"Vamos a encontrarla"
Desde Tucumán, la búsqueda incansable de Susana Trimarco y Micaela Catalán- madre e hija de Marita Verón-, y su lucha cotidiana contra la trata de personas
"Bebe, así me llama Mica", dice Susana Trimarco (58) en un tono muy diferente al que suele escuchársele. Cuando habla de Micaela, su nieta, Susana parece distenderse y sólo en ese instante sus labios se curvan en una sonrisa que desdibuja el rostro imperturbable que por más de diez años clama por la aparición de su hija, Marita Verón. "Yo le digo mi amorcito, mi vida –confiesa–. Ella es muy cariñosa. Cuando me abraza y me besa hago de cuenta que lo hace mi hija, porque Marita era, es igual [se corrige]. Siempre tan compañera, tan pendiente del detalle. ¿Vieron las fotos en las que tiene a Mica en brazos? –pregunta–. La nena bien peinadita, bien vestidita. Coqueta era. Siempre tan detallista. Yo la crié así. Mica tiene los mismos gestos, hasta cuando duerme se parece. Y cuando se enoja [hace una pausa], es igual. También prepara las roscas de bizcochuelos con jugo de naranja como hacía su mamá."
El 3 de abril de 2002, María de los Ángeles Verón, Marita, de 23 años y madre de una nena de 3, fue raptada cuando se dirigía al Instituto de Maternidad, en Tucumán, para una consulta ginecológica. "Ese día destruyeron la vida de Marita. A mi nieta le arrancaron a su madre y a mí me quitaron a mi hija. Este es un dolor que se lleva en el alma."
Sin bajar los brazos y ante la falta de progresos en la investigación se vio obligada a vender dos de sus propiedades para financiar la búsqueda. En el camino descubrió con horror que su hija había sido víctima de una red de trata con conexiones en Río Gallegos y La Rioja, con la complicidad de políticos y policías. "Una mafia que trafica personas, que compran mujeres que obligan a prostituirse", aclara.
Dos veces intentaron matarla. Quemaron su casa y la amenazaron de muerte en innumerables ocasiones. "No me importa. Se la pasan amenazándome, pero no me asustan. No me van a callar", asegura Trimarco, la misma mujer que logró infiltrarse como proxeneta en las bandas de trata para obtener pistas que dieran con el paradero de su hija y que, en 2007, recibió de manos de Condoleezza Rice, secretaria de Estado de los Estados Unidos. el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje. Ese mismo coraje la impulsó a abrir las puertas de la Fundación María de los Ángeles, que ya intervino en el rescate de la explotación sexual de más de 650 mujeres, a quienes también brindan asistencia psicológica, jurídica y social.
La desaparición de Marita y la lucha de su madre por encontrarla instalaron en la agenda política el drama de la trata de personas en la Argentina que devino ley en abril de 2008. Por este caso, hoy son trece las personas que están siendo juzgadas en Tucumán. Todos rechazan los cargos (ver aparte).
"Uno casi se acostumbra a vivir con este dolor" se lamenta esta mujer, cuya candidatura al Premio Nobel de la Paz 2013 fue formalmente aceptada por el comité noruego.
Sin perder la fe
Criar a Sol Micaela Catalán Verón no fue fácil para Susana. "Con mi marido [Daniel Verón] éramos muy unidos, salíamos siempre. Solos, con otros matrimonios. Íbamos a bailar. Todos los fines de semana hacíamos algo, ya sea ir a las termas o a pasear por Salta. Los sábados desayunábamos en un parque cerca de casa y hablábamos de todo. Me acuerdo que un día, Daniel me dijo vamos a buscar a Mica para traerla acá, está lindo el parque para que la chiquita ande por los juegos. Y nos fuimos hasta Las Talitas, adonde vivía mi hija.
–Marita, nos venimos a llevar a la chiquita, le dije.
–No, mamá. Ustedes estén tranquilos, ya criaron a dos hijos, qué van a andar lidiando con la Micaela. Si se pone a llorar van a tener que volverse.
