En Buenos Aires estaba muy cómodo y tenía afectos, pero un evento extraordinario despertó en él la necesidad de cambiar su vida
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Ante la pregunta: ¿No te da miedo emprender un cambio de vida tan radical a los 54 años?, la respuesta de Luis Aguilar Sinde solía ser la misma. Por supuesto, les contestaba a sus allegados argentinos, comenzar a transitar un camino desconocido siempre genera temor.
A su llegada a España la intriga también fue protagonista en su nueva comunidad; deseaban entender qué lo había motivado a salir de la tan mencionada “zona de confort” a su edad, y dejar atrás amigos y familia, a un hijo de 25 años, un buen trabajo y un grupo de pertenencia que lo hacía sentir afortunado, cómodo en su entorno. Para Luis, sin embargo, nunca se trató de renunciar a su historia, sino de integrar algo nuevo a ella: “El sentido siempre fue seguir aprendiendo desde múltiples aspectos, tanto culturales, como profesionales y humanos”, explica. “Vivir nuevas experiencias inevitablemente incluye el miedo a alejarse de lo conocido y aproximarse a lo nuevo”.
“Fue valioso contar con la alegría de los demás ante mi decisión. Algunos, incluso, expresaron su deseo de hacer algo semejante en su vida”, agrega con una gran sonrisa. “Claro que es una instancia agridulce, somos una familia pequeña y mi hermana se entristeció, pero me apoyó; mi hijo, Tomás, que es artista digital, me impulsó al cambio y, gracias a la tecnología, con él compartimos actualmente un proyecto solidario relacionado al mundo del autismo, a pesar de la distancia física”.
Una revelación en España: el Camino de Santiago
La decisión de dejar la Argentina para irse a vivir a España no fue casual. Todo comenzó a mediados del 2018, cuando Luis se propuso formar parte de la peregrinación del Camino de Santiago de Compostela, un viaje a pie de 500 kilómetros que cambió su vida para siempre.
En aquella travesía, inéditas emociones despertaron en él. Atravesó los pueblos en donde habían nacido sus abuelos maternos - en la comunidad autónoma de Castilla y León-, dejó que sus sentidos cobraran protagonismo y regresó a su tierra austral con un profundo deseo de escribir un nuevo capítulo de su existencia, en el suelo de sus antepasados.
“Me encontraba realmente cómodo en Argentina, trabajando, atendiendo a mis clientes, compartiendo la práctica de karate y una actividad solidaria en el Rotary con amigos de muchos años”, cuenta Luis, nacido en Castelar, provincia de Buenos Aires, licenciado en informática y consultor psicológico (counselor), profesiones que ejerce a la par.
Sin embargo, el argentino había recibido un “llamado”, ese clic que cuando arriba se presenta tan evidente, que resulta casi imposible no atender: Luis debía radicarse, aunque sea por un tiempo, en algún lugar que estuviera sobre el Camino de Santiago. “Por motivos que aún ignoro, Burgos apareció en mi mente: no conocía la ciudad ni tenía a nadie allí. Los comentarios en Internet describían un lugar tradicional, ordenado, industrial y con dos estaciones: la del tren y la de invierno: ¡Burgos es famosa por sus bajas temperaturas!”.
A pesar del frío, a pesar de su comodidad bonaerense, a pesar de tanto vivido y apreciado en suelo argentino, el anhelo de Luis de establecerse en aquel rincón de España prevaleció por sobre todo y, por cosas del destino, su oficina hoy se sitúa sobre el Camino y su hogar se halla junto al albergue de los peregrinos.
Mudarse a España: planificar bien el cambio
Sin medidas impulsivas, la transición hacia el cambio fue pensada. En Argentina, Luis comenzó a planificar la apertura de una sucursal relacionada a su actividad profesional en aquel municipio español: “En Burgos, curiosamente, es donde nació Juan de Garay, segundo fundador de Buenos Aires”, observa.
Con su idea en marcha, los próximos meses transcurrieron dedicados a concretar su sueño, tiempos en los que la inseguridad, inestabilidad y la economía argentina eran un factor de preocupación, pero convencido de que no deseaba escapar, sino ir al encuentro de nuevas experiencias en una ciudad pequeña colmada de riquezas. Con este espíritu paciente, un buen día, Burgos le dio la bienvenida.
La capital de la provincia homónima lo recibió cubierta de nieve al inicio de 2019. Llegó ansioso, expectante, en un escenario dominado por la sorpresa, en donde con cada respiración podía percibir que exhalaba esperanza. A pesar de los tonos monocromáticos del invierno, de inmediato reconoció a una ciudad muy ordenada, con grandes monumentos históricos, como la magnífica catedral gótica, de 800 años, y un casco histórico medieval.
“La gente acá es formal y educada”, describe. “Por las noches, se llenan los bares para tomar una caña o copa de vino tinto de Ribera del Duero, acompañado por la típica morcilla de Burgos, pinchos o tapas castellanas. Personalmente, me encanta la historia y todo aquí está lleno de ella, como la Casa de Cordón, donde la reina Isabel la Católica le concedió a Colón sus privilegios, luego de su segundo viaje a América, ¡justo allí, frente al bar donde solía tomar una caña en la vereda!”.
