Durante 31 días, en pleno verano europeo y asiático, millones de personas de todo el planeta llegarán a Rusia, el gran país transcontinental, para ser parte desde las tribunas y las calles de uno de los eventos que más pasiones desata:la Copa Mundial de la FIFA 2018. Cada cuatro años, los fanáticos del fútbol viajan para alentar a sus equipos y participar de una gran fiesta, pero también con la intención de conocer países deslumbrantes. Combinar deporte y turismo es una gran idea.
Rusia es un país de contrastes, donde se van descubriendo, como en una mamushka, las múltiples capas de la época zarina, la era soviética y la influencia occidental, junto a un entorno único. También su espectacular ballet, sus edificios y palacios antiguos, sus museos llenos de obras maestras y la diversidad de su descomunal paisaje son sinónimos de su grandeza.
Ekaterimburgo, Kaliningrado, Kazán, Moscú, Nizhni Nóvgorod, Rostov del Don, San Petersburgo, Samara, Saransk, Sochi y Volgogrado son las 11 ciudades donde se ubican los 12 estadios en los que se jugarán los 64 partidos de la Copa. Salvo Ekaterimburgo que está en Asia, el resto se encuentra en Europa. De todos estos sitios, la Selección Argentina jugará la primera etapa en Moscú (16 de junio contra Islandia), Nizhni Nóvgorod (21 de junio contra Croacia) y San Petersburgo (26 de junio contra Nigeria). Las otras dos ciudades que quizás pisará según los resultados de la primera ronda son Kazán y Sochi; para volver luego, esperemos, a Moscú y San Petersburgo donde se jugarán las finales.
Si viajás a Rusia te contamos qué podés visitar si seguís la ruta de los hinchas argentinos.
La extraordinaria Moscú
Superlativa y monumental, la capital se mantuvo por varios años en el puesto número 1 de la lista de ciudades más caras del mundo y se vanagloria de ello. Todo es inmenso, reflejo de la grandeza zarista y más tarde de la soviética, que dan las verdaderas dimensiones de la ciudad. También hoy se parece a cualquier otra urbe occidental del mundo, con el bullicio típico de los negocios de primeras marcas, los bares y los restaurantes. No por nada es el centro administrativo, político y cultural del país más extenso del mundo.
Los ladrillos colorados del Kremlin, la zona histórica de Moscú, hablan por sí solos. Esta ciudadela contiene a las principales catedrales y palacios de la ciudad. Es un paseo obligado para remontarse a viejas épocas y aprender más sobre la vasta historia del país. Pegada a esta zona, se encuentra la famosa Plaza Roja, el corazón de Moscú, que separa al Kremlin de la catedral de San Basilio, donde se encuentra el Mausoleo de Lenin, y el centro comercial GUM, construido en la era soviética, que luego fue privatizado y hoy es un lugar ideal de compras. La plaza no se llama así por el color del edificio del Museo Nacional de Historia que la flanquea por uno de los lados ni por el color simbólico del comunismo. Plaza Roja—krásnaia— quiere decir, traduciendo del ruso antiguo, "plaza bonita". El templo ortodoxo de San Basilio es el ícono de Rusia por excelencia. Su fachada, sus colores, sus texturas y sus cúpulas marcan un estilo arquitectónico único. Cuenta la leyenda que Iván el Terrible, quien encargó la construcción de la catedral, cegó a los arquitectos para que jamás pudieran diseñar nada igual.
Las calles de Moscú son muy limpias, ideales para caminar, en especial en verano. Por las avenidas del centro, podemos encontrarnos con una placa de bronce que conmemora a Lenin junta a la entrada de una tienda de Valentino, y este contraste está por todos lados, dentro y fuera de los palacios, los museos y los teatros. Para empaparse de arte mundial, nada mejor que visitar elMuseo Pushkin, en honor al poeta, un complejo de seis edificios con más de 500 mil obras de arte. Si la idea es conocer un poco más sobre el arte ruso, la galería Tretiakov tiene una colección de 150 mil obras de artistas locales.
Otro imperdible de la ciudad es viajar en el metro. Una experiencia igual que en cualquier otra parte del mundo, excepto que las estaciones parecen salas de un museo con una estructura arquitectónica con bóvedas, arcos, columnas, estatuas y mosaicos. Tal es así que, popularmente, se lo conoce como el "palacio subterráneo". Tampoco hay que dejar de recorrer los barrios zaristas, a través de los cuales se llega al icónico Teatro Bolshói; o pasear por la calle peatonal Arbat, la más célebre de la ciudad, donde abundan los artistas callejeros y las tiendas de souvenirs. Cerca está la Casa Melnikov, una vivienda experimental que construyó el arquitecto Konstantín Melnikov en 1929; y la casa de León Tolstói, donde escribió sus últimas novelas.