"La nena la seguía mucho a ella. Marita era mezquina con la chiquita. Recuerdo haberle dicho una vez Marita no la mezquines a la Mica, mirá si un día te pasa algo –se detiene y aclara–. Le decía eso, por si se caía, por si la operaban, por si se enfermaba, no porque estuviera pensando lo peor."
Tras la desaparición de su mamá, Mica lloraba todo el día, toda la noche. Se la pasaba llamándola. "Teníamos que salir a dar vueltas con el auto por toda la ciudad para que se durmiera. Hasta bañarla era complicado, porque su mamá no le lavaba el pelo con la lluvia, ella la alzaba a upa y le colocaba la cabeza hacia atrás para que el agüita no le llegara a la cara. Hice todo como lo hacía Marita. Calentaba el baño, le secaba el pelito, la vestía igual. Lo hice con todo el amor del mundo."
¿Por qué Micaela no se quedó con el papá?
- El era tan jovencito [David Catalán, la pareja de Marita]. Es un hombre que viaja mucho. ¿Qué iba a hacer con la criatura? Él sabía cómo críe a mis hijos y sabía que iba a ser lo mismo con Mica.
Diecisiete años tenía Susana cuando conoció a Daniel Verón. "Nos pusimos de novios el día de mi cumpleaños, el 25 de mayo. A los 21 nos casamos y estuvimos juntos hasta que murió."
Susana Trimarco cambia el tono de voz. "De tristeza. Murió de mucha tristeza –asegura–. En el último tiempo tuvimos diferencias por lo que nos pasó. En todos los casos que conozco, las madres somos las que más fuerza tenemos, las que luchamos y luchamos. Yo soy de esas personas que cuando habla te mira a los ojos. Y cuando miro al otro, sé si me está mintiendo o no, o para dónde me quiere llevar. Es algo que Dios me ha dado. Le decía a mi marido No le creas a tal, a ese lo mandaron con información falsa. Y él me decía: Todo te parece mal a vos, todos mienten. Discutíamos por esas cosas, por el mismo dolor. Tanto él como yo queríamos encontrar a Marita, saber qué le había pasado, pero Daniel cayó en una depresión."
Desde que se inició la investigación fueron muchos los rumores y las acusaciones a los que tuvieron que hacer frente. "Tantas cosas dijeron. Pero cuando Carlos Posse, este sinvergüenza defensor de los delincuentes que hoy están siendo juzgados, salió a decir que mi marido había violado reiteradas veces a Marita y que por eso se fue de casa, Daniel no paró de llorar. La angustia le produjo un ACV y ya no fue el mismo. No lo soportó, cada año que pasaba se ponía peor. Tenía miedo de que me pasara algo, de que me mataran. Eso fue lo que nos pasó."
El 18 de junio de 2010, Daniel Verón, de 55 años, falleció a la madrugada como consecuencia de un paro cardíaco, tras dos días internado en terapia intensiva. "Siempre le dije: estés o no estés, te voy a respetar. Yo sé hacerme respetar, quédate tranquilo. Vos sos mi primer y mi último hombre. Nos amábamos muchísimo. Tuvimos dos hijos (Marita y Horacio, que vive en Santa Cruz) con todo el amor del mundo, pero ahora, no tengo otra cosa en la mente y en el corazón que buscar a Marita, criar a esta chiquita y luchar por la causa, por todas esas chicas. Esta es mi vida ahora", recuerda que le decía a su marido.
Parece una eternidad cuando Susana recuerda los días que pasaba en la Secretaría de Desarrollo Social comunal, en el municipio de Yerba Buena, antes del secuestro de Marita. Allí se encargaba de conseguir remedios y tramitar pensiones para los vecinos más pobres. "Su vida era como la de cualquier otra mujer –comenta Alicia, prima hermana de Trimarco–. Trabajaba, era un ama de casa puntillosa que siempre buscaba que todo se viera perfecto. Pero lo que pasó, la cambió. Su vida se transformó por completo."
¿Cómo era usted antes de que secuestraran a su hija?
