Está en un nuevo momento de su vida. Tras haber vivido veinticinco años lejos de la exposición, enfocada en su rol de madre de cuatro hijos y administradora de la carrera de su ex marido, Coti Sorokin (47), Valeria Larrarte (45) tiene ganas de hablar por primera vez, de ponerse en foco, dedicarse a ella y descubrir otra felicidad. Las repercusiones luego de su divorcio, a fines de noviembre, la expusieron como nunca antes. Ahora, elige a ¡HOLA! Argentina para contar su historia.
–¿Cuándo comenzaron a trabajar juntos con tu ex?
–A mí siempre me gustó la música y conocí a Coti cuando éramos muy chicos, me atrajo de él su sensibilidad por el arte, y así empecé a introducirme en el tema artístico más de cerca. Empecé sin saber nada de contratos y después de leer tantos aprendí. Nunca fui su manager, sino su administradora de todos los derechos de autor y de las entidades de gestión, pero las decisiones las tomábamos en conjunto. Ya sea colaboraciones, duetos, todo lo que tenía que ver con la parte artística. Era algo que también compartíamos como pareja. Me encargaba de la administración y de llevar adelante la editorial de música, presupuestos, todo lo que eran números pasaban por mí. Me ocupaba de que funcionara de la mejor manera posible para que él pudiera desarrollar su carrera artística e hiciera lo que sabía hacer tranquilamente.
–¿Cómo era la dinámica familiar?
–Me quedaba en casa con los cuatro chicos porque él viajaba un montón. Si bien siempre estuvo presente y es un padre que se ocupa mucho de sus hijos, sus viajes hacían que no pudiera estar en todo. Cuando empezó el trabajo más fuerte estábamos instalados en Madrid, yo podía percibir su evolución artística a través de las planillas que recibía. Mi trabajo era detrás de escena, con la computadora desde casa para hacer presupuestos, logística, sumado a mi rol como mamá.
–Siempre tuviste un perfil muy bajo.
–Sí, a los conciertos sólo iba si me quedaban cerca, porque con cuatro chicos era difícil trasladarnos. Además, mi proyecto siempre fue estar con mis hijos, era lo que más me importaba. Cuando él comenzó a crecer, decidimos que uno de los dos tenía que quedarse en la casa, y no lo dudé, él tenía una vocación muy marcada y sabía que le iba a ir muy bien.
–Habrá sido difícil encargarte sola del día a día.
–Siempre tuve muy en claro mi objetivo. Era muy "Susanita", y para mí los roles estaban bien repartidos. No te voy a negar que había días en que me sentía mejor que otros, a los 20 años, ya tenía bebés que cuidar, pero estaba convencida de que era lo correcto. Sabía que iba a dar buenos frutos y que como familia era lo mejor.
–¿Te arrepentís de algo?
–No. Hice lo mejor que pude siempre. Fueron veinticinco años de un proyecto que estuvo buenísimo y que mejor no pudo haber resultado. Tuvimos dos parejas de mellizos, vivimos en el exterior, conocimos mucha gente. Iván y Maia (25), nuestros hijos mayores, hicieron todo el colegio en España, Dylan y Leyre (16) nacieron allá y en 2012 volvimos a Argentina. Cuando regresamos yo no estaba muy convencida, pero era el mejor momento para hacerlo, porque los chicos estaban grandes.
A Coti lo voy a querer siempre, de otra manera, pero siempre va a ser una persona muy importante en mi vida. Estuve más de la mitad de mi vida con él
–El pasado 24 de noviembre se separaron. ¿Cuál fue el motivo?
–Eso fue el divorcio… La crisis es anterior. Creo que cumplimos un ciclo precioso e importantísimo. Al principio me costó entender que nada es para siempre. Siempre creí que cuando te casabas era para toda la vida, por eso me armé esquemas y proyecté. En mi planificación y estructura me veía for ever, pero después empezás a sentir que eso ya no es tan así. No es de un día para el otro, se va dando de a poco. Nos fuimos desencontrando cada vez más y llegó un momento en que ya no nos hacíamos felices mutuamente. Como soy muy insistente, lo intenté de todas las maneras posibles para ver si algo se podía rescatar, pero no se pudo. No fue un proceso fácil, estuve acompañada por mi psicóloga y por mis amigos que me escucharon y me bancaron llorando muchísimo. Hasta que me di cuenta de que fue un ciclo que estuvo buenísimo, veinticinco años muy bien vividos, y ahora cada uno tiene una idea de felicidad y de vida distinta a la del otro. Nos inclinamos para lados diferentes y está bien que así sea.
–¿Cómo fue decírselo a los chicos?
–Tampoco fue algo lineal ni un planteo radical. Después de tanto tiempo te vas despegando de a poco, te das cuenta de que las cartas ya se jugaron y llega un momento en que no lo intentás más y que terminó la partida. En su momento, les comentamos que no nos estábamos sintiendo bien y que teníamos que estar un poco más separados.
