"Vos no pasás": la discriminación en los boliches porteños, en primera persona
Ser gorda en esta sociedad es difícil. "La gula", uno de los siete pecados capitales, es lo que más caro sale cuando se trata de pertenecer ya que, para hacerlo, hay que encajar en estereotipos que muy poco tienen que ver con los la mayoría de cuerpos que existen.
Si bien la gordofobia es un fenómeno moderno, no lo es su conflicto y por lo que luchan quienes militan en contra. La discriminación que viven las personas gordas va desde no encontrar ropa adecuada porque la ley de talles no se aplica hasta que no te dejen pasar en un boliche bailable. Y aunque lo último parezca una locura, sucede cada fin de semana.
A través de las redes sociales , varias chicas denunciaron que en la disco L'ARC Saturday's, de Palermo , no las dejaron entrar por su apariencia física. "Fuimos a hacer la fila, super temprano, teníamos lista, teníamos documento y estábamos bien vestidas. Hicimos toda la fila hasta que el de seguridad nos pidió que vayamos para un costado. Pasó el tiempo, no nos daban bola, volvimos a hacer la fila y nos volvieron a pedir que nos corramos a un lado", relata Martina Cabrera a LA NACION.
"Ahí le preguntamos por qué no nos dejaban pasar. Mi amiga le preguntó si era porque ella era gorda y él respondió que sólo seguía órdenes, que no nos podía decir nada más. Mi amiga insistió y él ahí nos dijo que sí, que era por eso. Atrás nuestro había una pareja morochita a la que tampoco estaban dejando ingresar", agregó Cabrera.
Si bien tanto ella como su amiga no quisieron hacer una denuncia formal, lo contaron en las redes sociales y así, otros casos del mismo local y de otros boliches salieron a la luz. Desde L'ARC Saturday's, hasta el momento, nadie realizó ninguna declaración al respecto y no atienden el teléfono.
Años atrás, que te "reboten" en la puerta de algún club nocturno por tener zapatillas o bermuda era bastante común, el cartel de "la casa se reserva el derecho de admisión" nos advertía que podían elegir quién entraba y quién no. Pero los tiempos cambiaron y aunque por cómo estás vestida pueden aún no dejarte pasar, discriminar por el aspecto físico está fuera de la ley y debe ser denunciado.
¿El precio de pertenecer?
"Hay un montón de cosas que suceden porque la gente que las realiza, cree que le dan status, pertenencia, te hace parte de una elite de papel madera. Todo lo que tiene que ver con la imagen ronda ese mensaje. Lo que sucede con ciertas marcas que -a propósito- no hacen toda la curva de talles o los marcan mal para que sus prendas no se luzcan en ´cuerpos incorrectos´ no es un mensaje inocente. Mucha gente se pregunta ´pero acaso no quieren vender´ y claro que quieren vender, pero por eso poder entrar en ciertas prendas te da cierto nivel imaginario, te hace pertenecer a un grupo con características únicas", indica María Fernanda Rossi, periodista, locutora y creadora del blog "la bitácora de la gorda".
"Lo mismo pasa con los boliches, la cuestión ronda ´lo inalcanzable´, si entrás ahí es porque ´sos parte´, te lo ganaste, lo merecés. Ese es el mensaje que quieren dar y, lamentablemente, es el mensaje que también aceptan las personas que van ahí o ¿acaso escuchaste alguna vez a alguien que se quejara porque le permitieron entrar a un boliche exclusivo? No solo es discriminatorio y horroroso, sino que es peligroso. Yo tengo 40 años y llegué a un momento en el que estoy cómoda con cómo soy y lo que soy, pero rechazar a una piba o a un pibe de 18 años porque su imagen no devuelve lo que vos consideras como ´superior´ puede causar un daño irreparable", agregó.
Denunciar es la tarea
Por su parte, Laura Contrera, militante y activista gorda, refuerza esta idea y sostiene: "Quien porta tejido adiposo mayor al que es considerado normal se transforma en un objeto de escrutinio público y eso trae microagresiones que en la práctica discriminan y son violentas. Para esta sociedad, el adjetivo ´gordo´ no sólo implica eso sino además viene con otras cosas que son negativas, ser gordo o gorda es ser una persona fea, indeseable, poco saludable, sin voluntad y repulsiva. Y todas esas características hacen que esté validada la discriminación".
"Esta discriminación en personas adolescentes terminan teniendo un impacto en su salud psicofísica y esta exclusión hiriente trae consecuencias que no son fáciles de sobrellevar. Dejan marcas, provocan heridas emocionales muy fuertes. Lo problemático de que estas prácticas se repitan en nuestra sociedad es que, cuando estas actitudes que no reciben sanción social, se naturalizan y eso es peligrosísimo", advierte Contrera.
Una de las víctimas con la que se contactó LA NACION, sostuvo que prefiere mantenerse en el anonimato y que si no hizo la denuncia antes- el hecho sucedió el 20 de julio- fue por vergüenza. Respecto a iniciar vías legales cuando sucede un hecho semejante, la especialista en activismo gordo sostiene que es clave realizar sanciones. "Las denuncias ante el INADI no se hacen por muchísimas razones, pero una de ellas es que la víctima, sobre todo si es adolescente ya que están más permeables a este tipo de violencias, piense que en realidad no merece denunciar o que no tiene por qué reclamar ya que es un tema suyo y es algo que se puede controlar voluntariamente entonces, si es gorda, en algún punto lo tiene merecido. Esta es una internalización muy fuerte de la culpa por el peso con la que hay que romper. Estos comportamientos tienen que ser denunciados", finaliza Contrera.
El Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y el Racismo atiende las 24 horas todos los días en la línea telefónica gratuita: 0800-999-2345.
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