- Era una persona, no sé si decirme estúpida... A mí me criaron con las ideas de antes. Mis padres se separaron, crecí con mis abuelos, los papás de mi papá. Ellos tuvieron cuatro hijos varones. Por eso Alicia y yo éramos las reinas de la casa. Nos criaron de manera muy estricta. Salíamos con permiso y teníamos que cumplir con el horario que nos daban. No conocía la calle. Agradezco que haya sido de esa manera. Me considero una muy buena madre, una buena persona. Dios desde arriba está viendo todo lo que hacemos. Todos los días de nuestras vidas tenemos que hacer buenas acciones para que en la vida te vaya bien: eso es lo que me enseñaron y lo que transmití a mis hijos y ahora a mi nieta.
¿Nunca se enojó con Dios? ¿No puso en duda su fe?
- Jamás me enojé con Dios. Nunca. Siempre me dije que él habrá elegido a mi familia, a mi hija, por algo. Quizá para que se conociera este delito que por muchos años estuvo oculto, por las chicas desaparecidas, por las encontradas. Nunca he perdido la fe. Ni la esperanza de encontrar a Marita. Las chicas mismas me dicen que siga buscando, que desarme los negocios de estos delincuentes. Eso me dicen quienes fueron víctimas. Mirá el caso de está muchacha cordobesa que estuvo secuestrada diez años y que liberaron recientemente en México [hace referencia al rescate de una mujer que permanece internada con cuidados intensivos, cuya identidad no puede revelarse aún por razones legales]. Mirá Dios cómo la ayudó a zafar. Eso mismo le puede pasar a mi hija. Ella está en algún lugar. Dios me va a enseñar el camino indicado para que la encuentre. Se lo pido todas las noches. Cuando me acuesto, veo el portarretrato con su foto, con esa sonrisa tan de ella y me viene una tristeza enorme, me envuelve una gran angustia. Me pongo a llorar y le pido Ayúdame Dios, nuestro señor a encontrarla.
Entra Micaela en la oficina de la fundación. Está con el uniforme del colegio, el pelo suelto y anteojos. "Bebe –dice con una sonrisa y se le ven los brackets –. Necesito ir a comprar unos cuadernillos para la escuela." Susana le indica dónde está la billetera para que saque el dinero que precisa. "Bueno, voy. Ya vuelvo."
Ese voy, ya vuelvo no es como el de cualquier chico de 13 años. Mica nunca sale sola. "Tiene custodia desde que va al jardín –aclara la abuela–. La policía la pasa a buscar por casa a las 7, la lleva al colegio, espera a que entre y la busca a la salida. Los días que tiene inglés la llevan al instituto. No la cuida cualquier policía. Ellos la vieron crecer, para Mica son como de la familia. Tenemos custodia las 24 horas –confiesa–. El policía que hace guardia en mi casa pasó la Navidad con nosotras. Vino con su esposa y sus tres hijos para que no estuviéramos solitas las dos. Como hay policías malos y corruptos, también los hay buenos, y tengo que reconocerlo y agradecer."
Para Mica, la verdad estuvo siempre presente. "Sabe todo acerca de su mamá, de la trata. Conoce mis movimientos, me acompaña la mayoría del tiempo a todos lados. Nunca le escondí nada. Es una chica muy inteligente."
Todos los días, en la casa de Trimarco el despertador suena a las 5.45. Se levanta y va directo al cuarto de Micaela. "No necesita que la despierte –asegura–. Mientras se prepara para el colegio, hago el desayuno: juguito de naranja, tostado y té. Desayunamos. Cuando se va, miro un poco el informativo, tomo unos mates, me baño, me cambio y vengo a trabajar a la fundación. Así son mis días. Cuando viajo, se queda con Carmencita, la madrina de Marita, una amiga de toda la vida."
En los genes
En el primer piso de la Fundación María de los Ángeles, en Tucumán, son varios los dibujos de Marita que ocupan la pared. "Su pasión era el dibujo –dice Susana–. Iba a retomar sus estudios en artes plásticas. Mirá este sol –señala–. Mica, sin haberlo visto antes, hizo uno igual. Está en lo genes."
