Tras la llamada ‘ola coreana’, el mundo entero empezó a fascinarse y enamorarse con esta cultura milenaria que alcanzó una popularidad inimaginable gracias a los k-dramas ¿Qué es real y qué mentira de lo que vemos en la pantalla chica?
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Desde BTS como la banda más importante del momento hasta los actores que se transforman en k-idols internacionales y mueven millones de fanáticos alrededor del mundo. Los viejos conceptos de la globalización e hiperconectividad tomaron todo un nuevo significado. Es que solo alcanza con un pequeño ejercicio para darnos cuenta de esto: pregunten a su alrededor si alguien conoce al menos a un artista coreano o si se engancharon con una dorama en los últimos meses. El resultado no los va a sorprender y van a notar que -sin ningún tipo de limitación de edad o género- Corea del Sur se convirtió en un objeto de estudio y fascinación, consiguiendo una masividad inigualable.
Definido como la ‘ola coreana’, este fenómeno empezó a tomar fuerza en 2016 y busca explicar el enamoramiento global por una cultura y país que, hasta hace no tanto, resultaban lejanas y extrañas para la mayoría de los países occidentales. Sin encontrar un solo momento bisagra (aunque muchos se permiten soñar que la puerta la abrió Psy con su famoso “Gangnam Style” en 2012), así como tampoco un único elemento que diera éxito a la fórmula, sí podemos reconocer que la altísima calidad de sus producciones televisivas ayudó a conquistar los corazones de sus fanáticos.
Ya con varios años en esta explosión creativa y encontrando ciertos elementos en común en estas historias ficcionales, llegó el momento de permitirnos hacer otro ejercicio y preguntarnos cuan realistas son estas narrativas y si realmente son fieles a lo que significa vivir en Corea del Sur. Simplificando el asunto, al darle play a un k-drama ¿estamos viendo una fotografía real o es una totalmente ficcionalizada?
Comer y beber: hablemos de su gastronomía
Hayas visto solo una serie o cientos de ellas, hay una secuencia fundamental en todas las historias que, además, se repite en cada episodio: amigos, parejas y familias sentándose a comer y compartiendo la mesa. “Comer es muy importante en la cultura coreana y es algo que viene desde la época de la guerra”, me cuenta Florencia Colavita, una argentina que vive en Corea del Sur mientras estudia la maestría de Biología Molecular en la Universidad de Hanyang. Una idea que Yoon Kim, quien hace muchos años vive en Argentina después de migrar en Corea, refuerza: “Después de la guerra hubo mucha pobreza y por eso la cultura gastronómica es muy importante. De ahí que más que el ‘Buen día, buenas tardes, buenas noches’, no es raro que en Corea te pregunten ‘¿Ya comiste?’ o mismo ‘¿Estás comiendo bien?’”.
Pero este amor por la gastronomía no solo es representado en las ficciones con el disfrute de los personajes a la hora de cocinar y compartir, sino también con el enorme valor que se le da a toda la situación. Como, por ejemplo, en “Another Miss Oh” (Netflix) el protagonista se siente íntimamente conmovido cuando su futura suegra le pone en su bowl un trozo de carne. Un gesto de familiaridad, intimidad y que materializa cuidar al otro.
En ese punto también llama la atención cómo se organiza la mesa: “En Argentina, por ejemplo, cada uno tiene su plato y su comida. Te servís ahí y listo. En la gastronomía coreana casi todo es compartido”, me cuenta Florencia. “La comida coreana no es un plato por comida, sino que tenés tu bowl de arroz blanco y varios platos de acompañamiento que se llaman ‘banchan’ y se comparten con todos los comensales”, me detalla Yoon Kim quien hoy es socio en Rasguño & Pasión, salón de belleza en donde él trabajo como nail artist. Él es quien me explica en detalle qué tipos de ‘banchan’ existen y me detalla que se dividen en dos grandes grupos:
- Mit banchan: platos que se preparan en cantidad y guardan en la heladera por mucho tiempo.
- Juk sok Banchan: que son los platos que sí se deben preparar en el momento y consumir dentro de los dos o tres días.
En cuanto a la diferencia entre el desayuno, el almuerzo y la cena, la cocina coreana es mucho más horizontal que la argentina y no existe una diferencia fundamental en los platos que se sirven. “Podés terminar comiendo pescado durante el desayuno”, me confiesa Florencia. Es así como lo vemos en “Love Alarm” (Netflix) en donde la protagonista, antes de irse al colegio, come un bowl de arroz con diferentes adicionales, o mismo en “My Roommate Is a Gumiho” cuando preparan lo que los personajes llaman ‘sopa contra la resaca’.
