La periodista y conductora, mujer del candidato del PRO para la Ciudad, recibe a LA NACION en la intimidad de su hogar
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La entrevista a María Belén Ludueña (37) transcurre en el departamento de Barrio Parque que comparte con su marido, Jorge Macri (58), el ministro de Gobierno porteño. Son días agitados para la pareja, hace apenas unas horas anunciaron que él será el único candidato del PRO para suceder a Horacio Rodríguez Larreta.
- ¿Cómo llevas la posibilidad de convertirte en la futura primera dama de la Ciudad?
-En realidad, está la posibilidad de que Jorge se convierta en el Jefe de Gobierno y yo, desde mi lugar, lo voy a acompañar. Creo que él se merece este crecimiento. Ahora, que empecé a caminar con él, me emociona ver el respeto y cariño que le tiene la gente. Él es como un rockstar.
-¿Y cómo te ves en ese rol?
-A mí me gusta sentir ese cariño de la gente. Creo que hacemos una buena dupla. Nuestra pareja gusta porque somos como nos mostramos, auténticos. Si Jorge asume como Jefe de Gobierno yo estoy convencida que ninguno de los dos va a cambiar. Cuando vos sos simple, sos simple. Tengas el cargo que tengas.
-Parte de mostrarse como son está en los videos de Instagram en los cuales cocinan juntos. ¿Cómo surgió la iniciativa?
-Fue durante la pandemia. Jorge es fanático de la cocina y a mí me encantan los medios, y un día, que estábamos aburridos, le propuse hacer la prueba. “Hacé esta receta que yo te filmo y vemos qué pasa”. Creo que fue algo de pastas y la gente se enganchó. Algunos lo paran en la calle y le tiran ideas de cocina. “Hacete un guiso”, le dicen. Además de promocionar a los emprendedores, mostramos una parte de nuestra cotidianidad que la gente valoró. Nos divertíamos, interactuábamos con la gente y dábamos una mano... Siempre le digo a Jorge: “Vos tenés que estar cerca de la gente, porque eso es lo que marca la diferencia”.
Reina Nacional del Mar
Hace siete años que Belén se instaló en Buenos Aires. Es oriunda de Mar del Plata, hermana del medio de tres hijas mujeres del matrimonio de Carlos Ludueña, publicista, y María Cristina Díaz Peyrot, ama de casa. “Éramos tres mujeres recontraunidas”, dice.
-Algunos dicen que la hermana del medio es ‘la distinta’, en tu caso, ¿fue así?
-Sentí que tuve que destacarme para que me presten atención. Josefina, la más chiquita, y María Paz, la mayor, se llevaban toda la atención. Entonces yo, para buscar mi protagonismo, me esfozaba mucho en el colegio, era muy responsable... Hasta fui abanderada. Fue la manera que encontré para tener mi lugar. Cuando Josefina quería faltar al colegio mi mamá no la dejaba, en cambio a mí, bastaba que le dijera “mamá estoy muy cansada”, para que me ofreciera faltar. Eso le molestaba a mi hermana.
-Responsable, abanderada y también Reina Nacional del Mar: ¿cómo sucedió eso?
-Tenía 18 años. Recuerdo que estaba durmiendo la siesta con el televisor prendido y me desperté con la publicidad de una chica que había sido Reina Nacional del Mar y convocaba al concurso. Ella explicaba que la elegida iba a representar a Mar del Plata durante un año y además ganaba un auto. El premio me pareció un buen incentivo, aunque mis hermanas no estaban muy de acuerdo, porque ellas son más tímidas, pero yo pensé: “Me voy a animar.”
-¿Querías el auto?
-[Risas] Desde chiquita le pedía a mi papá que me enseñara a manejar. Soy bastante fierrera. El fin de semana pasado fui con él a la DGR (The Distinguished Gentleman’s Ride) de Mar del Plata, porque me encantan las motos y a mi papá también. Es algo que compartimos, es una manera de conectarme con él.
-En la actualidad, los concursos de belleza están bajo la lupa, se los cuestiona por ser sexistas y representar un ideal de belleza que deja afuera a muchas chicas...
