¿Y si tu teléfono te conoce mejor que vos?
"Conócete a ti mismo". Este célebre aforismo de la antigüedad griega estaba escrito en la entrada del templo de Apolo en Delfos donde funcionaba el oráculo. Allí, las Pitonisas accedían al saber de los dioses y ofrecían a los consultantes respuestas a sus incógnitas. Es interesante que estuviera ubicado allí: de alguna manera parece plantear que conocerse a uno mismo es tan importante que sin eso es imposible acceder a la sabiduría divina, más elevada.
Desde hace casi tres mil años, entonces, perseguimos esta meta de manera bastante infructuosa: parece que descifrar el enigma interior que cada uno de nosotros representa para sí es una tarea más compleja de lo que parece a simple vista. Los avances en la psicología, la neurociencia y la filosofía nos acercan nuevas herramientas y aún así seguimos relativamente a oscuras.
La solución a este desafío milenario parece estar llegando por el lado menos esperado y, quizá, el menos deseable. Un caso que generó mucha repercusión en Estados Unidos hace unos años sirve de ejemplo. Un padre se presentó furioso en una tienda de la cadena Target, reclamando por haber visto que a su hija menor, todavía en la secundaria, le enviaban por correo cupones de descuento para la compra de ropa de bebé, cunas y pañales. Días después recibió un llamado de un ejecutivo de la empresa para pedirle disculpas, pero fue él el que debió disculparse: ¡había hablado con su hija y se llevó una gran sorpresa! Estaba de dos meses y medio.
Para los supermercados y ciertas empresas es muy importante detectar tan tempranamente como sea posible el momento en que una mujer queda embarazada, punto en el cual necesita empezar a comprar muchos productos que hasta allí no adquiría. El primero que identifica el embarazo puede empezar antes con el marketing que dirija esos nuevos consumos a una cadena o marca específica. Basándose en los patrones de compra, el supermercado Target logró desarrollar un algoritmo que ofrece una precisión superior al 90% para detectar la gravidez.
Gracias a la digitalización de casi todos los aspectos de nuestra vida, cada pequeño acto que realizamos (una compra en un negocio, un viaje en ómnibus, una visita al médico, etc.) deja una huella que las empresas correspondientes y nuestro teléfono celular detecta y registra. Si nunca visitaste la sección "Tus rutas" de Google Maps te invito a que lo hagas ahora. Va a resultarte impactante todo lo que Google sabe de vos, solo de seguir minuto a minuto tus movimientos.
Los enormes volúmenes de datos que se acumulan de esta manera son analizados por supercomputadoras que detectan en ellos información de un modo imposible de otro modo. Por ejemplo, analizando lo que escuchás, sería posible detectar toda la música que jamás escuchaste y no sabés que te gusta. Tu celular sabrá qué te va a gustar antes de que vos mismo lo sepas.
A partir de nuestras conductas y nuestra actividad en las redes es posible inferir nuestros estados emocionales, nuestras preferencias sexuales, nuestras visiones políticas, el inicio o fin de una relación amorosa y muchos otros aspectos íntimos y sutiles de nuestra vida. Si la pregunta del título te pareció un despropósito, pensá de nuevo. No resulta impensable un futuro cercano en que nuestros teléfonos sepan más de nosotros que nosotros mismos. Ey, Google, ¿qué quiero comer hoy?