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Vagaba en la zona del km 1 de la ciudad de El Dorado en la provincia de Misiones. Quizás buscaba refugio. Lo habían visto en las cercanías del Barrio Lomas de Paraná. Y, aunque ese día lo buscaron durante toda la tarde, no hubo señales del cachorro en muy mal estado y por el que habían recibido un alerta. Hasta que al día siguiente alguien lo vio y lo pudo retener.
Natalia Martínez salió en su búsqueda. Cuando lo vio, se le estrujó el corazón. Efectivamente era un cachorro. Calculó que tenía unos dos meses. Lo llevó a su casa, le dio un buen baño y ya con el pelaje limpio pudo comprobar que, como había imaginado, cursaba un cuadro de sarna avanzado en todo su cuerpo. Además, su estado de desnutrición era evidente. “Con apenas dos meses ya había conocido el abandono, el maltrato y la indiferencia”.
“Fue increíble la cantidad de larvas y gusanos que despidió”
Esa misma tarde hicieron una visita al veterinario. Fue atendido por Alejandro Bischoff, uno de los tantos veterinarios que ayudan en la zona con atenciones a los rescatados. Fue él quien descubrió que tenía una miasis en la boca, sobre el paladar superior (se trata de una enfermedad provocada por las larvas de moscas cuando existe una herida en el animal; las moscas depositan en la herida sus huevos y las larvas se alimentan del tejido muerto, en este caso del perro).
Snoopy quedó internado la primer noche. “Luego de recibir una dosis de desparasitante, fue increíble la cantidad de larvas y gusanos que despidió, algo sumamente peligroso si no se atiende a tiempo. Cuando no el cuadro no se trata, las larvas se comen lentamente al animal ya que llegan a sus órganos. Es una muerte lenta y dolorosa para cualquier animalito”, detalla Betiana Gonzalez, Presidente de la Asociación civil Patitas Doradas que tiene tan solo dos años de existencia pero que a la fecha registra cerca de cien rescates.
Higiene, cuidados y mucho amor
Luego de esa noche de internación, Snoopy pudo ir a una casa de tránsito. Por los cuidados que necesitaba, Betiana sintió que lo adecuado era hacerse 100% responsable de su tratamiento: baños con shampoo antisárnico, buena alimentación -blanda al comienzo-, mucha paciencia, cariño y respeto.
Además, era sumamente temeroso y desconfiado, de modo que también sería necesario trabajar en su socialización para que, en un futuro, pudiera ser adoptado. Los esfuerzos rindieron frutos. Al mes, el pequeño Snoopy ya contaba con una capa de pelaje naciente nuevo y su boca había sanado casi en su totalidad.
“Al principio estuvo en casa de forma temporal. Pero algo se escapó de los planes que teníamos para él. Hubo una conexión emocional y de dependencia de él hacia mí muy fuerte. Eso causó que, al principio, no pudiera compartir espacio o tiempo correctamente con otros animales que no fueran con los que convivía en casa. Redoblamos los esfuerzos e hicimos trabajos de educación canina, especialmente para que no fuera agresivo con otros perros o gatos. Todo eso hizo que el vínculo se volviera más grande e importante. Para ese entonces ya se había vuelto uno más de la manada. Creo que era la primera vez en su vida que alguien le daba amor”.
Uno más de la familia y nuevo rol como niñero
Snoopy finalmente se unió de forma oficial a la familia perruna de Betiana Gonzalez y siguió disfrutando de su nueva vida junto a Rufus (2 años), Wally (14 años), Chiquis (5 años), Micky (14 años) y Negra (2 años, otra perrita rescatada con Leishmaniasis) y una hermosa gatita de 3 años llamada Nina. Su hermano humano David ama a todos y a veces duerme siesta en la alfombra en invierno o en las noches con la compañía de Micky y Chiquis.
Con el correr del tiempo Snoopy se convirtió en un ser amoroso. “Como hoy es un perro súper sociable, nos gusta decir que es el niñero de otros cachorros que, como sucedió con él, llegan para recuperarse y encontrar su hogar definitivo, mientras son cuidados con amor. Es un perro feliz y muy juguetón, obediente y educado. Tiene aún manías y macanas de cachorro, pero lo amamos así como es. Le decimos perro feliz, ya que tiene una mueca como si estuviera sonriendo todo el tiempo. Jamás volvió a pasar hambre ni abandono, y así como nosotros le brindamos nuestro amor, él lo retribuye de igual manera”.
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