmente y fue algo muy emotivo. Yo soy una agradecida de por vida por estas cosas.
-A Milei lo has nombrado muchas veces en varias oportunidades. ¿Qué le ves de parecido a tu papá?
-Son figuras absolutamente distintas en sus personalidades porque el presidente tiene un carácter bastante diferente al de mi papá. Pero yo creo que esta vocación por sacar a la Argentina adelante, no importa cómo, los hace muy parecidos. Aparte de llevar a la Argentina al mundo y que estemos de nuevo en una agenda mundial es muy importante. Y eso, la última vez que pasó fue con mi padre. Hoy estamos en el grupo de los 20 gracias a él y así millones de cosas. En aquella época hablar de Menem y Maradona era como reconocían a la Argentina. Creo que hoy está sucediendo lo mismo; es muy importante que vuelvan a creer en nosotros.
-Milei definió a tu papá como “el mejor presidente de los últimos 40 años”. ¿Qué opinás de lo que dijo y cuál es tu balance de su gestión hasta ahora?
-Tiene toda la razón del mundo. Mi padre agarró un gobierno con un 5000 por ciento de inflación, había un estallido económico y social. Agarró el país y lo dio vuelta, le llevó su tiempo pero lo logró. Y realmente creo que es lo que está haciendo hoy de nuevo el presidente Milei. En eso sí se parecen.
-Otro de los puntos que hay en común entre tu padre y el Presidente es Yuyito González…
-¡Así parece! Perdón Presidente, pero mi papá siempre lleva la delantera (risas).
-¿Tuviste oportunidad de conocer a Yuyito en su momento?
-Sí, la conocí pero como la conocía todo el mundo en ese momento. Sigue siendo una mujer hermosa pero bueno, el puntapié inicial siempre lo dio papá (risas).
-¿Pero fueron pareja con Yuyito?
-No, no sé. Mi papá estaba casado.
-¿Tu viejo tuvo tantos amores como se dijo?
-(Risas) Lo único que te puedo decir es que mi mamá fue una santa. Él no era prolijo. Una sola vez me enojé con mi papá en la época de Cecilia, pero no por la relación con ella porque él tenía su derecho de estar con quien quisiera. Me enojé porque a mi mamá la tenían que operar de un aneurisma en la cabeza y me parecía que no era el momento de casarse. Vos no podés estar de festejo y yo con mi mamá en el sanatorio. Pero bueno, gracias a Dios mamá salió bien y mi papá se casó.
-¿Te gusta Yuyito como pareja del Presidente?
-El Presidente es una persona soltera, joven y tiene el derecho de estar y compartir su tiempo afectivo con quien quiera.
-La vida te llevó por caminos increíbles, entre ellos el rol de primera dama. ¿Cómo fue esa experiencia de ir por el mundo acompañando a tu papá?
-Siempre digo que yo no fui primera dama, quizás fui primera hija, y lo acompañé a papá en el espacio de la soledad. Papá era un presidente que estuvo muy presente en la agenda mundial y estaba mucho tiempo afuera. Fui la primera hija en acompañar, después otras hijas empezaron a acompañar como pasó con la hija de Fujimori (presidente de Perú) pero en esa época no estaba la figura de la hija incorporada. Fue una experiencia única, te da acceso a muchas cosas que el dinero no te da y yo fui una agradecida porque me abrió las puertas de un montón de lados. Y creo que no los hice quedar tan mal (risas). Tenía buena relación con todos los mandatarios, siempre tuvimos relaciones más familiares con ellos. De hecho, cuando falleció el rey de Marruecos yo fui invitada por la familia para acompañarlos y así un montón de veces con diferentes personalidades.
-En las últimas semanas, Fabiola Yañez contó lo que vivió en Olivos. Vos conociste Olivos. ¿Hay tanto personal trabajando alrededor? ¿Se escucha lo que sucede desde una casa de huéspedes a la casa principal?
