“...Y elegirás la vida”
Con este título, un libro de la periodista Adriana Schettini cuenta diez historias de sobrevivientes de la Shoah con quienes convivió dos años y medio,“inmersa en la cotidianidad de sus biografías”. Testimonios para aprender
Dice Adriana Schettini que su libro nació de una sospecha: "Que la vida, aun en sus días más negros y en sus noches más despiadadas, es mil veces bendita". Así comienza "... Y elegirás la vida" (Aguilar), de su autoría, que el 1° de abril estará en las librerías y se presentará el 21 de ese mes, a las 19, en la Librería Santa Fe de Alto Palermo.
"Cuando empujé la hipótesis hasta el abismo último, también allí se sostenía: incluso en Auschwitz, la gente quería vivir –dice el prólogo–. De hecho, en los campos de exterminio nazi y en los guetos casi no hubo suicidios.
"Quien se suicidó, en los tiempos de Hitler, fue el humanismo. Por voluntad del Führer, a todos los judíos de Europa se los condenó al exterminio. No se los sentenciaba por sus acciones, ni por sus palabras, ni tan siquiera por sus pensamientos. Debían ser asesinados sólo por ser lo que eran: judíos. Y mientras el nazismo aceitaba la maquinaria mortal, el mundo lo dejaba hacer.
"El infierno había bajado a la Tierra. Y contra todo lo esperado, quienes sobrevivieron, de milagro, a ese universo endemoniado volvieron a elegir la vida. Sacando fuerzas de flaquezas, juntaron las migajas de sus cuerpos torturados,Û cosieron las hilachas de sus almas descuartizadas por el espanto; se cargaron el peso de los muertos al hombro, y continuaron, existencia adelante.
"¿Cómo lo hicieron?: eso quise saber, y salí a preguntárselos.
"No me alcanzaba con entrevistarlos; precisaba vivir con los sobrevivientes de la Shoah."
Schettini pasó dos años y medio "inmersa en la cotidianeidad de sus biografías". Y vio en ellos "la encarnación del mandato bíblico: ... Y elegirás la vida".
Ahora están, en su libro, las historias de diez personas (dos de ellas fallecieron mientras Schettini escribía) que aprendieron a abrazar la vida "en su desnudez: un hombre que lucha por sobrevivir en el ghetto diezmado, o en la asfixia del vagón de carga que lo deporta a la fábrica de cadáveres de Treblinka, o frente a los crematorios de Birkenau o de Majdanek, está eligiendo la vida sin reservas. Una mujer que engendra hijos, tras haber escapado de la cámara de gas, está optando por la vida sin entrar en el menor regateo. No es que quieran vivir sin hambre, ni frío, ni tortura, ni enfermedad, ni amenaza de muerte. Es que quieren vivir, a secas". En los párrafos que siguen, apenas una parte de las historias que integran el libro.
- JOSE RAJCHENBERG
(Polonia, 1917- Buenos Aires, 2004):
En abril de 1943, José Rajchenberg estaba junto a los jóvenes que enfrentaron el poderío nazi con una cuantas botellas de gasolina, unas cuantas botellas de gasolina y una entereza arrolladora.
"Los judíos, antes de tomar vino u otro alcohol, dicen Lejaim. ¿Qué significa Lejaim? Por la vida; para vivir, siempre. Después de tantas matanzas contra los judíos, después de tanta Inquisición y tanto pogrom, después de este tremendo Holocausto, aún se dice Lejaim. Así es la vida: fuerte, muy fuerte."
- SALOMON FELDBERG
(Polonia, 1927):
Auschwitz, 24 de junio de 1943. Es la hora del crepúsculo. El tren se detiene (...), dos mil cuatrocientos judíos son empujados fuera de los vagones (...). Salomón Feldberg se aferra a la mano de su madre. La memoria de las razzias le dice que en segundos perderá ese contacto protector. Pero nadie le avisa que será para siempre.
