Video: encontró decenas de arañas en la habitación de su hija
Cientos de arañas se apoderan de la habitación de una niña
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LA NACION
La escena podría formar parte de una película de terror. Una mujer descubrió que en la habitación de su pequeña hija en su casa de Sidney, Australia, habían aparecido decenas de arañas de buen tamaño en las paredes y el techo. La sorprendida habitante del hogar invadido grabó a los arácnidos agrupados en el cuarto, y el video se volvió viral en las redes.
La mujer, cuyo nombre es Claudia Domrose, es una maquilladora de origen alemán que tiene su casa en las playas del norte de la citada ciudad de Sidney, contó al medio local 9 News que el jueves pasado por la mañana su hija la llamó para que fuera a ver lo que había en su habitación. Al llegar, la mujer descubrió que cerca de la ventana había unas 50 o 60 arañas. Pero luego la pequeña le dijo que observara en el otro rincón de la pieza, y allí la soprendieron otros tantos ejemplares más.
Las arañas encontradas en la habitación eran, según dijo la propia Claudia, de la especie huntsman o arañas cangrejo gigantes, que son grandes cazadoras de insectos -incluso pueden atrapar lagartijas- pero que no representan peligro para el ser humano.
Claudia broméo con el medio que la entrevistó diciendo que la niña no quiso dormir en su cuarto el día de la invasión de arácnidos, pero que finalmente lo hizo. También señaló que habían dejado a los visitantes en paz. “No hicimos nada contra ellas, porque son huntsman bebés, las dejamos allí. Simplemente, se iban a ir”.
Claudia grabó a las arañas y las subió a las redes -valga aquí el juego de palabras-, y las respuestas que recibió rozaban el delirio. “Todo el mundo estaba asustado. La mayoría me decía que tenía que quemar la casa y salir corriendo de ahí”. Otros señalaron que el espectáculo les parecía terrorífico y hubo quienes aseguraron que de ver algo así en su propio hogar “morirían de un infarto”.
Pero Claudia, con su actitud ecológica frente a las arañas, salió ganando. A la mañana siguiente, tal como ella lo había anticipado, los arácnidos se habían ido de la habitación. Despreocupada por lo que para otros sería motivo de horror, la mujer simplemente había dicho frente a la invasión: “Hay que dejar que la naturaleza haga lo suyo”. Y eso fue lo que pasó.
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