Se le quiebra la voz y deja caer algunas lágrimas. Sin embargo, Valeria Gastaldi (37) necesita completar la frase que la lleva nuevamente a uno de los momentos más dolorosos de su vida. "Todo lo que necesitaba decirle a papá, lo mucho que lo quería y lo importante que fue para mí, lo hice a través de esta canción. Fue la mejor manera que encontré para transmitirle todo el amor que siento por él", dice la actriz y cantante cuando faltan apenas unos días para que se cumplan dos meses de la muerte de su padre, Marcos Gastaldi.
Para homenajearlo, Valeria escribió "Si no estás aquí", un tema que forma parte del set Canciones para decir adiós, que está a punto de lanzar. "Todavía me siento muy frágil, por eso tengo que dejar que la canción hable por sí sola. Si bien los temas que voy a sacar son muy tristes, también son canciones para sanar el alma", dice mientras su marido, el músico Facundo Pereyra Iraola (44), juega con sus hijos, Santino (10) y Manuel (5).
–¿Te costó equilibrar tu vida laboral con la personal, teniendo en cuenta la enfermedad de tu papá?
–Y sí, con el tiempo se volvió insostenible. Pensá que estaba laburando a full como compositora y habíamos vuelto con las Bandana, ya con canciones nuevas. Pero el año pasado ya no pude más y decidí apartarme del grupo. Me sentía muy agobiada y tironeada por los horarios, las presentaciones. Me costó muchísimo tomar la decisión, pero no me arrepiento. La realidad es que la enfermedad de papá fue muy, muy pesada. Fueron ocho años durísimos y los últimos dos, terribles.
–¿Qué enfermedad tenía tu padre?
–Fue diagnosticado con Parkinson, pero después le detectaron también demencia con cuerpos de Lewy, que es muy complicado, una mezcla entre Alzheimer y Parkinson. Eso lo hizo pelota.
–Estuviste siempre junto a él.
–Mis hermanos siempre me agradecen un montón por como lo acompañé, pero lo hice porque quise. Necesitaba estar con papá. Todos lo queríamos mucho y estuvimos siempre muy unidos, pero yo sentí que necesitaba estar con él. Mis hermanos, Santiago y Rocco, y Marcela [Tinayre] pasaron momentos muy duros de la enfermedad mientras papá vivió con ellos. El día en que él ya no pudo vivir en un lugar con escalera –ya había sufrido una caída muy importante– me pareció que lo más sano era llevarlo a otro lado y lo internamos de manera domiciliaria en un lugar cerca de mi casa. Creo que también fue una manera de aliviar un poco la carga de los que vivían con él.
–Recién mencionaste a Marcela Tinayre, con quien vivió una historia de amor de casi veinte años.
–Marcela siempre estuvo comprometida y cuando vio que las cosas se ponían cada vez peores, se mantuvo al lado de él. Cada uno tuvo una despedida muy difícil porque papá era una persona muy carismática que llenó la vida de todos con mucho amor. A mí me tocó hacer muchas cosas operativas, pero mis hermanos también estuvieron presentes. Mi tía María, hermana de papá y reconocida médica del Hospital Fernández, nos ayudó en mil corridas.
–¿Sentís que te quedó algo pendiente?
–[Se emociona]. Mi relación con papá era silenciosa y nuestro amor era muy, muy profundo. Incluso después de separarse de mi mamá, cada vez que tenía un problema, él estaba ahí. Y yo hice lo mismo con él durante toda su enfermedad… A pesar de que me resultaba muy duro, me levantaba y nunca dudaba en ir a visitarlo.
–¿Cuál creés que fue su legado?
–Yo me críe en una casa con muy lindos valores y eso se lo debo a mis padres. Papá nos enseñó la importancia del esfuerzo, del trabajo, del amor incondicional. Él venía de una familia de trabajadores y eso lo hizo ser un tipo que sabía llegar a la gente.
–¿Cómo fue transitar la enfermedad durante la cuarentena?
