Will Smith es Muhammad Alí
El ex rapero y protagonista de éxitos como Hombres de negro aceptó meterse en la piel del gran campeón y éste parece conforme con el resultado
Will Smith ganó reconocimiento como el rapero de temas suburbanos y amables convertido en comediante. El chico apuesto que a los 20 años entonaba, junto con su amigo Jeff Townes, canciones como Los padres no entienden o Las chicas sólo son un problema, consiguió un éxito instantáneo entre los adolescentes del momento no sólo por su excelencia musical sino por sus connotaciones de comedia, y su disco He’s the Dj I’m the rapper ganó un Premio Grammy.
Como actor, su primer papel fue en Six Degrees of Separation, donde encarnaba a un convicto homosexual. Fue elogiado por la crítica, pero Smith pronto advirtió que esa imagen contradecía la que intentaba proyectar con su música, de modo que empezó a aceptar papeles en films de acción como Bad Boys y Día de la Independencia, que cimentaron su renombre y elevaron sus honorarios a los niveles de Tom Hanks o Tom Cruise. En 1997, coronó su popularidad con la actuación en el megaéxito Hombres de negro y, en 2000, fue protagonista de La leyenda de Bagger Vance, dirigida por Robert Redford, film en el que el actor varió algo su rutina de estrella de la comedia ligera.
Pero la próxima vez que veamos a Smith en la pantalla grande, sin duda nos sorprenderemos: Willard C. Smith Junior, nacido en Filadelfia en 1968, hijo de un ingeniero y de una docente, apodado el Príncipe por su amabilidad y fluidez verbal, se convertirá en el mítico y tumultuoso Muhammad Alí, el Campeón, o en lo más semejante al gran boxeador y líder negro que sus habilidades, los maquilladores y la visión del director Michael Mann se lo permitan.
Uno de los atractivos del papel de Alí será, para Will, la oportunidad de ser alguien que trasciende su fórmula habitual de levedad y entretenimiento. Esta película le presenta el desafío de la gravedad. No sólo es terriblemente exigente para sus capacidades físicas y creativas, sino que después de ella nadie podrá acusarlo de haberse vendido al mundo de los blancos. El director Michael Mann ha elegido concentrarse en la década 1964-1974, los años más politizados de la vida del Campeón. “Para Michael –dice Ron Silver, que interpreta al entrenador de Alí, Angelo Dundee– es una película sobre los años 60, las relaciones raciales, Vietnam y la rebelión contra el sistema.” Alí cubre la transición entre el Cassius Clay de 22 años que asombró al mundo al derrotar a Sonny Liston y el Alí de 32 años que, provocando igual sorpresa, superó a George Foreman en un combate casi heroico.
“El film –ha declarado Michael Mann– empieza a fines de los años 50, con un Alí que ha crecido en Louisville, Kentucky, en el apartheid del Sur, con el conflicto generacional entre él y su padre, y su búsqueda de identidad, una cuestión crucial de esos años. Alí decía: ¿Qué esperan, que me alise el pelo y viva en un suburbio blanco? Esa no era para nada la idea del Campeón. Su imagen como campeón del mundo de los pesos pesados debía ser inspiradora.” Y el director concluye: “No es una película de boxeo ni es una película romántica. Es una pieza histórica dramática, en la que Alí es uno de los iconos afroamericanos que descubre el poder negro, y el orgullo étnico y cultural”.
Smith tuvo que echar mano a toda su capacidad y su fuerza de voluntad para ponerse en los zapatos de Alí. Cuando lo conoció hace dos años, en un gimnasio de Miami, el actor estaba entrenándose cuando entró el Campeón. Alí se acercó y le susurró: “La gente me dice que eres tan bonito como yo”. Y Smith contestó, metiéndose dentro del personaje, y con su misma jactancia: “Es raro, porque la misma gente me dice que soy mucho más bonito que lo que nunca fuiste”.
Pero en realidad el apuesto actor tuvo que transformarse bastante para estar a la altura del modelo: tuvieron que echarle las orejas hacia atrás, ponerle peluca y una nariz protésica y someterlo a un cambio corporal. En su mejor momento, Alí medía un metro ochenta y siete y pesaba 105 kilos. Will, que es un poco más alto, tuvo que engordar 17 kilos. Y no fue en vano: Alí tenía hombros más anchos y músculos menos definidos, pero el resultado es una semejanza asombrosa.
Cientos de horas pasadas con Alí, innumerables sesiones con un foniatra para reproducir el acento de Louisville del Campeón y un concentrado estudio de las filmaciones de Alí en su mejor momento dieron al actor una sólida captación de los movimientos, gestos peculiares y tono del gran boxeador. Pero la parte más interesante de la personificación fueron los esfuerzos de Smith por encontrar algo de sí mismo en el personaje. La tarea, según parece, no resultó fácil: los dos hombres no tenían nada en común. Will procede de la clase media suburbana de Filadelfia y es hijo de profesionales. El joven Cassius Clay nació en una zona segregada de Louisville, Kentucky, era casi analfabeto e hijo de un pintor de carteles borrachín que golpeaba a su mujer. Alí, hasta que empezó a padecer mal de Parkinson, fue un mujeriego de nota. Smith también ha tenido lo suyo, pero es absolutamente fiel a su segunda esposa, la actriz Jada Pinkett (que en el film interpreta a la primera mujer de Alí).
Además, Smith también debía convertirse en boxeador y no en cualquiera, sino en uno de los mejores de todos los tiempos. Durante un año, antes de empezar el rodaje, dedicó a la tarea seis horas diarias de entrenamiento, haciendo pesas y recibiendo golpes en el ring. Muy pronto lo lanzaron a peleas con boxeadores genuinos, como Charles Shufford, un peso pesado que encarna a Foreman; Michael Bentt, un campeón retirado que personifica a Sonny Liston, y James Toney, ex campeón de los medio pesados que interpreta a Joe Frazier, y que fue el primero que tumbó a Smith, tal como Frazier fue el primero en tirar a Alí a la lona.
