En Tbilisi, la capital de Georgia, el termómetro marca un grado bajo cero. Hace frío, mucho frío en ese destino algo exótico para muchos, pero el elegido por Francisco Ortiz, joven youtuber argentino, para hacer base al menos 6 meses (puede ser un año) y seguir trazando su camino de nómade digital.
Con la pandemia, muchos países (incluido Georgia, que lanzó su programa Remotely from Georgia, hace apenas unos meses), empezaron a ofrecer visas de teletrabajo para aquellas personas con ingresos estables y comprobables que tuvieran ganas de cambiar de aire y de paisaje. Como Francisco, que en septiembre, aplicó al programa y diez días después aprobaron su solicitud y compró los pasajes hacia el país que está entre Europa y Asia, y que reúne hermosas playas bañadas por el mar Negro y pintorescas montañas de Cáucaso. Lo hizo desde el exterior porque desde hace años lleva un estilo de vida "nómade digital" que lo llevó a vivir en destinos tan eclécticos como México, Tailandia, Ucrania, Bulgaria, Inglaterra e Italia. A diferencia de muchos que aplican a estas visas, Francisco ya conocía el lugar, y por eso mismo decidió hacer base en él: en cuestión de 4 horas está en Italia, país de origen de su novia, y antes de la pandemia los vuelos directos low cost a cualquier ciudad europea eran una tentación para su alma viajera.
Trabajar y viajar no es algo nuevo. Basta recordar el famoso programa Work & Travel que ofrece, precisamente, esa posibilidad. La persona viaja hacia su destino y allí le proporcionan todos los medios y facilidades legales para conseguir un trabajo que le permita costearse su estadía. La mayoría de las opciones laborales son puestos de niñeras, ayudantes de cocina, mozos y demás trabajos no calificados. Y claro: hay que pagar previamente el costo del programa al operador turístico. Sin dudas, se trata de una experiencia más que nada destinada a jóvenes que acaban de terminar el colegio secundario y buscan pasar una temporada en el exterior antes de estudiar una carrera.
Las visas de teletrabajo, en cambio, son otorgadas por cada país y el requisito fundamental es tener un trabajo acreditado que pueda hacerse de manera remota para mantenerse en el destino elegido. De hecho, estos permisos no habilitan a buscar empleo una vez allí, con lo cual es necesario tener ingresos previos sí o sí. Las visas de teletrabajo se lanzaron en plena pandemia, en parte para reactivar el golpeado sector turístico de varios países que se vieron afectados por la baja de visitantes, y también para dar respuesta a la alta demanda de trabajadores independientes o en relación de dependencia que se dieron cuenta de que lo que hacían desde su casa podían realizarlo desde cualquier lugar del mundo con una buena señal de wifi. En general, los estados que ofrecen estas visas de teletrabajo son países alternativos, concentrados en el Caribe (Barbados, Bahamas y Bermudas) y en Europa del Este entre los que está Estonia y la mencionada Georgia.
En el caso de Remotely from Georgia, las autoridades de ese país aseguran que el programa despertó el interés de muchos extranjeros (se recibieron un total de 2700 solicitudes) entre los que hay un puñado de argentinos como Francisco, que no dudó un segundo en aplicar al programa. "Lo más atractivo de Georgia es que estás cerca de cualquier capital europea y además el costo de vida es realmente muy barato. Y tampoco te exigen un alto nivel de ingresos: con un mínimo de 2000 dólares mensuales ya podés aplicar. Yo estuve investigando bastante y en otras visas de teletrabajo esos ingresos son aun más altos y además el costo de vida es mucho más caro, algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de elegir el país", resume Ortiz.
Francisco destaca que en Georgia los impuestos son muy bajos y otra cosa positiva es que es uno de los países más abiertos que hay para los extranjeros. El único problema, claro, es el idioma. "Lo más jóvenes pueden llegar a entender un poco de inglés, pero es difícil la comunicación. Igual es un país muy pro negocio, se puede abrir una empresa en pocos días, sacar una cuenta en un banco fácilmente y alquilar un departamento también es muy sencillo siendo extranjero", dice Ortiz, que se dedica a hacer videos sobre finanzas, marketing personal y emprendedorismo. Además, junto a su novia da cursos online para quienes busquen adoptar una vida nómada digital como ellos (sus canales y redes sociales son www.youtube.com/FranciscoOrtiz89; instagram.com/viajandoconfran y www.viajandoconfran.com).
"Enseñamos a partir de nuestra experiencia. Con la pandemia hay bastante gente interesada y preguntan mucho. Siempre digo que el primer paso es generar ingresos por Internet no importa donde estés. La clave, lo fundamental, es trabajar para empresas extranjeras, sean de Estados Unidos o Europa, que son las que te aseguran mejores ingresos. En esos países un asistente virtual, que es una especie de secretaria, gana más que un ingeniero senior en Argentina trabajando en una de las mejores empresas del país. Pero no son muchos los que están dispuestos a hacer una tarea menos calificada para lo que han estudiado", plantea Ortiz.
Playa, pileta y coworking
Otro de los países que se subieron a la ola de visas de teletrabajo es Barbados, que el 30 de junio de 2020 lanzó su sello de Bienvenida de 12 meses para todos aquellos interesados en ir a trabajar y al mismo tiempo disfrutar de sus hermosas playas. La visa está destinada tanto a individuos como grupos familiares. Pero un dato no menor es que en ese país sacar la visa de teletrabajo tiene un alto costo: 2000 mil dólares por persona o 3000 si se trata del grupo familiar, lo que lo vuelve bastante poco atractivo para los argentinos, a pesar de su innegable encanto. Sin embargo, las autoridades de la isla están convencidas de que lo que ofrecen vale la pena: "Hemos reconocido más gente trabajando en forma remota, algunas veces en condiciones muy estresantes con poca oportunidad de descanso. Nuestro sello es una visa que permite relocalizarse y trabajar desde uno de los destinos más amados por los turistas de todo el mundo", sostienen en la página web del programa.