–Fue muy difícil. En el último tiempo, ya casi nadie iba a verlo para no contagiarlo… A veces pienso lo que le debe haber costado entender por qué de repente nadie lo visitaba…
–¿Pudiste cantarle alguno de los últimos temas que compusiste?
–No. Una vez le dije que le iba a mandar las canciones para que las escuchara, pero después me arrepentí. Me parecían muy tristes y no quería que se pusiera mal. A él le gustaba mucho la música, de hecho, Marcela le había puesto un equipo en el departamento donde vivía para que escuchara las canciones de Rod Stewart que él amaba, pero las mías no se las pude mostrar. Igual, sé que va a escucharlas desde donde esté.
–¿Cómo fue el proceso de creación del tema "Si no estás aquí"?
–La terminé de escribir un jueves y tres días después, se murió papá. Me acuerdo que empecé a escribirla el miércoles anterior y no podía parar de llorar. Al día siguiente me levanté, hecha pelota, salí a buscar a papá porque Marcela nos había invitado a comer a su casa para que él estuviera en ese lugar donde habían vivido tantos años juntos. Me acuerdo que él llegó, miró todo a su alrededor y Rocco enseguida lo abrazó. Y ahí estábamos todos, dándole amor. Después lo sentamos cerca de una ventana que a él le encantaba y le pusimos su música favorita… Yo volví muy movilizada y seguí trabajando con la canción. El viernes a la madrugada me llamó el enfermero para decirme que papá se sentía mal. El sábado se descompensó y lo trasladaron a la clínica y nunca más salió de ahí. Estuvo internado desde el sábado 11 de julio hasta el domingo 19 que falleció. En el medio ya había terminado de grabar la canción para él.
–¿Cómo fueron sus últimas horas?
–Fue terrible porque nunca pudimos despedirlo. Lo cuidaron con un amor increíble en la Clínica Zabala, pero no pudimos ir a verlo por el tema del Covid-19. Tenemos una gran indignación con eso. Es terrible para mí saber que se murió solo. Toda la familia, mis hermanos, mis tíos, todos le estuvimos dando amor durante la enfermedad y, sin embargo, no pudimos tomarle la mano y decirle chau. ¿Cómo nos privaron de eso?
–¿Y la despedida en el cementerio?
–Por el tema de la cuarentena, sólo nos permitieron despedir el cajón desde el auto. Nada de ceremonia, nada de nada. Lo cremamos, pero apenas se pueda volver a una cierta normalidad, vamos a enterrarlo.
–¿Cómo te acompañó tu marido?
–Siempre les dije a mis hermanos que podía hacer lo que hacía porque estaba Facundo al lado mío, sosteniéndome para que yo pudiera estar con papá. Mis hijos me han visto llorar, pero nunca desarmada. Y eso fue gracias a Facundo, que me dio fuerzas para seguir conectada también con ellos. Es un compañero muy sólido que me sostuvo para que yo no me perdiera entre tanto dolor. Todavía estoy en carne viva. A veces miro a Facu y le digo: "No puedo creer que papá no esté más".
–¿La música fue para vos un gran escape y compañía?
–La verdad es que siempre supe que quería ser cantante y actriz. Y tuve la suerte de que mis viejos me apoyaron muchísimo en todo ese proceso. Papá fue un pilar importantísimo en la construcción de mi carrera. Con el tiempo, la música se convirtió en una manera muy sensible de conectarme con la gente. También me pasó que muchas veces quise escaparme de este camino. Mil veces llegué a decirme "Bueno, ya no quiero dedicarme a la música", pero venía alguien con una propuesta discográfica y entonces me ponía componer de nuevo. Y mirame ahora, otra vez con la guitarra, escribiendo, cantando… Se ve que es esto lo que tengo que hacer. Me doy por vencida, ya no me voy a escapar más.
Peinado y maquillaje: Adrián Llamosas. Agradecimientos: Ferrens, Paris By Flor Monis
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