En 2018 el cáncer de cuello de útero (también llamado "cervical" o "de cérvix" o "cérvicouterino") provocó más de 311.365 muertes de mujeres en el mundo, de acuerdo al Observatorio global del cancer de la OMS. En la Argentina, cada año se diagnostican aproximadamente 4.000 nuevos casos de cáncer cervicouterino relacionado con el VPH y mueren aproximadamente 1.800 mujeres a causa de la enfermedad, según cifras de la Secretaría de Salud de la Nación. Estos datos muestran que se está hablando de un tema de salud femenina que es preciso conocer a fondo, sobre todo porque es prevenible si se implementan medidas a tiempo. Y una de esas medidas es prevenir el contagio de infecciones de transmisión sexual, más precisamente las verrugas genitales, que evidencian la presencia del HPV, como se verá más adelante.
Responde a todas las dudas, la doctora. Valeria Cáceres M.D. PhD. (MN 79930), jefa del Departamento de Oncología del Instituto Ángel H Roffo y directora de la carrera de Médicos Especialistas en Oncología Clínica de la Universidad de Buenos Aires.
¿Qué es el cáncer de cuello de útero?
El cuello de útero o cérvix es el canal que conecta al útero con la vagina. Si en sus tejidos se forman células malignas se habla de la presencia de cáncer.
El 99% de los casos de cáncer cervicouterino son causados por el Virus de Papiloma Humano (VPH). Si bien existen numerosos tipos de VPH, sólo dos de ellos (tipo 16 y 18) son los responsables del 70% de todos los casos de cáncer de cuello uterino. El contagio de este virus se produce por contacto genital, más a menudo por relaciones sexuales vaginales, por lo cual es fundamental la protección y la prevención.
La incidencia y la mortalidad por cáncer de cuello uterino es notablemente mayor en poblaciones vulnerables y en regiones menos desarrolladas de hecho, el 85% de las defunciones por esta enfermedad se registran en países de ingresos bajos y medio, según consta en la Nueva guía de la OMS para la prevención y el control del cáncer cervicouterino. Esto se atribuye a la falta de controles ginecológicos, que podrían evitar este tipo de cáncer a través de medidas relacionadas a la prevención de Virus Papiloma Humano.
En la Argentina, de acuerdo a estadísticas del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, el cáncer cervicouterino ocupa el cuarto lugar entre los más frecuentes (el tercero en Latinoamérica con una incidencia igual a la del cáncer de pulmón), después del cáncer de mama y del cáncer de colon, que ocupan el primero y el segundo lugar respectivamente.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Algunos de los factores que aumentan la probabilidad de padecer cáncer de cuello uterino son:
-HPV. La infección con Virus de Papiloma Humano es el factor de riesgo más importante para cáncer de cuello de útero.
-Sistema inmune debilitado.
Prevenir, detectar, tratar
Prevención de contagio por HPV. La forma recomendada para prevenir el cáncer de cuello de útero es evitando el contagio del HPV, por eso la vacunación contra este virus (en la Argentina es gratuita y obligatoria a la edad de 11 años para niños y niñas) es tan recomendada.
Controles ginecológicos anuales: el pap y la colpo. En segundo lugar, los controles ginecológicos anuales para la detección son fundamentales, ya que en caso de existir contagio de VPH y encontrarse lesiones precancerosas, con el tratamiento temprano de las mismas se puede prevenir la mayoría de los cánceres del cuello de útero. Actualmente existen tres métodos de detección principales: citología convencional (Papanicolaou) y en medio líquido (LBC); inspección visual con ácido acético (IVA/ colposcopía), detección de la presencia de tipos de VPH de alto riesgo (como 16 y 18).
Es importante consultar con el ginecólogo acerca de los métodos y la frecuencia necesarios para realizar los controles en cada caso.
¿Qué tratamientos combaten el cáncer de cuello uterino?
Hasta el momento, la primera alternativa de tratamiento para las pacientes con cáncer de cérvix es la quimioterapia. Sin embargo, recientemente ha llegado al país el primer y único tratamiento anti-PD1 aprobado de cáncer cervical metastásico o recurrente, una nueva alternativa terapéutica para pacientes en segunda línea, que fallaron a la primera y hasta ahora no tenían más opciones.
Según explica la Dra. Valeria Cáceres, la aplicación de inmunoterapia para el cáncer de cuello de útero representa un avance significativo en materia de tratamientos.
Ahora bien, ¿qué ventajas concretas tiene esta innovación? Responde la especialista: "En el caso del cáncer de cuello uterino, cuando la enfermedad está localizada, el estándar es un tratamiento local: cirugía o quimio-radioterapia, que logra la curación en la mayoría de las pacientes. Cuando hay enfermedad no localizada (diseminada o metastásica) o cuando la paciente recayó al tratamiento local, el tratamiento es sistémico y se basa en quimioterapia con o sin otros agentes antiangiogénicos, y la sobrevida esperada es de alrededor de 17 meses. Una vez que la enfermedad avanza, la paciente tiene una sobrevida corta y una tasa de respuesta baja a los distintos esquemas quimioterápicos, y hasta la fecha no había una terapéutica de segunda línea contemplada en las guías internacionales como opción estándar de tratamiento de la patología. En otras palabras, se iban utilizando posibles opciones, con resultados desalentadores". La buena noticia es que hoy por hoy, a partir de la inmunoterapia, existe la posibilidad de sumar una opción de tratamiento con posibilidades de eficacia.
¿De qué se trata?
Recientemente,la ANMAT autorizó el uso del tratamiento con inmunoterapia para cáncer de cuello uterino recurrente o metastásico con progresión de la enfermedad durante o después de la quimioterapia, y cuyos tumores expresen PD-L1 (CPS = o >1).
La inmunoterapia es un tipo de tratamiento que reactiva el sistema inmune del paciente permitiendo que sus propias células ataquen al tumor. En el estudio Keyno te-158, se midió la eficacia de un anti-PD1 en 98 pacientes con cáncer cervical metastásico o recurrente previamente tratados con quimioterapia. En este estudio en particular se midió la proteína PD-L1 en las células cancerígenas y en las células del sistema inmune (escala combinada) y se determinó que aquellas pacientes positivas al biomarcador tienen mayores probabilidades de beneficiarse con esta inmunoterapia, basada en pembrolizumab. Identificar a los pacientes que presentan una mayor expresión de la proteína ayuda a personalizar el tratamiento del cáncer, ofreciendo la terapia a la población que tendrá las tendría mayores probabilidades de responder a la misma y posibilitando por lo tanto, una mejor asignación de los recursos de tratamiento.
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