-Es un tema realmente muy triste, muy duro, sobre todo, cuando hay chicos de por medio. Tenemos que ser muy respetuosos con esto. A mí me ha pasado y cuando hay divorcios conflictivos, los chicos, cuando son grandes, tienen acceso a todo lo que se dice y tenés que darles una explicación, entonces hay que ser muy cautos y cuidar la cabeza de las criaturas. Por eso me voy a limitar a hablar de lo que nos pasó a nosotros y no de lo que pasa con el matrimonio de ellos. Pareciera que la quinta presidencial no es un lugar donde hayan pasado lindas cosas. Pero sí, hay un montón de gente que trabaja, que permanece y duerme ahí y la casa está como separada de la casa de huéspedes.
-¿Qué te pasó como mujer cuando escuchaste todo lo que ocurrió con Fabiola?
-Claramente duele, es doloroso para cualquier mujer. Pero te vuelvo a decir, es un tema que yo creo que hay que dejarlo en el ámbito de lo privado. Obviamente que es horrible porque es el dolor de una familia, sobre todo, de los hijos.
-En estos días, apareció el video de la vez que echaron a tu mamá de Olivos. ¿Te hizo mal volver a revivir ese momento?
-Sinceramente, yo no consumo demasiada tele pero no me hace falta ver un video porque está en mi disco rígido. Lo tengo presente y forma parte del pasado. No tengo lindos recuerdos de ese momento. Lo que sí mi mamá fue una mujer tan fuerte que luchó contra todo. Tengo una admiración enorme por ella porque no le importaba el poder, siempre su familia ante todo. Y ella hizo eso, dio un paso al costado y luchó por su familia. Mi hermano y yo apoyamos siempre a la vieja. Fueron momentos muy duros, muy dolorosos que gracias a Dios pudimos superar.
-¿Te enojaste con tu papá por eso?
-A ver, lo hablé con él pero uno es hijo, no puede estar juzgando a los padres en sus actos. Y yo lo único que hice fue apoyarla a mi mamá, no lo juzgué a mi papá. Hay una gran diferencia.
-Esa mujer fue la misma que lo acompañó en sus últimos días…
-Exactamente. Los últimos años estuvieron juntos y valoro mucho eso; los valores de mi vieja. Olivos es un lugar difícil. Creo que hay que tener una personalidad muy fuerte y la parte afectiva bien fuerte también para pasar por ahí y que no te deslumbre todo eso.
-¿Alguna vez te sentaste con tu viejo y le dijiste: “Cuidado, el poder te está cambiando”?
-No, no. A mi padre el poder no lo cambió; jamás se deslumbró con el poder. Últimamente cuando salieron estas versiones sobre Yuyito, mi papá decía: “¿Y qué tiene de malo que yo hable con los actores o que hable con Yuyito?”. Y sí, no tenía nada de malo. Él no necesitaba acercarse a un actor o una actriz o a gente conocida para tener fama.
-Y tu madre esperó y esperó…
-Para mi mamá el único amor de su vida fue mi papá. Desde que se separó de mi papá nunca más le volvimos a conocer una persona ni siquiera alguien que la llame por teléfono. Mi mamá, después de mi papá, se volvió una monja; nunca más volvió a rehacer su vida. Vivió para mi hermano, para mí y para la familia. Y los últimos años para cuidar de mi padre. Es una mujer extraordinaria, fuera de lo normal. Lo digo con todo el orgullo del mundo. Y creo que papá supo elegir la mujer que quiso al lado toda su vida. Me acuerdo que cuando ya se había separado de Cecilia (Bolocco) y había vuelto a estar con mi mamá, decía: “Yoma hace 50 años que estamos juntos” y yo le decía: “¿y en el medio qué pasó?”. “Nada, no pasó nada”, me respondía (risas). Para él fue la mujer de su vida también. Imaginate que mi papá se fue de la mano de mi madre. En el último suspiro estuvo agarrando su mano. Y la verdad me emociona (llora). Me emociona porque son esos los valores que mi mamá nos inculcó en la vida.
-Y tuvo que atravesar la pérdida de un hijo también…
-Realmente cuando hablo de mi mamá me emociono mucho porque si alguno de mis hijos se le lastima un dedo me vuelvo loca. Y mi mamá pasó por lo peor que a una mujer le puede pasar que es la pérdida de un hijo.