A 55 km de Moscú está Bronnitsy, la ciudad donde concentrará la Selección Argentina. Tiene más de 500 años de historia, que se disfrutan en el casco histórico con aire medieval y en las callecitas que serpentean por todos lados. Tres son los edificios emblemáticos para visitar: la Catedral de cinco cúpulas del Arcángel Miguel, la Iglesia de entrada a Jerusalén y el cuartel de caballería neoclásica.
San Petersburgo, la versión más moderna
La historia de esta bellísima ciudad se parece a la del patito feo que se convirtió en cisne. Cuando el zar Pedro El Grande decidió levantarla en 1703 sobre barro y convertirla en la ventana hacia Occidente, todos se rieron. Sin embargo, hoy es una de las ciudades rusas más modernas, ideales para recorrerla a pie y maravillarse a cada paso por los museos impresionantes, los palacios extravagantes, las avenidas inmensas, los teatros de primera, las fortalezas y las catedrales de colores. Sus edificios barrocos y neoclásicos construidos por arquitectos italianos le dan una sofisticación que nada tiene que envidiarle a las grandes capitales europeas. Incluso se la conoce como la "Venecia del norte", por los canales que seccionan la ciudad y los 342 puentes que pasan sobre el agua.
Lo primero que hay que saber es que San Petersburgo está a orillas del río Neva. Al sur del río, está el corazón de la ciudad, Nevsky, la avenida principal y el casco histórico donde se encuentran las principales atracciones como el Museo Hermitage, antigua residencia de los zares, hoy convertido en un tesoro artístico invaluable. Su colección es impresionante: desde momias egipcias hasta arte de principios del siglo XX, pasando por una colección de pinturas de Rembrandt superior a la del Louvre. Además, la entrada permite recorrer los aposentos y salones de la dinastía Romanov. Por si fuera poco, el museo posee otras sedes: el Palacio de Invierno de Pedro I, el edificio del Estado Mayor, el palacio Menshikov, la Fábrica Imperial de Porcelana y el Almacén del Hermitage, todos lugares que encarnan la opulencia y la extravagancia de la Rusia de los zares.
Por Nevsky, son casi 5 kilómetros de paseos, desde el Almirantazgo hasta el Monasterio de Alexander Nevsky (líder ruso y santo de la iglesia ortodoxa). Transitar esta ruta es una gran experiencia, sobre todo al atardecer, porque la avenida está colmada de negocios pero también de palacios barrocos, iglesias de distintos credos, cafés y restaurantes.
Otros puntos esenciales son al norte del Neva, junto al gran lago de Petrogrado en la isla de Zayachy, la Fortaleza de Pedro y Pablo y su catedral, donde yacen los restos de los emperadores rusos; el convento Smolny, la catedral de San Isaac (vale la pena subir los 262 escalones para tener una de las mejores vistas) y por supuesto la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada que, junto con San Basilio en Moscú, es la postal más famosa del país, con sus cúpulas en forma de bulbos de colores que parecen parte de un cuento infantil. El templo fue construido para conmemorar la muerte del zar Alejandro II, quien fue atacado y murió en este lugar en 1881.
Además de los monumentos históricos, San Petersburgo tiene también una de las movidas culturales y de entretenimiento más vibrantes del país: galerías de arte de vanguardia, clubes subterráneos y restaurantes exquisitos que, en un abrir y cerrar de ojos, trasladan a cualquiera otra vez al siglo XXI (incluso, a veces, más adelante). Escritores, poetas y hipsters encuentran su refugio en esta ciudad tan inspiradora.
Nizhni Nóvgorod y la huella del pasado
Hasta 1990, la ciudad se llamaba Gorki, en honor al escritor que escribía bajo el seudónimo Máximo Gorki y nació aquí. Su nombre actual significa "Ciudad Nueva de Abajo". Durante la era soviética estuvo cerrada a extranjeros porque era una base militar. Se encuentra a 416 km de Moscú y está en la ruta del Transiberiano, así que se puede llegar en tren. Es una ciudad tradicional y sumamente linda, en una colina sobre el Volga, con unas vistas alucinantes. Está plagada de historia a ambos lados del río, hay importantes templos ortodoxos, el Kremlin (como se llama a las viejas ciudadelas) más antiguo del país y sus murallas, la majestuosa Catedral de Santa Sofía, monasterios, muchísimos museos, un antiguo mercado, y varios parques. También fue el lugar donde se escribió el primer libro en ruso y se creó la primera universidad del país. El estadio de fútbol está en pleno barrio histórico, en uno de los sitios más pintorescos de la ciudad, en la confluencia de los ríos Volga y Oka, cerca de la Catedral de Alexander. Está inspirado en dos conceptos naturales de la región: el agua y el viento.
