Cuando habla del "campo del Sur", Zaira Nara (30) prefiere no dar coordenadas. Es un lugar sagrado para los Von Plessen, la aristocrática familia austríaca de Jakob, su compañero de vida desde 2015 y padre de su hija Malaika (2 años y 11 meses). Pero, en contraste con la vorágine que vive estos días –estrenó temporada a cargo de la conducción de Morfi, por Telefe, y lanzó su línea de cosméticos, Zaira Beauty–, no puede dejar de recordar sus vacaciones en contacto con la naturaleza, que duraron todo febrero. Igual que su hija, que también revive sus aventuras en la montaña. "En el Sur tengo un caballo que se llama Chupetín y voy con papá porque a mamá no le gusta galopar", cuenta "Mali", como la apodan; y su mamá no puede creer cómo convierte cada experiencia en inolvidable.
"En Patagonia todo es místico –dice Zaira–. Nuestra casa, lejos de ser grande, es sólo para dormir y tomar unos mates. Para el resto, tenés que salir. Tenemos un quincho también, pero donde vivimos nosotros es una casilla. Está remodelada y refaccionada, pero es chiquita. Allá dormíamos mucho en carpa, porque hacemos cabalgatas de ocho o diez horas y paramos en un camping en el medio de la montaña. En todos mis años con Jako, nunca me había podido ir un mes entero al Sur: un año estaba embarazada, después, con Mali muy chiquita... Creo que el viaje nos vino bien a todos".
–Más de uno destacaría de lo que es capaz el amor...
–Bueno, la verdad es que barajé opciones antes de decidirme por instalarme tanto tiempo allá. Pensé en ir a visitar a mi hermana a Milán o viajar a la playa, en Estados Unidos. Pero me decidí por desconectar. ¡No me llevé ni un corrector de ojeras! Además, aunque Jako está trabajando, porque coordina cabalgatas, nosotras podemos acompañarlo y estar todo el tiempo con él. Si yo me iba al exterior, el plan era sin él y eso no me gustaba.
–¿Cómo es un día tuyo en el campo?
–Con Mali dormíamos muchos. Nos despertábamos a las diez de la mañana, cuando en realidad yo amanezco todos los días a las seis. Hice cura de sueño. También tomábamos desayunos eternos: a puro mate y panqueques de avena con frutas. Después, salíamos a andar a caballo o a caminar. Y en el medio, siesta.
–¿Se fueron los tres solos?
–¡Sí! En Buenos Aires sólo contamos con ayuda (de una niñera) porque cuando Jako está de viaje y yo me tengo que ir a trabajar, alguien tiene que quedar a cargo de Malaika. Pero en las vacaciones era innecesario.
–¿Padre e hija son muy apegados?
–Los tres lo somos. En la semana, cuando yo trabajo, están los dos juntos, siempre. Está muy bien repartido todo. Ahora Mali arrancó el jardín así que, cuando salgo del trabajo, la busco y almorzamos juntas. Después, dormimos la siesta, la llevo a la plaza o vamos a natación. Tenemos actividades. Para mí, después del programa arranca mi momento como mamá.
–¿Cómo se adaptó Malaika a esta nueva etapa?
–Pudimos hacer la adaptación juntas, porque empezó el 27 de febrero. Ahora ya hace el horario completo. Va a un colegio alemán, porque Jako es de ascendencia austríaca. Lo elegimos así porque era un poco difícil inculcarle el alemán a Mali sin que se hable en casa, aunque Jako lo haga perfecto. En el jardín hay cursos para madres, pero es muy difícil el idioma. Por ahora, la ayudará sólo papá. [Se ríe]. Y en los primeros días, a Mali le costó. Quería que me quedara. Y la verdad, no soy una mamá dependiente, la recontra suelto.
–Por ahora, Malaika toma cosas de los dos: le gustan los animales y la naturaleza, pero también los maquillajes y las fotos.