-Creo que en este caso, no tenía tanto que ver con la belleza porque la ganadora se convertía en la promotora de Mar del Plata, la encargada de promocionar la ciudad en todo el país. Yo quedé seleccionada por un jurado de 12 personas, entre 84 mujeres, y todas tuvimos que estudiar mucho sobre la historia de la ciudad. De hecho, recuerdo que me comparaba con las otras chicas y veía que eran todas rubias y altas. ¡Unas mujerotas! Ahí sentí que mi fuerte iba a ser mostrar lo que soy: una mujer extrovertida, que hablaba idiomas, que estaba estudiando abogacía y que me iba a tomar muy en serio la tarea de representar la ciudad. Creo que fue por eso que gané.
“Vos naciste para esto”
Suena su celular. “Estoy en la entrevista, después te llamo”, dice. Cuelga y se disculpa. El llamado era de su madre. “Soy muy familiera. Con mi mamá tengo mucha relación, con mi papá también, pero más con ella. Desde la mañana temprano ya empezamos a hablar por teléfono todos los días. Imaginate cómo seremos de unidas que me fui de mi casa a los 30 años”
-Es cierto, bastante mayor, ¿hubo algo que te empujó a hacerlo o fueron tus padres quienes te dieron el ultimátum?
-Nooo [risas] Te digo más, tal vez, si no hubiese venido a Buenos Aires, habría vivido muchos años más con mis viejos porque me encantaba estar con ellos. Pero sentí que quería explorar otros horizontes, crecer profesionalmente. Mi papá me alentó. “Animate y hacelo, porque vos naciste para esto”, me dijo. Mi familia siempre fue mi sostén, aunque yo era grande, es importante ese apoyo. En Mar del Plata sentía que había alcanzado mi techo.
El techo del que habla Belén son los 10 años que llevaba trabajando en las noticias del canal local. Aunque la joven se había recibido de abogada en la Universidad Nacional de Mar del Plata a los 23, nunca sintió que el derecho era su destino. “La carrera de abogacía me había gustado mucho, hasta llegué a ejercer durante unos meses la profesión. Hice laboral. Más que nada porque no quería quedarme con la duda de no haberlo intentado. Cada vez que iba a Tribunales, la gente me veía y me preguntaba qué hacía ahí, todos me conocían del noticiero. Me di cuenta de que no era para mí y que lo que me gustaba era la comunicación”, cuenta.
-¿Cuáles fueron tus primeros pasos en Buenos Aires?
-Empecé trabajando con Paulino Rodrigues, en La Lupa, por canal 26, y en radio Continental. Ese primer año fue difícil, me quedé en la casa de una amiga pero estaba mucho sola, no tenía tantos vínculos acá y viajaba muy seguido a Mar del Plata. Cuando lo conocí a Jorge, empecé a ir mucho menos, porque él me hizo sentir que tenía mis raíces acá.
-No trascendieron escándalos tuyos, salvo a finales del 2021: tu salida de Buenos Días América, el programa que conduce Antonio Laje, dejó entrever una mala relación con el conductor.
-Decidí dar vuelta la página. Nunca hablé puntualmente del tema y quiero matenerme en esa postura. Sigo construyendo mi propio camino.
“Dale una oportunidad. Es un buen hombre”
-¿Cómo se conocieron con Jorge?
-Creo mucho en el destino y por eso no me voy a olvidar nunca del día que lo conocí. El 8 de agosto de 2017, estaba haciendo el programa La Lupa y él fue de invitado. Ese día, me llamó mucho la atención su buena onda y aunque no era de sacarme fotos con los invitados del programa, me dieron ganas de sacar una con todo el grupo.
-¿Y qué sucedió después que tomaron la foto?
-Él empezó a enviarme mensajes, lo hizo durante casi un año. “Feliz navidad”, “Felices pascuas”, “Hace frÍo esta mañana”... Y yo pensaba: “Este hombre está presente siempre”. Y me decía: “Cuando quieras salir avisame porque a mí me encantaría conocerte”.
-Jorge te enviaba mensajes, se mostraba interesado, pero tardaste casi un año en aceptar una invitación de él, ¿qué te frenaba?
-Tal vez los prejuicios de la edad o su actividad política. Pasó casi un año hasta que acepté una salida suya. Mis amigas me decían que saliera, además yo sabía que hacía siete años que él estaba divorciado y eso era importante para mí, que estuviera bien de papeles, porque si conocía a alguien lo hacía bien.
-¿Y qué fue lo que te decidió?
-Hacía un mes que había empezado a trabajar con Eduardo Feinmann en A24 y un día él me dijo: “Tengo un amigo para presentarte. Él ya me habló muy bien de vos”. Yo le respondí: “No me digas nada, es Jorge Macri”. “Sí. Dale una oportunidad. No te vas a arrepentir. Es un buen hombre”, me contestó Eduardo y aflojé.