"Yo estaba derrotado; era un esqueleto; no servía para nada y, sin embargo, ellos me asignaron un trabajo horrible: juntar cadáveres. (...) Pero, a pesar de todo, yo siempre tenía una chispita de esperanza. (...) Ninguno de los que pasamos por los campos sabemos por qué sobrevivimos, pero todos sabemos que queríamos vivir. (...) Morir no es un acto heroico. El heroísmo es luchar por conservar la vida."
- ISAK LEMPERT
(Polonia, 1923):
"Pasamos Iom Kipur en prisión. Mi papá dijo las oraciones que pudo recordar de memoria y ayunó. Sí, yo vi a mi papá ayunando en la prisión de Czernovits porque era el Día del Perdón".
- ELIZABETH SZATMARI DE MARCHAK
(Hungría, 1936):
"A veces pienso cómo fue que después de la guerra tuvimos ganas de seguir viviendo, de pensar en ropa nueva o en ir al cine. La vida sigue; la vida es muy fuerte. No sé explicar cómo ocurre, pero llega un bendito día en que uno vuelve a interesarse en una receta de cocina."
- MONIEK TAUB
(Polonia, 1926 - Buenos Aires, 2004):
"Es que a mí me gusta tanto cantar..."
Si alguien le hubiera dicho en Auschwitz que iba a sobrevivir y que además iba a tener fuerzas para cantar, seguramente no le habría creído, ¿verdad?
"En Auschwitz... ¿cómo iba uno a poder pensar algo así en Auschwitz, si estaba al lado del crematorio y veía que todo el tiempo entraba gente y salía humo?"
- MOISES BOROWICZ
(Polonia, 1927):
"Tuve muchos compañeros de colegio y de juegos que no eran judíos, como supongo tienen todos los chicos judíos en cualquier parte del mundo. Pero cuando Hitler subió al poder en Alemania, en Polonia surgió un enorme antisemitismo (...) No me puedo olvidar lo que me dijo un grupito de compañeros: «Cuando venga Hitler, los vamos a pasar por la máquina de picar carne y de ustedes vamos a hacer albóndigas»."
- STELLA KNYSZYNSKA DE FEIGIN
(Polonia, 1923):
"Llegamos a Majdanek en abril de 1943. Nos hicieron sacar toda la ropa. Eramos chicas jóvenes y teníamos pudor... Nos llevaron a los baños donde estaban las duchas (...) Estábamos vigiladas por kapos alemanes.
"Hasta el día de hoy me esfuerzo por no agobiar a los otros con mis penas. Creo que, por más que la gente te quiera, si sos intolerante, jodida y quejosa, a la larga no te pueden aguantar y te van dejando sola. Y a mí me gusta estar junto a los otros. (...) Tengo muchos problemas y llevo una enorme tristeza adentro, pero no soy una resentida."
- SARITA CHAKIM DE ROSENBERG
(Lituania, 1931):
"Yo te quiero contar –dijo Sarita–. Yo quiero que se sepa."
Supuse que aludía a los crímenes cometidos por Hitler, pero me equivoqué:
"Yo quiero que se sepa que sé hablar idish y hebreo gracias a la escuela del ghetto –precisó–. Hay que contar que en el ghetto se había organizado un coro, y que cantábamos. Sí, en el ghetto de Vilna cantábamos y estudiábamos; a pesar de los nazis. Y de esto no habla nadie."
- JULIO PITLUK
(Polonia, 1921):
"Es increíble: entre tantos habitantes y con semejantes sufrimientos, casi no hubo suicidios (en el ghetto de Bialystok). La gente tenía la ambición de salvarse. La inmensa mayoría se aferraba a cualquier esperanza, por mínima que fuera, con tal de seguir vivo."
- REGINA KENIGSTEIN DE HUBEL
(Polonia, 1922):
"Una vez por mes habría que hacer una lección para todos los jóvenes. Tienen que saber lo que fue Auschwitz, querida. Tienen que saberlo, para que nunca más le hagan a nadie lo que a nosotros nos hicieron ahí. (...) Hay que trabajar para que nunca nadie venga con ideas como las de Hitler, y la gente lo siga."
Para saber más:
www.alfaguara.com.ar