Del 6 de marzo al 28 de junio se exhibe la primera muestra monográfica de los trabajos en color de esta singular artista.
Podría haber sido una reconocida fotógrafa callejera como Diane Arbus o Lee Freedlander; pero murió en la pobreza después de una vida profesional como niñera. Su acervo de 150.000 negativos quedó oculto en un armario. De no haber sido por el historiador John Maloof que los compró de casualidad en un remate, las maravillosas imágenes de Vivian Maier (1926-2009), nacida en New York, de madre francesa y padre austríaco, hubieran terminado en la basura.
Maloof reconoció el valor artístico de la obra, y se ocupó de encontrar a quienes la conocieron para reconstruir su historia. La mayoría eran niños que Maier cuidó, y que guardaban excelente recuerdo de ella. "Era como una Mary Poppins real" declaró Lane Gensburg, para quien Maier trabajó como niñera en Chicago entre 1956 y 1972.
Ellos, y sus demás empleadores, la recuerdan como una mujer muy reservada, que pasaba su tiempo libre sacando fotos que jamás mostraba. Socialista, feminista, amante del cine, no tuvo descendientes directos, y, en el final de su vida, muy pobre, no pudo pagar el departamento que alquilaba. Los Gensburg la ayudaron económicamente, ella se mudó, pero uno de los armarios –en los que guardaba los negativos– ya había ido a remate.
En 2009, Maloof leyó en The Chicago Tribune el aviso fúnebre que los Gensburg publicaron cuando murió, y allí comenzó la investigación y divulgación del trabajo de Maier, que no tardó en hacerse viral, a la vez que se volvía una fotógrafo de culto.
La muestra que se exhibirá en FOLA es la primera monografía definitiva de sus fotografías en color, la mayoría diapositivas Kodak Ektachrome, desde la década de 1970 hasta su muerte. Son imágenes más abstractas que su trabajo en blanco y negro, que normalmente capturaba a los niños que cuidaba, o las personas en la calle.
Su trabajo de color se centra más en objetos, como periódicos o imágenes de acontecimientos cotidianos en las calles, primeros planos y detalles puntuales. Colin Westerbeck, ex curador de fotografía del Instituto de Arte de Chicago, y la Galería Howard Greenberg, que representa a Vivian Maier, han seleccionado aproximadamente 150 imágenes de sus archivos y las han reproducido en alta resolución, especialmente para su libro "Color Work".
En él, también se aprecia la transición de su famosa Rolleiflex a una cámara de 35 mm, algo que choca con la línea habitual de trabajo de Maier, pues su tendencia era pasar lo más inadvertida posible, cosa que era mucho más fácil con la primera cámara. También sorprende su cambio al color, cuando su preferencia por el blanco y negro era obvia. De todo esto se deduce que es probable que en esta época, la fotógrafa estuviera en una fase de experimentación y descubrimiento de nuevas técnicas y enfoques.
Fola. Godoy Cruz 2626. Lunes a domingos, de 12 a 20.
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