Pero, más allá que cada familia tiene sus usos y costumbres, el café parece un obligado dentro de la rutina diaria y es una imagen repetida en todas las series: desde “Startup” (Netflix) hasta “You Are My Spring” el americano y el iced vanilla latte están entre las opciones más populares. “Cuando caminás por las calles de Corea vas a ver una cafetería al lado de una casa de productos de belleza, al lado de otra cafetería, al lado de otro local de productos de belleza”, me describe Yoon Kim y completa la imagen con una anécdota genial: “Hasta había un meme que decía que la mejor manera de torturar a un coreano era prohibir tomar un café después de sus comidas”. “Es una locura porque además te regalan café por todo. Hacés una encuesta, te regalan un café. Completás una planilla, otro. Comprás algo en promoción, café. Te bajás una aplicación, café. Participáis de algún evento, otro café”, me suma Florencia.
“Según un estudio el consumo mundial del café es de 132 tazas de café en el año y el consumo de café en corea del sur es de 353 tazas en el año”, me contó Yoon Kim.
Así como se disfrutan de litros y litros de café durante el día, la noche es el momento para dedicarse a las bebidas alcohólicas. Tanto que no existe un k-drama en donde no tengas una escena en donde alguno de sus personajes se pase de tragos: “It’s Okay to Not Be Okay” (Netflix) cuando el amor no es correspondido, “Doom at Your Service” cuando la muerte los mira de frente, “Nevertheless” (Netflix) para agarrar coraje y confesar sus sentimientos”, “When The Camillia Blooms” (Netflix) para celebrar con amigos o “Find Me In Your Memory” simplemente para olvidar. Las razones son muy variadas pero las bebidas no tanto: cerveza rubia, soju y, muy pocas veces, vino tinto.
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“Es muy común que en Corea te pregunten ‘¿Cuánto tomás?’ o hasta ‘¿Cuánto es tu capacidad de beber?’ y en general responden por cantidades: equis cantidad de botellas de soju, equis cantidad de botellas de cerveza, etc.”, me cuenta Yoon Kim. Y mientras me lo dice recuerdo otra escena común a varias series: personajes burlándose de otros por su poca resistencia al alcohol. “No es algo de solo los fines de semana, sino de todos los días”, agrega Florencia y me cuenta: “Además hay comidas que ‘van’ con ciertas bebidas. Por ejemplo el pollo frito es muy popular y se come con cerveza. El Samkyeopsal es el acompañamiento ideal del soju o somek (que es cerveza y soju mezclados)”.
“Dicen que en Corea hay mas locales de pollo frito que todos los McDonald’s en Estados Unidos”, agrega Yoon Kim.
El amor en los espacios públicos
Mientras los k-dramas no están fidelizados a un solo género narrativo y realmente existen series de altísima calidad que combinan thrillers, dramas criminales, misterio y fantasía; tampoco es raro que entre esos elementos se presente un triángulo amoroso. Es que el romance es un tropo muy fuerte en sus libretos y van desde las historias clásicas como en “Chocolate” (Netflix) en donde los protagonistas se reencuentran después de haberse conocido de niños, hasta aquellos shows que tienen otro foco pero que igual son escenario para que la pasión suceda, como en “At a Distance, Spring Is Green” en donde el personaje principal es víctima de violencia familiar e inicia un proceso de sanación y auto amor, proceso que toma color cuando se enamora perdidamente de una compañera de la facultad a quien le ruega que lo ame.
Con una televisión atravesada por muchísimos controles así como categorizada de acuerdo al nivel de intimidad que muestran en la pantalla, no es raro que cómo actuar en el espacio público está sesgado por una mirada muy tradicional. Tanto, que en la mayoría de las ficciones encontramos como momento cúlmine de una relación no el primer beso, sino el momento en que la pareja se agarra de mano y caminan así por la calle. Quizá el ejemplo más significativo es cuando Seo Joon‑hee en “Something in the Rain” (Netflix) le dice a Yoon Jin‑ah: “Después de todo lo que me llevó tomarte la mano, ahora no la voy a soltar jamás”. Situación que se repite en “Romance is a Bonus Book” (Netflix), “Holo, My Love” (Netflix) “Record of Youth” (Netflix). “Si la relación va en serio, todo es un proceso más lento y después de que una pareja se agarra de la mano, es como que hacen la relación oficial y no caminan de otra forma que no sea agarrados”, me cuenta Florencia y suma un dato súper interesante: “En muchísimas calles de Corea no hay veredas, entonces no te queda otra que caminar por donde pasan los autos y las motos. Así que el hombre siempre se asegura que la mujer vaya del lado de las ‘casas’ como una manera de evitar que les pase algo”.