-Y no saber qué pasó porque si hay alguien que pidió justicia y lo sigue haciendo esa es tu propia madre…
-No descansó. Yo siempre le digo que en la calle todo el mundo sabe que a mi hermano lo mataron. Lo que diga un juez en este tema... Quedó más que demostrado que fue un atentado y no fue un accidente. La lucha de esa mujer y sola. Bueno, mi papá después de las pericias de Gendarmería la empezó a acompañar, pero también había que entender la situación, él tenía que seguir adelante y gobernar todo un país.
-¿Pudieron ver juntas el documental sobre el accidente?
-No, yo no lo vi. Yo nunca vi a mi hermano muerto, nunca. Nunca vi el cajón de mi hermano. Entonces cuando pasa algo así, cierro los ojos. Vi como imágenes del helicóptero, pero nunca lo vi muerto y no lo voy a hacer. Guardo el recuerdo de mi hermano vivo, contento y bien.
-¿Cuántos años tenías cuando perdiste a tu hermano y cómo fue sostener a tu papá?
-Yo tenía 23 y Carlitos 26. Fue duro. Si hubiese sido al revés, hubiese sido todo mucho más fácil porque mi hermano era una persona más hecha que yo en ese momento. A mí me agarró muy de golpe todo y no fue fácil ponerme el dolor de mi familia encima. Siempre los dolores repartidos son más fáciles y yo estaba sola, pero bueno, lo hice de la mejor forma que pude y gracias a Dios mi papá se fue en paz y mi mamá vive en paz con sus nietos.
-Antes de morir, tu papá accedió a que se pueda contar su historia. ¿Supervisaste un poco lo que se va a contar?
-No, no. Mi papá les cedió los derechos y yo simplemente tuve entrevistas con ellos y les di mis versiones, mis anécdotas y hablé de mi papá. Pasé la vida entera con él así que mejor fuente que yo imposible.
-¿Qué se va a contar? ¿Su historia hasta llegar a la presidencia, sus mujeres, su familia?
-La verdad que mucho no te puedo decir porque no estuve metida en eso. Lo que sí es que es una serie ficcionada. Me junté con Leo (Sbaraglia)y es impresionante lo parecidos que son. Leo estuvo estudiando riojano para tener la tonada (risas).
-¿Qué sentís al saber que la vida de tu papá va a llegar a las plataformas?
-Me conmueve un montón porque mi papá tiene una historia enorme, una historia riquísima. Diez años presidente, tres períodos como gobernador de La Rioja y casi cinco años preso. Es una historia enorme y que se lo tenga presente me llena de orgullo. Caminar por la calle y que hoy me sigan hablando de mi papá, acordándose de los años que vivieron con él, que pudieron comprar la primera casa con él y un montón de cosas más me llenan el alma. Creo que con el paso de los años su figura se engrandece.
-Cuando salga la serie, es posible que aparezcan los otros hijos. ¿Tenés relación con Máximo, con Carlitos?
-Con Carlitos no, no la tengo. De hecho, estamos con algunos temas judiciales por hostigamiento y amenazas que lo definirá la Justicia. Con Máximo, bien. La verdad que mi hijo y él son amigos, siempre se hablan y tienen buena relación. Son tío y sobrino, pero tienen la misma edad y algunos amigos en común. Pero la vida de ellos es de ellos. No quiero ni preguntarles, que ellos sean felices y disfruten de su vida.
-¿Vos no hablás con él?
-Tengo un enorme cariño por él, pero también respeto el sentimiento que tiene con su mamá. Las madres estamos ante todo, entonces si se crea algún conflicto con su mamá, yo nunca me metería y listo.
-¿Te gustaría juntarte en algún momento con Cecilia Bolocco a tomar un café?
-Sí, sí, soy Menem; no guardo rencores por nadie ni por nada. Yo creo que en algún momento se va a dar.
-Hablamos de Carlitos, de Máximo y falta quien la Justicia determinó que es la hija de tu hermano...