Compras y relax en Kazán
A 750 km al este de Moscú, es la capital de la provincia de Tartaristán, en la orilla izquierda del Volga, el gran río ruso. Se la conoce como la "joya tártara" donde conviven musulmanes y ortodoxos rusos. Fundada en 1005, tiene 759 monumentos antiguos y un valor histórico enorme. Por ella pasaron Iván el Terrible y Pedro el Grande, dejando huellas indelebles que hoy la definen. Como en muchas otras ciudades rusas, el Kremlin es la atracción principal. El de Kazán es bellísimo, por eso fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Dentro está la Catedral de la Anunciación, la torre inclinada de Siuyumbiké y la Torre Spasskaya, que da la bienvenida al complejo arquitectónico. Todo el barrio histórico está plagado de lugares increíbles, que conviven a la perfección con el lado más moderno de la ciudad. Centros comerciales enormes, restaurantes de primer nivel, parques perfectamente diseñados para pasear o descansar, y una buena cantidad de complejos deportivos para los amantes del atletismo, el básquet, el fútbol, etc. se distribuyen por las ordenadas calles. Desde 2009, ostenta el título de la "ciudad deportiva de Rusia" y el estadio que se comenzó a construir en 2010 tiene inspiraciones de estadios ingleses; de Wimbledon, la meca del tenis, y de la Fórmula 1. Una verdadera cancha 5 estrellas.
Días de playa en Sochi
Entró en el imaginario mundial gracias a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 y desde ahí se volvió aún más popular. Sobre el Mar Negro, es un destino de playa asegurado y también el sitio ideal para practicar ski en invierno sobre las increíbles pistas de las montañas del Cáucaso. Este contraste de paisajes y temperaturas hace de Sochi una ciudad muy especial. A principios del siglo XIX, la nobleza rusa comenzó a pasar temporadas aquí para tratarse con sus aguas minerales curativas. Fue por esa época cuando empezó a ganar fama por sus exclusivos balnearios, pero recién en la etapa soviética la ciudad se convirtió en un centro vacacional, capaz de atraer a miles de turistas cada año. Stalin y Putin eligieron este lugar para pasar sus días de descanso. Tiene una costa larguísima de más de 150 km con playas de canto rodado, algunas más urbanas, otras más tranquilas y también salvajes. No solo de mar y nieve vive Sochi, sino también es un polo deportivo clave, con un circuito de Fórmula 1 muy importante y varias rutas de trekking que llevan a uno de los lugares más mágicos: las Cataratas de Agura, de 30 metros de altura. También hay varias cuevas y ríos para explorar, el Jardín Botánico Dendrary, que es el más grande del país, y el Monte Akhun con miradores desde donde disfrutar las vistas de las costas y los bosques subtropicales de la Reserva de la Biósfera del Cáucaso.
Dato importante
Para ingresar a Rusia es necesario tener el pasaporte con vigencia de seis meses. Además, la FIFA, en forma conjunta con el país organizador, están llevando adelante un sistema de registros denominados FAN ID que deberán tener todas las personas que asistan a la Copa del Mundo. La intención es facilitar los controles de la policía, el confort y la seguridad en los estadios. El único requisito para gestionar el FAN ID es haber comprado una entrada. El trámite es gratis y se hace a través de susitio web.
Ofertas para no perderte el mundial
- Aéreos desde Buenos Aires a Moscú con escala: mayo desde AR$24.602; junio desde AR$23.888; julio desde AR$26.540.
- Paquetes: 14 noches en Moscú y entradas para los 3 primeros partidos de Argentina (US$ 12.006); 9/10 noches en Moscú, entradas para dos partidos de Argentina (US$10.117); 8 noches en Moscú, entrada para Argentina-Nigeria y el de octavos de final (US$11.178). Todas las opciones incluyen aéreo Buenos Aires-Moscú, transfer aeropuerto/hotel/aeropuerto, alojamiento con desayuno, pase diario de metro en Moscú, coordinador de habla hispana, asistencia al viajero, entradas en categoría 1, traslados desde y hasta las sedes de los partidos (incluidos aquellos que no son en Moscú) y servicio de catering previo y posterior al partido.
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