Pero tanto sacrificio tuvo frutos. El antiguo entrenador de Alí y asesor del film, Angelo Dundee, ha declarado con satisfacción: “Si lo hubiera tenido a mi cargo cuando este chico tenía 20 años, hubiera sacado un campeón de él”.
Para el cine, el boxeo es difícil de captar. Funciona mejor cuando se lo estiliza (como en Toro salvaje) o se lo exagera hasta el punto de la historieta (como en las películas de Rocky). Pero Mann quería realismo y más realismo, desde el gimnasio de Miami hasta la verdadera casa de Elija Muhammad, jefe de la Nación del Islam, que dio a Alí su nombre musulmán y lo obligó a cortar su amistad con Malcolm X. También son muy realistas las escenas en el ring, donde los hombres intercambian verdaderos golpes.
El momento culminante del relato es la pelea contra Foreman, filmada en Africa (aunque en Mozambique y no en Zaire), ante 27.000 extras estáticos. Will Smith ruge: “¡Este es el momento para el que me he preparado! ¡El momento que todos ustedes esperaban!” Sus ojos quedan fijos con la mirada de faraón que Alí solía usar en sus momentos de mayor grandeza. “¡Soy muy malo! –agrega, y su voz baja como si diera una explicación–. Nunca ha habido alguien como yo, y nunca habrá nadie como yo.” No son las palabras exactas de Alí, pero el altísimo voltaje emocional es el mismo. Y también es igual la confusión del Alí de 23 años que debe evitar a su amigo y mentor Malcolm X, o el deseo de conquista del mujeriego, o el orgulloso desafío del hombre que se negó a combatir en Vietnam.
En esencia, no es una película de boxeo y, según Mann, “no es un film biográfico ni un docudrama. Es un intento de ponerse en los zapatos de Alí y caminar por su senda. Quiero darles un Alí de carne y hueso”.
Por su parte, Smith dice que, desde la primera conversación prolongada que sostuvo con Alí, cuando el campeón le dijo que verdaderamente deseaba que lo personificara en la pantalla, sintió un gran compromiso. Empezó a pensar que el éxito de su esfuerzo dependía de que Alí lo aprobara. “Si no lo aprueba –dijo el actor–, dos años de trabajo duro perderían todo sentido para mí.” Después del 11 de septiembre, Smith y Alí se presentaron juntos en el Telethon de Hollywood, y la actitud del actor fue de gran modestia. Will lo presentó diciendo que “la persona más famosa del mundo” y “uno de los más grandes héroes de nuestro tiempo” era un musulmán, y concluyó su introducción diciendo: “Mi amigo y yo deseamos recordarles que somos más fuertes cuando estamos unidos". Y Alí luego expresó elocuentemente su oposición, y la del islam, a la violencia, el crimen y el terrorismo.
Ahora, Smith afirma que quiere alcanzar un punto en el que Tom Cruise y Tom Hanks acepten los films que él rechaza. Y de allí, agrega, derecho a la Casa Blanca. “Sé que el cine y la música son sólo el principio de mi verdadera grandeza”, dice el actor, todavía imbuido de la arrogancia de su personaje.
Una historia en todos los formatos
Alí se inventó a sí mismo en un país donde la publicidad y el culto a la individualidad alcanzan su esplendor. No es de extrañar que su vida, llena de circunstancias excepcionales, de contrastes dramáticos y golpes de efecto, haya merecido numerosos libros, dos films, una historieta y un videogame.
Entre los libros, cabe citar los siguientes: Muhammad Alí: su vida y su tiempo, magnífico reportaje al boxeador realizado por Thomas Hauser; La historia de Muhammad Alí, quien alguna vez fue Cassius Clay, de John Cottrell, y El negro es mejor: el enigma de Cassius Clay, de Jack Olsen, dos biografías con abundante material sobre los primeros años del campeón; El combate, apasionante crónica de Norman Mailer sobre el mítico match entre Alí y George Foreman en Zaire; y, el más reciente y quizá definitivo estudio sobre la construcción del personaje de Alí: Rey del mundo, de David Remnick, que contiene y supera a los anteriores.
El propio Superman rindió homenaje al boxeador cuando, en un episodio especial del hombre de acero publicado en 1978, los historietistas Dennis O’Neill y Neal Adams imaginaron una pelea entre el superhéroe y Alí para definir quién de los dos se encargaría de salvar la Tierra de un ataque extraterrestre.
Desde enero de 2001, la irreverente elegancia boxística de Alí se enfrenta con pasmoso realismo a los mayores pesos pesados de todos los tiempos en el simulador de boxeo para computadoras Knockout Kings 2001.
El campeón, que estuvo presente en la presentación del videojuego, dijo: “Estoy contento de ver que aún soy el mejor boxeador de todos los tiempos y, para colmo, este juego me hace aparecer más lindo y más joven”.
El documental Cuando éramos reyes –dirigido por Leo Gast, se estrenó en 1996 y obtuvo un Oscar de la Academia en 1997– registra todos los matices políticos, deportivos, económicos y sociales del triunfo de Alí sobre Foreman en 1974, al tiempo que reúne los mejores testimonios fílmicos de y sobre Alí, anteriores y posteriores a esa pelea.
Alí, la película protagonizada por Will Smith que se estrenará en breve, parece estar a la altura, desde el punto de vista cinematográfico, de la grandeza del ídolo.