De las compras que hizo en la librería para el colegio, se trajo de yapa un marcador para las uñas. "Puede ser divertido", arriesga, mientras garabatea en uno de sus dedos sin perder de vista a Susana. "Sácate el pelo de la oreja", le aconseja a su abuela y bromea para que se distienda frente a la cámara. "No le gusta cómo sale en las fotos", dice y se anima a colaborar con Martín, el fotógrafo de la Revista, sosteniendo un disco reflector. Luego será ella la que posará y hasta se animará a sugerir los fondos. "Son muchas cosas las que me gustan –cuenta Mica–. Quiero estudiar medicina forense."
¿Por qué medicina forense?
- Porque es necesario, ¿no? También me gusta el arte.Desde los 6 años practica saxofón y desde hace un año y medio estudia piano. "Me encanta. Me gusta mucho la música, sobre todo el jazz y el blues."
Antes de despedirnos, coordinamos el encuentro para esa misma noche en la Casa de Gobierno de Tucumán, donde ambas se reunirán con el gobernado José Alperovich para asegurar su compromiso en el proyecto de ley que busca erradicar los prostíbulos. "Mica, llamá a Lorena [secretaria de Alperovich] –le pide su abuela–. Decile que estamos con periodistas de LA NACION y que nos quieren acompañar." Llama y sin protocolo coordina el encuentro. "Todo bien, nos vemos está noche", concluye la hija de Marita.
En la puerta de la gobernación un grupo de azucareros espera que finalice la reunión que busca la suba del precio "No puede valer menos que la yerba", reclaman. En la entrada principal, varios policías y agentes de seguridad custodian el lugar. No nos permiten ingresar. Pero apenas Micaela hace su aparición, cambian de parecer. Ya sin el uniforme y los anteojos, levanta la mano y dice: "Vienen conmigo". Nadie lo pone en duda. Los hombres se hacen a un costado para que ingresemos a la gobernación. "Ya estamos reunidas con Alperovich. Llegamos antes –aclara–. Se comprometió a apoyar la ley prostíbulo cero [el 15 de agosto Tucumán se convirtió en la segunda provincia, después de Córdoba, en tener una ley que prohíbe los burdeles]." Que Mica se mueva con soltura en el lugar tiene una razón de ser. "Desde los tres años que me acompaña golpeando puertas, pidiendo por Marita –cuenta Trimarco– . La llevaba a upa y escuchaba mis gritos, mis pedidos." Mica la toma de la mano. No parece que tuviera 13 años. No esa noche.
Es tarde y Susana no deja de atender su celular. "Mañana vamos a ver las casas de las chicas", confirma la visita a un barrio donde se están levantando viviendas para muchachas recuperadas (ver aparte). "En toda esta lucha he conocido a buena y mala gente. Por suerte, Dios me ha puesto ángeles en el camino que me ayudan, que me alientan a que encuentre a mi hija. Ella era, es [vuelve a corregirse] una excelente persona. Jamás la voy abandonar. Nunca voy a bajar los brazos. No pierdo las esperanzas. La sigo buscando. Prefiero no hablar de las nuevas pistas, si no vamos seguir en la misma. Me han hecho hacer excavaciones, me mandaron hasta planos de cementerios. Acá, en Tucumán, me dijeron que estaba metida en una bóveda vieja; también en Córdoba. Tantas mentiras."
¿Cómo enfrenta cada excavación, la idea de que Marita pueda estar muerta?
- Cuando voy a una excavación me digo que mi hija no está ahí, porque en mi corazón la siento viva. Le pido a Dios que me dé fortaleza para enfrentar cada pista. Tengo que hacerlo, necesito descartar todo, no puedo quedarme con dudas. Como esa vez que me dijeron que Marita estaba en España y comenzamos una intensa búsqueda con Interpol [se rescataron 59 mujeres latinoamericanas que eran sometidas a la prostitución]. Tengo que estar preparada para enfrentar cualquier situación. Necesito y voy a encontrarla.
