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En una ciudad con más perros que niños, la tendencia de los hoteles cinco estrellas que se adaptan a la modalidad pet-friendly pisa cada vez más fuerte. Luego de la reactivación del rubro tras el golpe ocasionado por la pandemia, la estrategia del negocio busca responder a la demanda de un público que históricamente había quedado excluido del servicio.
La tendencia global se replica en la hotelería local, con establecimientos que ofrecen prestaciones para los huéspedes que quieren alojarse acompañados por sus perros durante sus viajes. Hay varios complejos de alta categoría que funcionan con esta modalidad en la Argentina. El Hilton de Puerto Madero, el Sheraton de Retiro, el grupo NH, el Four Seasons y el Intercontinental Buenos Aires son parte de los que ofrecen este tipo de alojamiento.
“La idea de armar un programa pet-friendly surgió a partir de una tendencia del mercado y solicitud de los huéspedes después de la pandemia, que comenzaron a demandar la posibilidad de compartir la experiencia hotelera con sus perros. Además de la habitación, hay áreas comunes del hotel que son pet-friendly, como el lobby. También se permite la presencia de los animales en ciertos sectores de algunos restaurantes y contamos con servicios especiales, como la atención telefónica de una veterinaria disponible 24 horas, para cualquier inconveniente o urgencia que pueda surgir durante la estadía”, explica Andrés Hasdeu, Director de Ventas y Marketing de Sheraton Buenos Aires.
En el hotel de Retiro, los huéspedes pueden disfrutar del desayuno, almuerzo, merienda y cena en el Terrace Bar del edificio, pasear por el jardín y acceder a áreas delimitadas o “pipi rooms”, para que los canes hagan sus necesidades. “En los últimos años, los perros y gatos, han ido cambiando su posición dentro de los hogares, yendo desde funciones laborales (guardia o control de roedores), pasando por animales de compañía, hasta llegar a ubicarse como un integrante más y muy importante de la familia”, asegura Juan Atilio Di Paolo, veterinario y asesor técnico de Royal Canin.
No es una novedad que en la Ciudad de Buenos Aires ya hay más perros que niños. La información, suministrada desde la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno porteño, indica que -de acuerdo a la última proyección poblacional por edad- hay 397.649 niños menores de 10 años, en tanto que hay en el distrito cerca de 490.000 perros según, la Encuesta Anual de Hogares 2022. Este fenómeno va de la mano del descenso de parejas con hijos y el aumento del número de familias multiespecie crecen. Los resultados de la EAH 2022 –en el módulo ”Tenencia responsable y sanidad de perros y gatos”– registran, entre caninos y felinos habría cerca de 858.000: más del doble de nenes.
En este contexto, para muchas personas viajar junto a sus perros se ha hecho costumbre. Pero antes de embarcarse en la aventura conviene tener en cuenta una serie de recomendaciones:
● Visitar al veterinario previo al viaje para asesorarse de cuidados y cómo prevenir el estrés, angustia o miedo
● En el caso de que el viaje se realice en auto, acostumbrar al perro con viajes cortos para evaluar su comportamiento y si tiene algún síntoma.
● Chequear que tenga el calendario de vacunación actualizado y completo.
● Recordar llevar correa, chapita e identificación y repasar las reglas de convivencia solicitadas en el hotel de destino.
● Realizar paseos al aire libre y actividades recreativas con el animal para reforzar el vínculo.
Convivencia responsable
En ese sentido, para muchas personas viajar junto a sus perros se ha hecho costumbre. Por eso, los médicos veterinarios y especialistas en comportamiento animal proveen algunas recomendaciones para tener en cuenta. Tanto los expertos de Royal Canin como el equipo del programa pet-friendly del Sheraton advierten que es probable que, en lugares nuevos, el comportamientos del perro cambie respecto del que suele tener cuando está en su casa. Esto puede ocurrir porque el animal se ve expuesto a situaciones y estímulos desconocidos: olores y personas nuevas, sitios por los que nunca transitó o ruidos nuevos.
“Muy a menudo los problemas y cambios de comportamiento pueden ser el primer indicador de cierta pérdida de bienestar. Por eso, la mejor manera de garantizar el bienestar del perro es comprender y respetar sus necesidades individuales, sea donde sea. Parte de ser un tutor responsable es desarrollar una buena comprensión del lenguaje del perro, especialmente de qué cosas o situaciones puedan estresarlo, sobre todo fuera de casa”, aclaran desde el hotel cinco estrellas.
¿Cómo prepararse para asegurar el bienestar del perro?
“Que una propuesta sea pet-friendly, no significa que es amigable para todos los animales. Siempre hay que ver el caso y la individualidad del perro”, enfatiza Carolina Marcó del Pont, psicóloga y educadora canina. “Lo primero a tener en cuenta es que el perro esté habituado a circular por espacios con gente sin sentirse invadido o intimidado por el movimiento o los ruidos. Como paso previo a la llegada al hotel de destino, un buen ejercicio es entrar a circular por el hall de otros hoteles pet-friendly similares para comprender cómo gestiona el perro los estímulos de ese ambiente. Otra opción es hacer una caminata corta por algún shopping que permita la entrada de animales. Ir a un hotel no es para cualquier perro. Por eso, la comunicación con el tutor es fundamente. Hay perros que quizás no lo expresan, pero se paralizan del miedo y los tutores los llevan a todos lados porque no molestan. Pero terminan pasándola mal. En ese sentido los más escandalosos llevan las de ganar: se salen con la suya y la gente no los lleva porque los miran mal”.
¿Qué hacer para que todos disfruten?
Antes de ingresar al hotel, es importante dar un paseo con el perro para que pueda evacuar afuera y además así puede entrar un poco más relajado. Evitar circular en horas pico y tratar de salir de la habitación en los momentos en los que haya menos cantidad de personas circulando son claves para que la estadía sea placentera.
“También es una buena idea tener a mano una alfombrita de olfato (hay marcas que hacen unas pequeñas para viajes), alguna alfombra de lamido (licky mat) y un masticable como orejitas deshidratadas, garritas, etc. Los perros descargan tensión y se relajan a través de la masticación, el lamido y el olfato. Por eso también es importante permitirle explorar el lugar usando su nariz”, aconseja Marcó del Pont.
Un plan de 15 días para aprender a relajarse
Algunos perros están naturalmente en alerta y en guardia. En esos casos, enseñarles a relajarse en ciertos entornos mejora su calidad de vida e incluso puede ayudar a resolver ciertos problemas de comportamiento. Tener un comportamiento entrenado para relajarse y relajarse también es un recurso válido en una variedad de entornos dentro y fuera de la ciudad.
Los días previos se puede trabajar con un objeto que el perro relacione con un lugar de calma. Un buen recurso puede ser una manta que el animal lleve consigue y asocie a su espacio seguro. Otras opciones son las cajas transportadoras o los bolsos de viaje. “Esto se puede hacer con el protocolo de relajación de Karen Overall o, mucho mejor, con ayuda de un educador canino. Entonces si la mantita está asociada como lugar seguro, y el perro viaja con ellos a todos lados, es ideal”.
El protocolo se compone de instrucciones y tareas de formación, que se desglosan en un programa de 15 días que consta de listas de tareas específicas. Cada tarea implica pedirle al perro que se acueste y se relaje mientras su tutor realiza una variedad de actividades, como: aplaudir, saltar, salir de una habitación y regresar, etc. Entonces, cada vez que el perro logre mantenerse recostado, cómodo y relajado mientras esas situaciones ocurren a su alrededor, recibe un premio.