Así, embebido y rodeado de tanta historia, Luis comprendió que poco se conocía a Burgos fuera de España, a pesar de sus más de 1200 años y aquella atmósfera intensa impregnada en callejones, fachadas antiguas y adoquines, y en donde desde el comienzo creyó sentir la energía de ancestrales y trascendentales vidas pasadas.
“¡Incluso es la tierra del Cid Campeador! Y Burgos es la capital de una provincia llena de belleza natural y patrimonios como el yacimiento de Atapuerca `cuna del primer hombre europeo´”, agrega. “Es una ciudad que combina lo moderno, lo industrial, lo medieval, lo religioso y universitario en un entorno verde y atravesado por un río bellísimo (el Arlanzón) nacido en la Sierra de la Demanda, donde se ven truchas y nutrias en pleno centro de la ciudad”.
Trabajar en Burgos: empresas multinacionales, gente amable, puntual y solidaria
En su nueva ciudad del tamaño de Neuquén, accesible y sustentable, el argentino descubrió una vida de amaneceres apacibles, con horarios que, por supuesto, incluían la típica pausa para el bocadillo: “La actividad comercial es de 8 a 15 y de 17 a 20. Y, aparte del corte a mitad de la jornada, es usual el encuentro de las 11 de la mañana y la caña de las 20 en terrazas con amigos”.
Como consultor de proyectos de tecnología informática –especializado en monitoreo y seguridad de IT- para clientes en España, Argentina y otros lugares de Latinoamérica, Luis supo acomodarse a su nueva realidad, previamente planificada, sin grandes dificultades. Con el paso del tiempo, pudo expandir su profesión de counselor y también ayudar a profesionales o empresas que desean desarrollarse en España, así como a aquellas de Castilla y León, que buscan desembarcar en la Argentina.
“El suelo industrial ocupa casi un tercio de la superficie de la ciudad y está poblado de empresas multinacionales enormes: pocos conocen que tienen su sede aquí. Por mis actividades en diferentes zonas horarias suelo iniciar temprano con India (cerca de las 7am) y finalizar con Argentina cerca de las 22hs, así que mis días y fines de semana son una mezcla de trabajo y distracción: suelo salir a correr por el río, reunirme con algún amigo, realizar actividades solidarias y los fines de semana siempre hay rutas en bicicleta y trekking por senderos hermosos”, continúa complacido.
“El espíritu castellano impregna los usos y costumbres de los burgaleses: son respetuosos, puntuales, trabajadores, amables, solidarios y, cuando brindan su corazón y amistad, lo hacen en forma permanente. Es una ciudad con pocos conflictos sociales y abierta a muchos extranjeros que viven y trabajan aquí en armonía”.
“España no es tan parecida a la Argentina como creía”
Cinco años pasaron desde el Camino de Santiago y aquel momento en el que Luis decidió trazar otro sendero que lo condujo a vivir a España.
Para el argentino, que hoy tiene 58, irse no fue un proceso abrupto ni doloroso, su deseo siempre había sido trabajar y vivir en ambos escenarios, no abandonar sus raíces y vínculos, sino integrarlos con visitas regulares a la Argentina por trabajo. Sin embargo, su escenario estuvo condicionado por el COVID y su camino fue distinto al imaginado.
“Esto también le da a mi experiencia de vida en otro país un color y emociones propias, aunque mentiría si no dijese que, cuando el trabajo se detiene, no asalta la tristeza y la `morriña´ por la imposibilidad de compartir esas comidas prolongadas o cafés que tanto nos gustan a los argentinos”, dice conmovido.
“Aun así, es increíble lo que aprendemos al alejarnos y entrar en otro país, otra cultura o hábitos, ya sea en lo humano, personal, espiritual, cultural o profesional”, observa. “En mi caso aprendí a dialogar con otras culturas y mercados: hindúes, lituanos, clientes en Latinoamérica, nuevos amigos en Alemania, y argentinos que hace años que viven aquí en diferentes ciudades, como Valencia o Cádiz. A su vez, me sorprendió descubrir que España no es tan parecida a la Argentina como creía: compartimos ciertos rasgos producto de nuestros abuelos inmigrantes, pero otros son completamente diferentes. Quizás la influencia migratoria italiana a principios de siglo XX dejó esa impronta”.
“Aprendí a dimensionar el valor de mis vínculos y afectos, producto de la distancia, a flexibilizar y abrirme a nuevas experiencias, sabores, tiempos y horarios; a tener paciencia y templanza, y a desarrollar mucho más mi vida interior, que es importante cuando te encuentras solo, lejos”.
Sin dudas, el argentino Luis Aguilar Sinde jamás olvidará aquel mágico 2018 que lo llevó hacia su nueva vida. Cansado pero rebosante de paz interior, al finalizar el Camino de Santiago halló en el faro del pueblo de Muxía, Galicia, la siguiente frase grabada: “Todo nuevo camino comienza con bastante miedo y termina con un poco de tristeza”.
“Creo que ese miedo y esa cierta tristeza es parte de lo hermoso del camino que elegimos transitar: le aporta vida, emociones y rico contenido a nuestra existencia”, concluye emocionado.
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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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