–Malaika ama el mundo de su padre, que es salvaje y natural, y también el mío, de la moda y la televisión. Y logra unirlos, aunque sean totalmente distintos. Es aventurera y es coqueta a la vez. Creo que tiene que ver cómo nos tomamos nosotros las cosas. Cuando yo estoy en el campo, no me preocupo por lo que tengo puesto. Y ella está descalza, embarrada y jugando con piedras. Pero, de repente, viene acá y cuando ve que me estoy preparando con peluquero y maquilladora, pide que se lo hagan a ella también.
CASA A ESTRENAR
–Otro sueño en tu vida: lograste armar tu casa soñada en San Isidro. ¿Cómo fue ese proceso?
–Soy bastante relajada para los cambios. Con Jako decidimos mudarnos por un tema de comodidad. Estábamos viviendo en Tigre y yo deseaba vivir lo más cerca posible de mi trabajo. No quería estar arriba del auto dos horas por día. Resignamos un poco de verde y preferimos algo más chico y práctico. Encontramos una casa que nos encantó y la remodelamos como queríamos.
–Con casa nueva, ¿hay planes de agrandar la familia?
–¡Ah! ¿No te dije? Hay un solo cuarto. [Risas]. ¿La verdad? Nos encantaría. Estamos en el momento en el que todos preguntan para cuándo el hermanito y la verdad es que vamos a dárselo a Mali, aunque no estamos desesperados. Disfrutamos de nuestra hija y no nos corre ningún reloj. Cada cual está con proyectos, Jako pasa un montón de meses en el Sur, Mali y yo vamos y venimos. Y una cosa es ir con una hija y otra es sumar a un bebito.
–¿Te gusta la idea de familia numerosa, como tu hermana Wanda?
–Por momentos, cuando estoy en el Sur, me visualizo con cuatro hijos y me encanta. Después, vuelvo a Buenos Aires y me doy cuenta de que amo lo que hago. Para la familia numerosa tenés que resignar cosas. Lo de Wanda es distinto. Ella empezó a tener hijos a los 22 y siempre vivió la maternidad con naturalidad. Además, al principio, en el exterior, no hacés tantos planes. Acá los compromisos de trabajo, amigos y familia llevan tiempo. Tampoco es que no voy a tener más hijos porque me gusta tener vida social, pero quiero estar presente en la vida de mis hijos sin descuidar la propia. Es una negociación interna constante. Recién ahora empiezo a dormir de corrido y a tener un rato de charla con mi marido. Uno más me encantaría. A esta altura, no sería una sorpresa que quede embarazada.
–¿Casamiento? ¿Quieren dar ese paso?
–¡Me voy a casar sólo para la revista! [Se ríe]. ¿La verdad? La formalidad del casamiento me da mucha fiaca. Así como te digo que me gusta ser anfitriona en casa, para eventos grandes, me da fiaca. Estuve organizando el lanzamiento de mi marca de cosmética, Zaira Beauty, con lista de invitados de por medio y reconozco que me incomoda poner a la gente en el compromiso de venir. Desde ese lado, me baja la idea del plan de casamiento. No me imagino ahora, quizás si se da en otra situación: con hijos crecidos, durante un viaje y en la intimidad. Así sí podría hacerlo.
–¿Alguna vez Jako te hizo una propuesta de compromiso?
–No se arrodilló ni me dio un anillo, pero sí, en su momento, me propuso formar una familia. Para mí, fue el mayor compromiso. Con todo el empoderamiento femenino, yo no quiero que me pregunte si quiero ser su mujer; no quiero ser suya, quiero que seamos algo juntos. Cuando me lo propuso, ni bien empezamos a salir, obviamente acepté… Fue el plan más maravilloso de mi vida.
–Cuando hablás de él, se nota el enamoramiento.