-¿Cómo fue la primera salida?
-Fuimos a almorzar a Elena, el restaurante del Four Seasons. Cuando terminamos de almorzar me quedó una linda sensación, la de haber conocido a alguien muy respetuoso. Después, me fui de viaje con mi familia a Italia y él me escribía dándome recomendaciones sobre su tierra natal. Un año después de nuestro primer encuentro, el 8 de agosto de 2018, nos pusimos de novios. Fue una casualidad.
-Aunque hoy parece una antigüedad, Jorge te lleva 20 años, ¿cómo se vive esa diferencia?
-Yo al principio tenía ciertos reparos y prejuicios, como todo el mundo. Pero me enamoré de la persona y la verdad es que a medida que voy viviendo la relación que me olvido que Jorge tiene 20 años más. De todos modos, esto fue algo que yo fui madurando y comprendiendo con el correr del tiempo... Llegué a la conclusión que uno no elige de quién enamorarse, a mí me arrasó conocerlo.
-¿Cuál fue la reacción de tus padres cuando supieron que salías con él?
-La conversación principal fue con mi papá. Siempre los padres pretenden alguien más joven, como lo hicieron mis hermanas, eso pareciera ser ‘el ideal’, pero lo ideal para mí era esto. Le dije a mi papá que lo tenía que conocer porque yo estaba enganchada y cuando lo conoció me entendió. Habíamos ido a almorzar a una parrilla, yo fui al baño y Jorge le dijo directamente a mi papá: “Yo sé que no es la situación ideal para tu hija, pero la voy a hacer feliz porque estoy enamorado.” Y ¿qué podía responder mi papá?
-¿Qué te enamora de Jorge?
-Lo admiro mucho como hombre, como compañero y padre. Es muy familiero. Él me dio mucha templanza y equilibrio en mi vida.
“Juliana es ariana y tigre, igual que yo”
En un momento de la entrevista, el hijo menor de Jorge Macri, Giorgio, se asoma desde la cocina y le ofrece ravioles a María Belén, que agradece y explica que saldrá a comer con una amiga. Jorge Macri también llega al departamento y, antes de volver a salir a participar de un programa de televisión, se sirve un plato de sopa que días antes él mismo preparó en un vivo de Instagram. “La única persona que nos ayuda en casa es Sandrita, que viene por las mañanas, después no tenemos a nadie: para qué más, así estamos bien”, dice Belén.
-Con Antonio, Giorgio y Martina, los hijos de Jorge, ¿cómo es la relación?
-Los conocí a los tres meses de salir con Jorge y ellos son divinos. Yo los quiero mucho a los chicos. Jorge siempre me dice que cuando yo llegué, su casa se transformó en un hogar. Ellos se sienten parte y tienen la libertad de ir y venir cuando quieran. Cuando vos te enamorás de un hombre que tiene familia, tenés que ser muy respetuosa con eso.
-¿Imaginás a Jorge como padre de tus hijos?
-Que nosotros tengamos hijos depende más de mí que de él. En un futuro, me veo como madre, aunque no en lo inmediato. Ahora estamos en un momento en el que valoramos mucho lo profesional. Este año en particular me está haciendo madurar mucho y creo que puede ser el próximo paso. Me gustaría, pero no va a ser inmediato.
-Comentabas que una de las cosas que más te gustan de Jorge es que él es muy familiero, ¿es del estilo de asados los fines de semana, con toda la familia?
-Todos los domingos almorzamos con la mamá de Jorge, con sus hermanas, Daniela y Antonella, y con sus hijos.
-¿Y con Mauricio Macri y Juliana Awada?
-También, pero ellos tienen una relación de primos. Hemos comido juntos alguna vez y cada tanto charlo con Juliana, ella me parece una mujer admirable, sobre todo por la forma que llevó su papel de primera dama de una manera sencilla y con los pies en la tierra. Le hizo muy bien a Mauricio y la realidad es que cuando vos estás bien sentimentalmente con tu familia tenés un sostén; eso hace que todo lo demás sea más fácil de resolver. Nosotras tenemos una coincidencia y siempre la decimos: ella es ariana y tigre, igual yo. Las arianas somos comprometidas con nuestro rol, y yo aspiro a ser cada vez mejor. Hay que saber ser buena esposa y acompañar, no es sencillo.
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