El diseño de esta vivienda para cuatro juega a favor de la intimidad y de los momentos de disfrute. Una estética alegre y vivaz al servicio de la convivencia familiar
El diseño de esta vivienda para cuatro juega a favor de la intimidad y de los momentos de disfrute. Una estética alegre y vivaz al servicio de la convivencia familiar.
Living-comedor súper colorido
En el Bajo de San Isidro todo el mundo sabe qué es el "mal del sauce", pero fuera de esas tierras ganadas al río no ha trascendido demasiado esa simpática leyenda. Tampoco hay mucho misterio; no es más que el flagelo que deriva de una siesta a la sombra de ese árbol y su consecuente modorra, una suerte de enamoramiento intenso, que incluye la imposibilidad de abandonar el lugar. Quizás por eso, acá los planes son a largo plazo; y para no quebrar el encantamiento, los espacios para el disfrute son la regla y no la excepción.
En esta casa vive una pareja con sus dos hijos adolescentes. Tanto es su sentido del confort quecontrataron a Melanie Guibert para el diseño interior y el equipamiento de lo que sería una vivienda con dos sectores definidos: el de los padres y el de los chicos. El primero comprende el living-comedor con la sala de cine y una suite con escritorio y zona de estar. Por su parte, los más jóvenes cuentan con un playroom con parrilla y comedor, además de sus cuartos. Entre los dos, la cocina, que separa y es punto de encuentro cotidiano. Será que es cierto aquello de que no hay mal que por bien no venga y el del sauce es el mejor ejemplo.
Una pared en gris y la paleta reducida a la menor cantidad de componentes para una atmósfera más acogedora y sin distracciones, acorde a un espacio de cine. Este sector originalmente era parte del living, por eso repite la alfombra. La obra lo transformó en esta sala para disfrutar películas.
La cocina, punto de encuentro
Las espectaculares arañas traídas de Murano impusieron su tonalidad en la cocina e inspiraron la desmesura tropical del jardín. El cerco de cañas pintadas en el mismo tono acerca la vegetación integrando el exterior.
Zona de juego y confort
En rojo coral, los tirantes de hierro toman protagonismo en un gesto mondrianesco que le cambió la onda al pasillo.
En el playroom y los sectores conectados con la parrilla –áreas exclusivas de los chicos– los almohadones combinan todo tipo de estampas y las gamas adquieren sus versiones más juveniles.
Refugio privado en el primer piso
Los colores primarios satinados resplandecen gracias a los grandes ventanales de planta baja y las rajas que llevan luz al primer piso.
Sin estridencias, la suite apela a las texturas de los géneros. Más sobria que el terciopelo pero de gran efecto visual, la pana se impone.
La suite tiene su propia zona de estar, con una espectacular chimenea de líneas netas. Junto al sofá italiano, obra de Carolina Antoniadis.
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