–A mí él me flechó, me puede, me fascina. Por eso, me banco la montaña, las diez horas a caballo; porque no sé si me encanta estar diez horas andando a caballo, sin saber qué mirar porque el paisaje es todo igual. [Risas]. Me gusta él, estoy feliz con lo que formamos juntos y su mundo pasó a ser parte del mío. Creo que quizás a él lo sorprendió más verme a mí en ese contexto y que yo sea feliz, sin forzar nada, que a mí involucrarme.
PLAN DE CONFESIONES
–¿Cómo te llevás con tu papá, Andrés?
–[Suspira]. Estoy bien con él, tengo diálogo. Acepté muchas cosas. Cuando veo a Jako con Mali recuerdo cómo era mi papá conmigo y sé que lo voy a querer siempre: me dio la vida. A veces me alejo porque no somos compatibles con las elecciones de vida, como ahora, que él prefiere exponerse. Pero soy de las que dejan fluir, sin reclamos, permitiendo que cada uno haga lo que quiera. Yo no soy combativa. Muchos me preguntan si las cosas no me afectan y la verdad es que no. Quiero a la gente por su esencia, y hay cosas de las circunstancias que no dejo que me interfieran. Qué se yo, es mi papá, no es que le voy a aceptar cualquier cosa, pero tengo uno solo. Con un amigo te podés pelear, ¡pero tu viejo es tu viejo!
–¿Qué cosas le dejás pasar a Wanda y en qué le ponés el freno?
–Me pasa lo mismo que con mi papá. Le doy libertad. Wanda hace lo que quiere. Es un personaje que yo amo. Somos re distintas y a la vez la banco y aprendí a entender su forma de ver las cosas y su manera de pensar, que es distinta a la mía. A la vez, somos almas gemelas…, no sé si me explico.
–Tu mamá se instaló en Italia para acompañar a Wanda. ¿Sufriste su partida?
–De las tres, yo soy la más independiente. Wanda siempre fue la más "mamera". Si bien confrontan, Wanda la quiere cerca. Yo soy más de las que le gusta tener su espacio y sus tiempos. Fue duro que se instale allá porque, cuando tenés una hija, está bueno tener a tu mamá cerca. Pero, en general, mi suegra Christl [Leitner], está. Jako es su único hijo, así que Mali es su vida. También es mi segunda madre, me encanta conversar con ella. Es una mujer independiente, fuerte y me siento identificada en un montón de aspectos.
–¿Tenés algún miedo?
–A partir de ser madre me surgieron varios miedos. Por ejemplo, cuando Mali se sube al caballo con Jako. Pero, en general, soy muy precavida, cero lanzada.
–¿Tenés cuentas pendientes en tu vida?
–[Con decisión]. No, porque no soy de planificar. Voy disfrutando y haciendo lo que me hace feliz. Y justamente ahora, en este momento, soy muy feliz.
UN NUEVO RUMBO
El martes 12, presentó Zaira Beauty, su línea de cosmética, en el hotel Four Seasons. Considerando el éxito mundial de Kylie Jenner, la menor del clan Kardashian, convertida en la millonaria más joven del mundo tras batir récords con su firma de maquillajes, era inevitable consultar si su idea había surgido de ahí. "No me inspiré en ella, porque lo arranqué hace un año y medio. Y aunque muchas modelos extranjeras lo hacen, en Argentina, soy pionera", dice.
Al momento, presentó veinticinco productos esenciales de maquillaje que se pueden comprar online o en farmacias y perfumerías de todo el país. "El precio es razonable porque nadie quiere pagar por un labial lo mismo que por una cartera", asegura.
Asistente de fotografía: Martín Melizza. Producción: Anita Korman. Maquillaje: Bettina Frumboli con productos Lancôme y Micaela Roza. Peinado: Nacho López Fagalde con productos Kerastase Official para @vardomanagement Agradecimientos: Manolita Handmade, de Lino en Flor, Kikilepalmie, Anushka Elliot, Fortunato Pontieri, Estudio Pondal Malenchini y @romero_y_limon por la locación.
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