Las chicas
"Salí a buscar a Marita y las encontré a ellas"
No tienen nada que agradecerme. Salí a buscar a mi hija y las encontré a ellas. Cada una es una motivación distinta para seguir con la búsqueda. Es lo que calma mi dolor y llena un poco mi alma, ese vacío de no tener a Marita." Y las chicas se dejan ayudar.
Dos gendarmes pasan a buscar a Susana Trimarco por su casa para visitar el barrio donde mujeres que estuvieron en cautiverio rearman sus vidas. "Ellas no te miran a los ojos, miran el piso, para otro lado, se avergüenzan y no tienen porqué. Fueron víctimas, tienen que levantar la cabeza. Defender sus derechos, volver a confiar en ellas, volver a quererse." El trabajo es arduo, son mujeres que sufrieron mucho. "Les cambiaron la identidad, las prostituyeron, las drogaron, las maltrataron, les hicieron creer que su vida valía menos que la de un perro."
A través de la fundación se les consiguió estas casas. "Están a su nombre para que nadie las corra –aclara Trimarco–. El Estado nos dio algunos módulos (terreno de 10 x 30), pero nosotros queremos mejorárselos. Ahí sólo tienen una habitación, un baño y un lavaderito."
El camino se hace de tierra. Susana baja del auto y abraza a los nenes de Fátima [conoció a Marita en un prostíbulo de La Rioja], que espera en la puerta. Sin perder tiempo, comienza a dar indicaciones, a tomar medidas y asegurarse de que todo salga bien. "Queremos acoplar una habitación para los chicos, una galería, un lugar para el comedor. Es importante que tengan una buena vida."
Le pregunta a Fátima por su embarazo. Se abrazan. Susana no para. Toma el teléfono y comienza a discutir por el precio de unas cerámicas. "Me voy a buscar los materiales –le dice al hombre que trabaja en la obra–. Conseguí que bajaran un poco el precio", se alegra. Habla con los chicos, les pide que se porten bien, que ayuden a mamá. Se abrazan de nuevo y vuelve a subirse al auto. "Me duele ver cómo les cuesta salir –reconoce–. Ellas siguen luchando."
Trimarco tampoco deja de hacerlo. Los que la rodean se preocupan por su salud. "Necesita parar –dicen–, por Mica, por la causa. Por ella. Pero sabemos que esta es su vida, su manera de hacer terapia."
"¿Qué es la trata de personas?"
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos define: es la captación, el traslado -dentro o fuera del país- o la recepción con fines de explotación, cuando media engaño, fraude, violencia, amenaza o cualquier medio de intimidación, abuso de autoridad o de una situación de vulnerabilidad, recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre la víctima.
El juicio, un hecho histórico
- Son trece los acusados del secuestro y desaparición de María de los Ángeles Verón. El juicio oral y público comenzó el 8 de febrero de este año y participan testigos de todo el país.
- Sol Micaela Catalán Verón quiso asistir al juicio, pero en Tucumán la justicia no permite que lo hagan los menores de 14 años. Esta semana, en coincidencia con el inicio de los alegatos, se la podrá ver poniéndole el cuerpo a una campaña contra la trata de personas, de la que participan además reconocidas figuras como Martín Palermo, Dalma Maradona, Fito Paez y Facundo Arana (protagonista de Vidas robadas, la ficción que en 2008 hizo foco en esta problemática).
- La foto de Marita ocupa una silla vacía en la sala del tribunal II de la Cámara Penal, integrado por Alberto César Piedrabuena (presidente), Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano, que juzga a los ocho hombres y cinco mujeres por los delitos de privación ilegítima de la libertad y de promoción y facilitación a la prostitución. Los imputados no son juzgados por el delito de trata porque la ley Nº 26364 no existía en el momento del hecho, sino que fue sancionada en 2008.
- En el tribunal , Trimarco clamó por el supuesto hijo que Marita tuvo en cautiverio. "Si existe ese hijo de Marita, es mi nieto y lo quiero."
- Antes de fin de año Trimarco espera abrir un anexo de su fundación en Córdoba, Rosario y Misiones, para que se sumen a las de Buenos Aires y Tucumán.
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