El peso de la belleza y el éxito
“Corea es el país más fashionista del mundo”, me confiesa Yoon Kim y suma: “Muchos pueden pensar que es un país superficial pero en cuanto a estética y belleza la gente se cuida mucho. Tanto que marcas de cosméticos como Channel o Lancôme, primero testean en Corea para ver la aceptación y si tienen éxito lanzan en el resto del mundo”. Una fotografía que vemos en todas las series, ya sea desde vestuarios súper sofisticados así como la obsesión en los guiones de resaltar la belleza y conectarla con el éxito. Quizá en “Record of Youth” o “Encounter”, ambas protagonizadas por el popular y joven actor Park Bo‑gum, es un ejemplo perfecto de esto ya que él da vida a dos personajes de familias trabajadoras y vemos cómo, constantemente, diferentes personas de su alrededor le dicen que su futuro está asegurado gracias a cómo luce. Un mensaje que podría resumir como: “Vos sos lindo, con eso ya estás salvado”.
“Siempre están impecables de pies a la cabeza”, me cuenta Florencia cuando le pregunto cómo es la moda de todos los días y agrega: “Hay locales de marca de cosméticos, peluquerías y de ropa en todas partes. También por todos lados hay espejos para mirarse y arreglarse. Y cuando te digo ‘todos lados’ es realmente así: estaciones de subte, paradas de colectivo, las Universidades, los negocios. Es tan importante esto que en algunos locales de comida, para que no te quede olor en la ropa, hasta te dan perfume”.
La foto repetida: una parada de colectivo
Si bien una gran mayoría de las historias seriéfilas suceden en Seúl y solo en determinadas secuencias los personajes escapan a zonas más rurales o la popular Jeju Island, el escenario citadino tiene dos elementos recurrentes: por un lado las paradas del transporte público y, por el otro, la lluvia repentina que agarra desprevenidos a los protagonistas. “Eso se ve mucho porque el transporte público es muy popular y además funciona de diez. No se atrasan ni un minuto, son súper limpios, podés seguir el recorrido con el celular y en cada parada hay pantallas que te dicen a qué hora llega cada transporte”, me cuenta Florencia en la búsqueda de responder a mi curiosidad por la repetición en diferentes series.
Por otro lado la lluvia es más bien un elemento narrativo para tener una excusa de darles proximidad a los personajes y Yoon Kim me lo explica perfecto: “Corea del Sur no es un país tropical y por ende no es tan común que llueva de la nada. Sí hay una época del año en donde llueve mucho, pero es más bien un elemento dramático para contar una historia”. Y es Florencia quien llega con tip de local: “En verano, que es esa época donde hay más lluvias, aunque haya sol es siempre mejor llevar paraguas porque nunca sabés dónde o cuándo te puede agarrar. Con o sin pronóstico, no es raro que te sorprendas con una lluviecita de verano”.
¿Un país de huérfanos?
“Startup”, “Her Private Life” (Netflix), “Monthly Magazine Home”, “Love Alarm” y casi cualquier otro k-drama que arranques tiene -dentro de sus personajes- uno que perdió a sus dos padres en un trágico accidente o uno de ellos falleció debido a una enfermedad. Sin embargo, la cantidad de niños huérfanos que tiene Corea del Sur no es mayor a la otros países del oriente y este es un elemento 100% narrativo ficcional que agrega un conflicto a la complejidad de la historia. Pero así como la problemática no es mayor que en otros lados, sí tiene sus raíces históricas: Corea del Sur fue uno de los primeros países del mundo en crear un sistema de adopción internacional y permitir que familias de otros lugares del mundo dieran la bienvenida a bebés coreanos. Según un artículo publicado en 2015 en The World, a principios de los años 50, cuando la Guerra Fría estaba terminando, había en el país más de 100.000 huérfanos. “Dentro las palabras que describen sentimientos en nuestro idioma, existe uno que se llama ‘Han’ y no tiene una traducción lineal, pero es una combinación de dolor, sufrimiento, soledad y rencor. Corea fue un país que sufrió mucho debido a los ataques e invasiones de China y Japón, así como la separación del país en Corea del Sur y Corea del Norte. Todo esto tuvo muchas consecuencias y muchas familias quedaron separadas. Es en este sentimiento en el que se inspiran muchas películas, canciones, novelas y series”, me explica Yoon Kim.
- En Argentina la plataforma predilecta para sumergirse en los k-dramas es, sin lugar a dudas, Netflix. Con un catálogo súper amplio y muchas opciones, si te animás al género entonces te recomendamos seis títulos ideales para dar tus primeros pasos.
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