-La Justicia determinó que es la hija de mi hermano. Cuando la sucesión esté cerrada se llevarán las cosas que tengan que llevarse y nada más. No es muy complicada la situación. A ver… los afectos uno los tiene que fortalecer, que querer. Yo sinceramente no tengo afecto con ella, hizo cosas muy feas y victimizarse empeora la situación. Ella ha mentido mucho. Es una chica que tiene un problema de mitómana tremendo, aunque no quiero entrar en ese detalle porque simplemente no me interesa discutirlo con ella. Obviamente que hay una sucesión abierta de mi padre y la Justicia determinará qué es para cada quién y listo. No hay mucho más. Igual que pasó con lo de mi hermano, que ella dice que no recibió nada y recibió toda la herencia de él. De hecho, dice que no tiene plata y está viviendo en una casa enorme en Córdoba. Pero bueno, las mentiras tienen patas corta.
-En su momento, se te culpó de haberte quedado con absolutamente todo…
-Todo está en la Justicia y la Justicia demostró que nadie se quedó con nada, que está todo trasparente y legal. La diferencia entre una persona y otra es que yo fui hija de un presidente y desde chica me gustó trabajar. En su momento fueron las motos, después fue el equipo de competición con una empresa de publicidades, después la agencia de autos... y bueno, así desde chica. No tenía necesidad de hacerlo, pero me gusta, soy así. Esa es la diferencia con los otros, que quizás no les guste trabajar. Además, hay que entender que mi hermano cuando falleció tenía 26 años, no tenía 53 como tengo yo. El llevaba seis años corriendo y su facturación fue de seis años; no sé qué pretendían que tenga un chico de 26 años en ese momento. Hacen toda una historia, un circo que no existe.
-¿Tenés ganas de que se termine todo eso?
-A mí no me mueve nada. Para mí es dejar que la Justicia actúe y lo que le corresponde que lo vengan a buscar y se lo lleven.
-¿Pudiste volver a la casa de Belgrano de tu papá?
-En realidad, no era la casa de mi papá, era la casa de la familia. Esa casa yo la compré hace bastante tiempo y me iba a ir a vivir ahí cuando me casé. Después mi papá se separó de Cecilia y terminó viviendo en esa casa. La verdad que el primer tiempo iba a la casa y era muy duro. No quería ni subir al cuarto; me agarraban ataques de llanto. Así que no quise ir más porque me traía mucho dolor.
-Pasaban todos los domingos allí, ¿no?
-Sábado y domingo, los fines de semana enteros. Los sábados comíamos un asadito que los hacía Luca, a él le encanta hacer asados y los domingos comida árabe. Era como religioso. Y venían mis amigos, los amigos de Luca, los amigos de mamá, siempre recibiendo gente.
-¿Y la casa de La Rioja? Hace poco te vi con Daniel Scioli con la posibilidad de armar ese lugar como un destino turístico.
-Sí, también se han dicho barbaridades. Como que ‘van a hacer una inversión de cuatro o cinco millones de dólares’ y ni la casa cuesta eso, una barbaridad. Fui a hablar con Daniel y con la gente de Turismo para ponerla en valor para que la gente pueda visitarla, que sea como un museo. La gente que va a La Rioja, a Anillaco, mira la casa desde el paredón y saca fotos desde ahí atrás. Entonces mi idea es abrirla, que la gente pueda entrar y sacarse fotos, conocer el lugar donde el expresidente pasó parte de su vida. Seguramente se va a hacer porque es un atractivo para el lugar. Pero esto no le cuesta millones a nadie. La casa está impecable porque yo la mantengo. Creo que hay un proyecto de hacer una ruta del vino por ahí también, entonces va a ser un lugar muy lindo.
-Hablando de La Rioja, en el gobierno de Alberto Fernández te ofrecieron ser diputada. ¿Por qué dijiste que no?
-En un momento dudé, pero era cuando falleció mi papá y yo quería que el apellido siga. Bueno, hoy está el apellido de nuevo (NdE: en referencia a Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados). Después dije que no porque tengo mis hijos y quiero vivir. No le guardo rencor a la política, al contrario; la respeto mucho, pero no es algo que me guste para vivir como lo hizo mi papá, que era un animal político.
-¿Sentís que la política no te perjudicó?
-No, supe mantenerme en el medio de todo. Al no estar en política, no opino de política. Pero sí, soy una agradecida a las personas que en algún momento me ayudaron o estuvieron conmigo como lo hice con la doctora Cristina (Fernández de Kirchner) y con el doctor Alberto Fernández cuando falleció mi papá. Como hoy le agradezco al presidente Milei el tema del busto de mi padre y la reivindicación. No tengo más que palabras de agradecimiento. Soy la hija de un prócer (risas).
