Dos años atrás, Rolando Beltrán tomó el avión de las cinco de la tarde que partía desde su Comodoro Rivadavia natal y voló hacia Buenos Aires. Estaba ansioso y podía percibir una sensación extraña que lo invadía por momentos, oleadas que le indicaban que no había emprendido un viaje ordinario, sino uno que representaba el comienzo de una nueva etapa de su vida.
En aeropuerto marcó el número de Pilo, uno de sus mejores amigos, y le preguntó si podía hospedarse en su casa. "Estoy de visita por un par de días, para luego irme de vacaciones", le comentó, con la certeza de que sus breves estadías eran siempre bienvenidas. Una hora más tarde, Rolando descendió en la entrada de un edifico porteño acompañado por dos enormes valijas, que Pilo observó con sospechas. "¡Vos no te vas de vacaciones!", exclamó. "No, me voy a vivir a Jordania".
Los dos días que siguieron no fueron suficientes para apaciguar la incredulidad y la sorpresa de su amigo.
Amor árabe
Hacía años que Rolando tenía la intención de irse por una temporada al medio oriente para aprender árabe y adentrarse en el islam, religión que había adoptado para su vida y que había comenzado a estudiar a través de varios libros que le enviaban desde Arabia Saudita. "Pero por cuestiones familiares, compromisos, y trabajo tuve que cancelar mis intenciones", explica, "Aparte no sabía nada de inglés y decidí, antes que nada, comenzar a estudiarlo. Ese fue uno de los primeros pasos que di hacia mi meta. Sabía que en el medio oriente debía poseer la capacidad de ser claro y conciso con los mensajes a la hora de comunicarme".
En el 2014 logró embarcarse en su primera aventura a Dubai, experiencia que repetiría cinco veces más. "No se trataron de simples viajes de turismo. Me dediqué a observar los hábitos, el idioma y el modo de vida. Por otro lado, mi idea era buscar oportunidades laborales en la región, ya que me desempeñaba en el rubro del petróleo y creía que tenía posibilidades en los países del golfo Pérsico. En ese momento, Jordania no estaba en mis planes".
Sin embargo, el destino le traería un giro inesperado. A través de las redes sociales, Rolando inició un diálogo con una mujer árabe con la que, de a poco, forjó una bella amistad. Entre ellos, la complicidad y la confianza crecieron al punto de extrañarse, y el joven supo que era momento de emprender el gran viaje. Uno definitivo. "Decidimos casarnos. Justo había dejado mi último empleo de casi nueve años en la industria petrolera, mi hijo ya estaba más grande y quería quedarse a vivir con su mamá, y yo estaba dispuesto a dar el paso".
La primera conversación
Rolando conocía poco acerca de Jordania. Sabía que se trataba de un país con una monarquía constitucional y que, gracias a su política de libre comercio, era considerado un mercado emergente y un territorio con un alto desarrollo humano, una característica que lo diferenciaba de los países de su entorno.
Arribó en Amán, la capital, y lo primero que hizo fue contactar al hermano de su futura esposa, quien llegó desde Abu Dhabi para reunirse con él y hablar acerca de sus intenciones de casamiento. "Fue una simple reunión para conocernos y conversar directamente del punto que nos convocaba. Días más tarde, llegó el encuentro con su padre hasta que, finalmente, comenzamos los preparativos de la boda", relata sonriente, "Cada miembro de la familia en el islam cumple un rol importante. En este sentido, comprendo que haya otros puntos de vista acerca del para qué se debe hablar con los varones sobre el casamiento. Las intenciones son resguardar y cuidar a la mujer, buscar lo mejor para ella. Si bien entre mi esposa y yo estábamos de acuerdo en casarnos desde un principio, la familia cumplió un papel fundamental al aceptarme, quitándole la presión a ella", continúa.
En tierras lejanas, Rolando no solo le había cambiado el rumbo a su existencia, también se había unido a una nueva vida familiar.
El hábitat, el trabajo y un viaje interior
Los comienzos estuvieron signados por sentimientos intensos y agridulces. Fueron días de adaptación al nuevo hábitat, un lugar llamativo por los tonos crema y los beige predominantes en el paisaje, una arquitectura moderna salpicada por numerosas ruinas antiguas, y por sus calles populosas, saturadas de espacios para fumar shisha y tomar café, "una bebida tan consumida, que la encontrás en cada esquina y hasta te la alcanzan al auto".
Rolando se sentía a prueba en todo sentido, ¿realmente sería capaz de vivir allí? No manejaba el idioma y no había petróleo, algo que le hubiera facilitado su búsqueda laboral. Finalmente concluyó que debía hacer lo mismo que había hecho en su ciudad natal: trabajar y valerse por sí mismo. Con aquella resolución, le dio inicio a un viaje diferente, uno hacia su esencia. "Dejé que entraran los nuevos sonidos, las nuevas comidas y sabores, los nuevos olores, y todo implicó un proceso de cambio y redescubrimiento, de adaptación y de crecimiento interior. Al mismo tiempo, fui conociendo más el país, su gente, su cultura y la religión. En relación a esto último, pude observar cómo esta marca el camino en las vidas de los seres humanos. Si bien este es un país musulmán, también hay una minoría cristiana que convive en un clima de paz y armonía".