Bermudas es otro de los destinos paradisíacos que abrió la isla a los teletrabajadores con su Certificado de Residencia válido por 12 meses. El permiso de permanencia por un año cuesta 263 dólares por persona. Y un dato no menor: no se requiere un ingreso mensual mínimo para los empleados remotos de estadías prolongadas. El programa no solo va dirigido a teletrabajadores nómadas, sino también a los estudiantes de grado o posgrado internacionales que busquen seguir con sus estudios de forma remota desde un paraíso terrenal.
Pero en Asia también hay destinos para teletrabajadores aunque en muchos casos no existan (aún) visados específicos para ellos. Es el caso de Tailandia, lugar adonde recaló el argentino Gabriel Dias en marzo pasado, y en el que permanece hasta hoy: "Visa para nómades digitales todavía no existe, está en trámite, y va a salir pronto porque hay muchos teletrabajadores. De hecho están abriendo un montón de espacios de coworking en medio de la playa para ese público. Ante la falta de ese visado, la alternativa que tuve fue aplicar a una visa de estudios porque soy life coach (@ggabriel.dias) y estoy haciendo un curso de masajes", cuenta Gabriel, que es programador de profesión y trabaja para una empresa en Países Bajos que es lo que le permite generar sus mayores ingresos.
El tema de la diferencia horaria no es menor: cuando se trabaja para una empresa basada en otro país, hay que tener en cuenta ese aspecto para poder cumplir con las tareas sin ir a contramano del lugar elegido para vivir. En el caso de Gabriel, las 7 horas de diferencia con Ámsterdam le permiten, por ejemplo, empezar a trabajar a las 14 y tener las mañanas libres para hacer su curso de masajes, entrenar e ir un rato a la playa en Ko Phangan, la isla en Tailandia donde vive en un bungalow a metros del mar y por el que paga 165 dólares por mes con todo incluido. "Es una casita chica pero es suficiente para vivir. Tengo una balconcito con una hamaca paraguaya, estoy todo el día en remera y short. Elijo tener un estilo de vida austero, pero también me doy mis gustos. Me compré una motito para moverme. Tailandia no es solo barato, sino que no te hace gastar en casi nada que no sea esencial. Se puede comer afuera y bien por 5 dólares".
La alternativa del workation
Sin embargo, no se necesita cruzar océanos, ni visados especiales que habiliten a permanecer en países exóticos para teletrabajar desde un lugar paradisíaco. Así lo entiende Leandro German, director de arte y productor audiovisual de 36 años que está en Bariloche luego de que se sumara a un programa de workation de la cadena Selina, destinada a brindar soluciones de hospedaje a nómades digitales. Con la pandemia, muchos hoteles empezaron a ofrecer estadías prolongadas para atraer a clientes que quieran usar sus instalaciones como oficina, al mismo tiempo que se conoce un destino distinto y se disfruta de los amenities del establecimiento.
"El programa de workation empezó a principios de diciembre y duró 14 días, pero yo decidí quedarme hasta marzo en Bariloche. Ya tenía la idea de hacer una estadía prolongada porque me gusta esta modalidad de trabajar y pasear. Esta es la primera experiencia de workation que tengo, eso implica poder sostener una vida equilibrada entre ocio y trabajo. No me va eso de trabajar 350 días y desesperadamente salir a pasear los restantes 15. A mí me gusta distribuir el descanso de otra manera. Lo que hago lo puedo hacer en cualquier lado porque mi empresa somos mi computadora y yo. Y estar acá me permite irme al cerro Otto si tengo ganas. Eso es fantástico porque no llegás quemado al viernes ni a fin de año –plantea–. Obvio que hay días más cargados que otros y tenés que organizarte: como yo trabajo para clientes en España y Francia estoy con diferencia horaria y hay que adaptarse a sus tiempos". Leandro asegura que la vida que lleva es económicamente accesible: "Vivir en un lugar así te evita gastar energía y dinero en mantener una casa. Y trabajar con esta vista es un regalo, te reduce el estrés, evitás el contagio emocional negativo. Hay que animarse a hacerlo y lo mejor es que en Argentina hay lugares muy lindos para explorar, no te tenés que ir al otro lado del mundo", señala Leandro.
Por su parte, Luisina Piccardo, gerente de ventas de Argentina y Chile de Selina, cuenta que la pandemia hizo crecer el negocio: "Tenemos 80 propiedades en todo el mundo. Nuestro foco es el nómade digital, que viaja y trabaja por todos lados". Para ellos la cadena tiene distintos programas: el Nomad Passport con el que se pueden alojar 30, 45 o 90 noches en diferentes países dentro de los seis meses. Y también está el coliving que brinda 30, 45 y 60 noches consecutivas normalmente dentro de un mismo país. "En Argentina tenemos Workation (el costo es de 34.500 pesos) que son dos semanas para teletrabajar desde Bariloche y disfrutar del hotel y del lugar. Está destinado a grupos de 10 personas, y se les brinda alojamiento, comidas, espacio de coworking y actividades como yoga y meditación, charlas de astrología y tours. Fue tal el éxito que la idea es repetir en marzo en Bariloche y en Córdoba en febrero. La mayoría necesitaba cambiar de aire, conocer gente nueva. La idea es conectar, hacer networking y entrar en contacto con la naturaleza. Muchos, como Leandro, pidieron extender la estadía. Cada vez más gente va a elegir este estilo de vida", concluye Piccardo.