–Su separación tuvo mucha repercusión a nivel mediático.
–Me sorprendió tanta repercusión. Yo no creo que lo que hice en las redes haya sido para tanto. Para mí lo magnificaron [al día siguiente de que Candelaria Tinelli publicara la primera foto de su romance junto a Coti, Valeria subió a su Instagram una imagen partida a la mitad, en donde se los veía firmando la libreta el día de su boda]. Fue algo impulsivo, jamás imaginé que la repercusión iba a ser tan grande, si lo hubiera sabido tal vez no lo hacía. Fue una opinión de una actitud que no me había gustado. Fue irónico, como soy yo, siempre hago chistes.
–¿Te molestó cómo se manejó Coti?
–Fue eso, por eso reaccioné así, fue un impulso. Incluso se lo dije a él, pero no creo que haya sido para tanto. Nosotros, a los dos minutos estábamos hablando de otra cosa.
–¿Entonces terminaron bien?
–Sí, por supuesto, con tanto compartido y vivido no podía ser de otra manera. Fue un proceso muy doloroso, más allá de que me di cuenta de que era lo mejor. Pudimos resolver todo bien y cada uno sigue por su lado. El día anterior a firmar el divorcio fue mi último día que trabajé con él, no quería seguir tampoco por ese lado, así que ordené todo y cerramos la etapa por completo. A Coti lo voy a querer siempre, de otra manera, pero siempre va a ser una persona muy importante. Estuve más de la mitad de mi vida con él.
–Luego de esta decisión, al llegar la noche, ¿te destapabas un vino o te ponías a llorar?
–Hubo diferentes momentos. Al principio fue muy angustiante, me destapaba el vino y lloraba y hablaba con mis dos mejores amigos, Ivana y Nacho, que son mis apoyos emocionales. Pasé por un montón de estadíos, como la negación, pensar que no estaba sucediendo y que ya iba a pasar, después sentís alivio, ves la realidad y vas evolucionando y pasando por mil lugares. No se puede forzar nada, es un proceso que lo tenés que dejar ser, hasta que llega un día en que ya no pensás en eso, llamás a tus amigos y estás bien. Pasé la cuarentena con mis hijos menores, fue una convivencia excelente, ellos estaban muy preocupados por verme bien, y yo también a ellos. Por más que quería evitarlo, me vieron llorar. Nos apoyábamos mutuamente, a mí se me dio por hacer gimnasia todo el día. Era lo único que me sacaba de tema, hacía dos horas y media, tres horas por día. Terminaba extenuada pero no quería pensar, era lo único que me levantaba el ánimo.
–Y hoy, ¿cómo estás?
–Feliz, feliz, feliz.
–¿Te diste la posibilidad de conocer a alguien o bajarte alguna aplicación de citas?
–¿Una aplicación? ¡Ni loca! Tengo un montón de amigos. Para mí mis amigos son fundamentales. Nos juntamos muchísimo. Y conozco gente, pero no voy a entrar en detalles.
–¿Estás abierta al amor y a conocer a alguien?
–Estoy muy feliz, es lo único que voy a admitir. Es una nueva etapa en mi vida.
–Contame sobre tus próximos proyectos.
–¡Tengo miles! Voy a seguir relacionada a la producción de eventos, a empresas de relocation, pero primero necesito descansar. Para mí, a pesar de todo, fue un año maravilloso. Lejos de pensar que fue el peor año de mi vida, pienso que fue el mejor. Si no hubiera pasado la cuarentena, quizás nunca hubiera resuelto nada y hubiera seguido dentro de una bola, arrastrando cosas. Me sirvió para parar, hacer un proceso de introspección, reencontrarme, ver dónde estaba y qué quería de mi vida. Ahora necesito parar, seguramente iremos a Cariló y al sur para empezar con todo 2021.
–¿Por qué vas a brindar en estas fiestas?
–Por mis amigos, por mis proyectos, por Ana Rosenfeld porque me ayudó mucho emocionalmente en todo el proceso, y por mis hijos, que son lo más importante. Les consulté mucho si hacer esta entrevista, siempre fui de estar detrás de cámara, pero esta vez lo vi como una oportunidad para hablar desde mi óptica y contar mi experiencia, que nunca la había contado. Mis hijos me apoyaron y estoy muy contenta.
–¿Se viene un año para priorizarte y poner el foco en vos?
–Totalmente. Me fui de foco mucho tiempo, tenía un proyecto que creo que cumplí con creces. Ahora el objetivo es otro. Soy yo y mi nueva vida. Creía que nunca lo iba a lograr, que iba a seguir empantanada en el momento triste que viví, pero me veo en otra situación, hice un proceso de sanación.
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