Decidido a salir adelante, puso casi toda su energía en estudiar árabe en la Universidad de Jordania con el objetivo de acomodarse con menor dificultad a una sociedad en la que descubrió que el inglés no era de uso frecuente. Mientras tanto, se dedicó a dar clases de español en un trabajo de medio tiempo, algo que Rolando jamás hubiera imaginado para su vida y que lo abrió a nuevos vínculos y a una satisfacción inesperada. "Y luego de un período intensivo de aprendizaje, me puse como meta encontrar un empleo. En menos de un mes conseguí mi primer trabajo oficial en Jordania, una experiencia laboral distinta a lo que tenía en mente y que de inmediato me permitió mejorar el idioma y viajar a otros destinos de la región. Realmente me gusta trabajar con gente que no habla inglés para verme obligado a practicar el idioma local, no es lo mismo el árabe que estudié, que aquel que se habla en la calle".
Lejos del petróleo, Rolando había sido empleado en el sector de construcción de plantas solares. Su vida había experimentado un cambio no solo en relación a los hábitos, sensaciones y costumbres, sino también en lo profesional, en donde le tocaba dejar atrás una energía pasada, para darle la bienvenida al futuro.
Vínculos y costumbres
Gracias a su inserción laboral, Rolando logró vincularse con una mayor cantidad de personas, lo que le permitió entablar algunas relaciones cercanas y afectuosas, aunque no tan íntimas e importantes como sus amistades en Argentina.
Y luego estaban los encuentros con la familia extendida. "Las reuniones familiares son muy frecuentes, pero tengo que reconocer que muchas veces fui por respeto únicamente. Al no dominar el idioma, los comienzos fueron muy complejos y se me dificultó generar una conexión profunda. Todo quedaba en un `salam alekium´ -un saludo que significa paz y bendiciones-, o en un `marhaba´ -hola-, y preguntas usuales relacionadas a la salud que son fáciles de responder. Lo cierto es que como priorizo mantener mi esencia, voy algunas veces por cordialidad, pero en varias ocasiones prefiero permanecer en la tranquilidad de mi hogar, que es un espacio que disfruto".
Con el transcurso del tiempo, Rolando halló en su andar solitario por las calles de Amán y sus alrededores otro lugar de placer. Su trabajo le brindó la posibilidad de recorrer todo el país experimentando una sensación de seguridad satisfactoria, desde su punto de vista. "Hay constantes controles policiales del tránsito y de las personas; la seguridad se lleva a la práctica", dice al respecto, "Pero lo que me llama la atención en la calle es el tabaquismo, un problema que empieza a temprana edad. Se fuma mucho cigarrillo, sumado a las cafeterías que ofrecen shisha, una pipa de agua que a veces fumo, aunque no con frecuencia".
Regreso y aprendizajes
En este tiempo alejado de su tierra de origen no hubo regresos, situación que Rolando considera que lo llevó a valorar como nunca antes la tecnología y los caminos actuales para construir los lazos de comunicación. "Juega un papel importante en la vida de cualquiera que se halle lejos de su país. En mi caso me encontré con la necesidad básica de poder charlar con personas que me entiendan íntegramente cuando hablo de mis problemas y obstáculos, y con quienes pueda compartir mis desafíos".
Dos años atrás, Rolando tomó un vuelo hacia un universo con el que soñaba desde pequeño, un rincón del planeta en el que asegura que encontró seres humanos de corazón noble y fuerte. Un destino inesperado que actualmente lo inspira a compartir su humilde experiencia laboral y cultural con todos aquellos latinos deseosos por conocer un poco más sobre aquel otro mundo, y contribuir así en unir lazos culturales.
Hoy, mientras disfruta unos mates con yerba que asegura conseguir fácilmente, el argentino reflexiona acerca de Jordania y su viaje que considera que es, por sobre todo, uno interior. "Soy un convencido de que para alcanzar la mayoría de las metas hay que atravesar un largo recorrido. Pero una vez que uno visualiza sus objetivos no importa cuán lejos estés, si empezás a trabajar en ellos en el presente, y sumás un pequeño esfuerzo cada día, estarás un poco más cerca. En mi caso, miro hacia atrás y pienso que nada fue en vano. Desde mi partida, pareciera que el tiempo vivido doblara al cronológico, así de relativo e intenso es su paso cuando estamos atravesando nuestro sentido correcto de la vida", asegura.
"En mi experiencia, la travesía hacia el crecimiento interior no es sencilla y hay etapas de frustración, felicidad y muchas otras emociones que siento que uno debe aprender a controlar para no perder el eje del rumbo que quiere seguir. Para ello, creo que es esencial estar convencidos de lo que queremos, encontrar la manera, y ser persistentes. No hay nada que suceda por arte de magia", concluye.
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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo no brinda información turística ni consular. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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