:: Comienza febrero y la ciudad termina de desperezarse. Las primeras semanas de enero nos dejan la saudade que tenemos en el mes de los enamorados: ese recuerdo brumoso de nuestro romance de verano con la ciudad. Sin los embotellamientos, los bocinazos, las colas, sin el sometimiento del transporte público en hora pico, la ciudad nos muestra su lado más amable y más sano para nuestra psiquis. El clima se suma para que tendamos a disfrutar más del espacio público, de las áreas verdes, de los cursos de agua y de las terrazas. Estas semanas ponen en blanco sobre negro lo que significa el estrés urbano como un problema de salud global cada vez mayor en las ciudades.
Este tema se ha vuelto tan importante en los últimos años que diversos centros de estudios de todo el mundo investigan sus efectos. LSE Cities, una rama de la London School of Economics and Political Science, publicó un ensayo en el cual señalan que vivir en un entorno urbano es un factor de riesgo para las enfermedades psiquiátricas y mentales, incluso contando al habitante de la ciudad con mejores condiciones socioeconómicas y un mayor acceso a la atención médica que quienes viven en áreas rurales.
Los investigadores del Instituto Central de Salud Mental en Mannheim, Alemania, trabajaron sobre cómo los cerebros de diferentes personas manejan el estrés. Descubrieron que los cerebros de los habitantes de la ciudad, en comparación con las personas que viven en el campo, no lo manejan tan bien. Los investigadores se centraron en el análisis de dos regiones cerebrales: las amígdalas y la corteza cingulada anterior perigenual (CCAP). Se sabe que las amígdalas participan en la evaluación de amenazas y generan miedo, mientras que el CCAP, a su vez, ayuda a regular las amígdalas. En habitantes urbanos estresados, las amígdalas parecían más activas en el escáner; en personas que vivían en pueblos pequeños, menos; en personas que vivían en el campo, casi nada.
Un estudio publicado en Deutsches Ärzteblatt, una revista vinculada a la Asociación Médica Alemana, encontró que las áreas urbanas tenían tres factores principales de riesgo social para la salud mental: concentraciones de residentes con niveles socioeconómicos bajos, capital social bajo y segregación social. Por su propia densidad, el capital social es mucho más necesario en las zonas urbanas, ya que tratar de abordar los desafíos de una ciudad sin un entramado social que funcione es prácticamente imposible. En las zonas rurales, la segregación se suele basar en la geografía, mientras que en los ámbitos urbanos los ejes principales suelen ser el nivel socioeconómico, la religión, las etnias o los grupos de pertenencia.
Por último, es interesante mencionar una mala planificación urbana como otro factor central a la hora de hablar de este tipo de estrés. ¿Cuáles son y cómo están diseñados los espacios en común para generar ese capital social o para beneficiar la salud de los ciudadanos? Por ejemplo, en muchas ciudades, hay barrios enteros de viviendas sociales donde los únicos espacios de encuentro entre los vecinos suelen ser los bares. ¿Es lo mismo que nos encontremos y reconozcamos en los bares que en un club o en una plaza? Por otro lado, quienes vivimos en las ciudades lo hacemos bajo sobreestímulos que afectan nuestros sentidos. Tanta gente, ruidos, olores, luces y pantallas, combinado con la contaminación, la baja calidad del aire urbano, la falta de tiempos y la mala alimentación, aumentan los niveles de excitación y estrés.
Pensando en estos temas de las ciudades de hoy, hago una relectura de la claridad meridiana que tenía Javier Martínez, baterista y cantante de Manal, cuando en 1970 cantaba, en "Casa con 10 pinos", frases como "Un jardín y mis amigos no se pueden comparar con el humo infernal de esta guerra de ambición; para lograr, o conseguir? prestigio en la ciudad, dinero y nada más. Sin tiempo de mirar un jardín bajo el sol... antes de morir".
ASESOR URBANO: PABLO MONTIEL
Gestor de ciudades y agitador cultural. Trabajó en 109 ciudades y flaneurió otras 80 en 20 países. Le gusta más descubrir lo que las iguala que lo que las diferencia.