Y vos, durante esta pandemia, ¿qué aprendiste? La pregunta me cayó como un baldazo de agua fría. Habíamos estado conversando un buen rato con mi amigo, el psicólogo Fabio Lacolla, paseando por los tópicos comunes de dos amigos de años: fútbol, chistes, música, familia y cómo estábamos llevando el aislamiento social preventivo obligatorio. Esa pregunta me quedó resonando.
Si bien tuve una respuesta rápida (entre otras cosas, aprendí a editar videos), las connotaciones de esa pregunta me llevaron a distintos lugares. En principio, me hizo volver al eje. Aprender tiene que ver con el crecimiento personal, con un gesto técnico que denota futuro. Intento aprender para ser mejor de lo que era, para que este no sea un tiempo perdido, para superar la incertidumbre que proviene del afuera.
Y, en ese afuera, la pandemia nos ha dejado encerrados en nuestras ciudades a merced de un abismo de cambios inciertos, ansiedades, soledades, miedos y falta de afecto. Vivir bajo estas condiciones nos genera un estrés psicológico inédito para nuestras generaciones.
Vivir en las ciudades grandes prepandemia ya nos exponía a una carga de estrés importante en el día a día. Las grandes distancias por cubrir en hora pico, los malhumores sociales que estallaban en cualquier momento de la vida pública, el hacinamiento en pequeños hogares, la falta de servicios adecuados, la soledad, los miedos provocados por las otredades, la tensión entre seguridad e inseguridad, la hipervigilancia, la guetificación, el ruido permanente, entre otros factores, generaban una presión diaria cuyos efectos psicológicos son variados y condicionantes de la vida social urbana.
Vivir bajo estas condiciones nos genera un estrés psicológico inédito para nuestras generaciones.
Durante buena parte del siglo XX, el urbanismo se olvidó de la gente encandilado por los fetiches arquitectónicos, las trazas, los edificios y las autopistas. Jane Jacobs, una de las principales teóricas en la materia, proponía centrarse en el ser humano cuando decía: "La tarea es promover la vida urbana de los ciudadanos, alojados –esperémoslo– en concentraciones lo bastante densas y diversas como para ofrecerles una sólida oportunidad de desarrollar una vida urbana".
En la segunda mitad del siglo, el urbanismo crecía separado de las ciencias sociales hasta que en los 2000 emergió la figura estelar del arquitecto danés Jan Gehl defendiendo la sostenibilidad de las grandes metrópolis e impulsando un modelo de ciudad a escala humana a partir de preguntarse "¿qué necesitamos los seres humanos para nuestra realización más plena?". Desde ese momento, el urbanismo empezó a tener un diálogo cada vez mayor con campos como la sociología o la antropología, pero el análisis de cómo influye la vida urbana en la psique de sus habitantes aún es un terreno poco explorado.
En la segunda mitad del siglo, el urbanismo crecía separado de las ciencias sociales hasta que en los 2000 emergió la figura estelar del arquitecto danés Jan Gehl defendiendo la sostenibilidad de las grandes metrópolis
A nivel psicológico, hay una serie de fenómenos provocados por las formas de vida de las grandes ciudades que se diferencian de lo que puede pasar en un ámbito rural. Ni hablar de lo que sucede en el marco de una pandemia como la que atravesamos y sus futuras consecuencias. Todos fuimos viendo los distintos grados de apertura del aislamiento en función del bienestar integral de las personas. Las voces del Presidente de la Nación y del Jefe de Gobierno porteño fueron coincidentes al señalar su preocupación por la salud mental de las personas y las consecuencias psicológicas del aislamiento. Los expertos fueron diseñando nuevos protocolos de apertura tomando la experiencia de otras ciudades en una realidad donde todo pareciera ser ensayo y error.
Desde la sociedad civil, el Proyecto Suma hizo una campaña consistente en proyectar en edificios de la ciudad de Buenos Aires frases como "Las redes las tejemos entre todos, la salida es colectiva", "No menosprecies ni exageres las medidas de cuidado y autoprotección" o "El distanciamiento es físico, no emocional, social o cariñoso". Más allá del apoyo psicosocial, nosotros seguimos en nuestras casas bailando al ritmo de "Living la vida zoom" hasta que llega un amigo y nos pregunta: "Y vos, durante esta pandemia, ¿qué aprendiste?".
*ASESOR URBANO
Gestor de ciudades y agitador cultural. Trabajó en 109 ciudades y flaneurió otras 80 en 20 países. Le gusta más descubrir lo que las iguala que lo que las diferencia.
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