-Últimamente estás muy tuitera, ¿Qué te pasa con las redes sociales? ¿Las sufrís?
-No, no, sinceramente no las sufro. Una cosa es el Instagram y otra cosa es el Twitter, que es durísimo, pero conmigo son bastantes buenos. Aparte uno sabe a qué atenerse cuando publica un tuit.
-Quiero repasar algunas fotos para que me digas qué se te viene a la cabeza… (La primera: en su época de primera dama junto a Lady Di)
-¡Uy, que chiquita! Habíamos ido con papá a Inglaterra y me acuerdo que bajábamos por la escalinata y al otro día los diarios habían puesto: “Lady Zu” (risas). Después vino la princesa a visitarnos acá. Realmente ella tenía un ángel muy especial, era una mujer amorosa, angelada.
-[La segunda es una foto con Madonna]
-¡Uy, esos pelos, Dios mío! (risas). Fue cuando hizo algo en la casa de gobierno (Evita) y entonces mi papá la recibió en Olivos. Yo era bastante colgada. Me avisaron que había llegado y fui a saludarla. Cuando estuvieron los Rolling ni me enteré, por ejemplo.
-[La tercera es una foto con Charly García]
-Esa foto es maravillosa; Charly es “el uno”. Yo estaba parada y me dice: “vení, sentate acá” (al lado de mi papá). Yo a mí papá no lo tuteaba, lo trataba de usted y él me decía “nenita”. Entonces me dice: “venga, nenita, siéntese acá” porque él tampoco me tuteaba. Así que terminé sentada ahí charlando. Son esas cosas que te pasan por la política que te lleva a tener acceso a estos momentos.
-[La cuarta es una foto con la reina Isabel II]
-¡Guau! Esa fue la vez que mi papá le puso el poncho a la reina. Era un poncho de vicuña y cuando se lo va a entregar le dice: “Esto se usa así” y no estaba bien (por protocolo) que le ponga el poncho entonces después salió en todos lados. Yo también me he mandado las mías. Una vez el emperador de Japón había venido a Argentina y en la Quinta de Olivos siempre había unas masitas que tenían azúcar impalpable, entonces vos comías y después te tenías que sacudir con un cepillito la ropa. El emperador come esa galletita y se ensucia con azúcar su traje. Entonces agarro el cepillito y lo limpio. Todo el mundo me hacía gestos como que no lo haga. Te juro que me sentí tan mal… Después viajamos a Japón, y lo primero que me dijeron fue: “Zulemita no toques al emperador”. Me bajo del auto y el emperador lo primero que hace es venir a darme la mano y yo miraba para todos lados como diciendo: “¡¿Qué hago?!”. Cuestión es que salió en todos lados yo agarrándole la mano al emperador (risas). Para los japoneses el emperador es como Dios.
-Hablando un poco de actualidad, ¿por qué le dijiste que no a Bake Off?
-Ay, yo pensé que no sabía nadie (risas). No dije nunca que sí, dije que iba a ver qué posibilidades tenía porque implica mucho tiempo de grabación. Además me encanta hacer postres, me gusta la pastelería. No sé si soy buena cocinando, pero sí haciendo postres. Pero eran muchas horas de grabación, desde las 11 hasta las 20, e implicaba descuidar mucho tiempo mi trabajo, fue por eso: por la disponibilidad horaria que significaba y yo estoy mucho en la concesionaria. A la mañana me levanto a 6.30, desayuno con mis hijos, ellos se van al colegio y a la facultad y yo entreno. A las 9/9.30 ya estoy en la oficina. Soy una agradecida de hacer lo que me gusta. Me encantan los coches, me encanta la marca que tengo, estoy muy feliz.
-Tenes una vida llena de historia, ¿no pensaste en hacer tu propia serie?
-Me han ofrecido, pero todavía no; todavía me falta mucho por vivir (risas). La verdad que no fue fácil nuestra vida, pero nos fuimos acomodando gracias a Dios que te va indicando el camino. Soy una agradecida por todo lo que me dio y soy muy creyente por todo lo que me quitó.
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