Uno mismo, el mejor personal trainer
Un estudio científico realizado entre mujeres inglesas sugiere que a fuerza de insistir, los corredores amateur empiezan a trotar mejor, sólo persistiendo en esa práctica y sin ayuda
NUEVA YORK.- Hasta ahora los expertos se dividían entre quienes sugieren que los corredores deben ser entrenados de manera específica y quienes creen que la mejor manera de correr es hacerlo como cada uno lo sienta mejor. Sin embargo, un oportuno estudio científico sugiere que a fuerza de insistir, los corredores novatos empiezan a correr mejor sólo persistiendo en la práctica.
Para ese estudio, publicado en la última edición de la revista Medicine & Science in Sports & Exercise, los investigadores del Grupo de Investigaciones de Bioenergética y Rendimiento Humano de la Universidad de Exeter, Inglaterra, hicieron el seguimiento de un grupo de mujeres adultas que acababa de sumarse a un grupo de corredores.
Los miembros del grupo tenían planeado embarcarse en un programa de carrera a ritmo propio de 10 semanas de duración, y como incentivo, al finalizar el programa se realizaría una media maratón para todos los que quisieran competir.
Todas las mujeres relevadas tenían entre 20 y 40 años y estaban en buen estado de salud, sin sobrepeso, y nunca antes habían practicado la carrera como deporte. A todas las mujeres se les entregó un par de zapatillas para correr que no influenciara la mecánica natural de cada una de ellas, y todas visitaron el laboratorio de los investigadores antes de iniciar el programa de carrera.
En el laboratorio, se les colocaron sensores del movimiento y del ritmo cardíaco, así como equipos para medir otras funciones. Así equipadas, las hicieron correr en la cinta mientras las filmaban. Después, los científicos calcularon la condición aeróbica, la biomecánica -o sea, la forma de correr- y la economía de carrera de cada una de ellas.
La economía de carrera, también conocida como eficiencia de carrera, es la cantidad de oxígeno que una persona utiliza para correr a un determinado ritmo, vale decir, cuánto le cuesta correr a determinada velocidad. Ese coeficiente es considerado determinante para el éxito a la hora de correr. Un corredor económico necesita menos energía que otros, y por lo tanto debería correr mayores distancias o a mayor velocidad.
Al principio, las corredoras novatas de esta nueva investigación no eran especialmente económicas, como suele ocurrir con los corredores que se inician. Pero en realidad, al principio apenas corrían. Durante aproximadamente una semana, alternaban caminata con carrera, con el objetivo de llegar a correr durante 30 minutos ininterrumpidos.
Cada mujer se entrenaba por su lado y a su propio ritmo, aunque una vez por semana se reunían para una sesión grupal, donde la líder del grupo alentaba y exhortaba a las demás, pero sin ofrecer ni consejos ni indicaciones sobre cómo correr.
Ninguna de las nuevas corredoras se lastimó. Ninguna perdió peso.
Pero a lo largo de las 10 semanas que duró el programa, sí se convirtieron en mejores corredoras, tal como lo demostró la subsiguiente prueba en el laboratorio. Su velocidad y resistencia habían aumentado, no al punto de un corredor profesional, pero la mayoría de ellas fueron capaces de correr 30 minutos a un ritmo de entre 19 y 21 minutos por kilómetro recorrido. Y se volvieron mucho más económicas, ya que su aprovechamiento del oxígeno aumentó alrededor de un 8,5 por ciento.
Aprendizaje natural
Para los autores de la investigación, el rendimiento de las mujeres se hizo más eficiente porque, sutil e inconscientemente, fueron cambiando su forma de moverse para que correr les resultara más fácil. Tal vez lo más interesante sea que la mayoría de ellas hizo el mismo tipo de modificaciones en su andar. En la fase impulso de cada paso, comenzaron espontáneamente a flexionar más las rodillas y los tobillos, para que sus piernas se elevaran más al despegar los pies del piso, dijo Isabel Moore, investigadora de la Universidad de Exeter y jefa del equipo a cargo del estudio. Al estar más flexionadas, las piernas pueden volver al piso más rápidamente para dar el próximo paso.
Cuando empezaron a correr, todas las mujeres perdían estabilidad en el pie de apoyo. Después de las 10 semanas, todas asimilaban el impacto de la pisada con mayor estabilidad.
Los resultados "abren interesantes interrogantes sobre el modo en que se le enseña a correr a la gente", dijo Moore. "Si los corredores pueden perfeccionarse solos -como parecen haberlo hecho las mujeres del estudio-, tal vez deberíamos enseñarles a los entrenadores a entender el modo en que cada persona se siente al moverse", agregó Moore, en vez de modificar completamente el modo en que corren, para reemplazarlo por una forma estandarizada.
Por supuesto que se trata de un estudio realizado durante un breve lapso y sobre un grupo reducido y específico de corredores: mujeres adultas, sin entrenamiento previo y lentas para correr. Resta descubrir si estos hallazgos son igualmente aplicables a corredores varones, jóvenes y experimentados, o a veloces atletas. Tampoco es posible afirmar si la forma de correr que eligió espontáneamente cada una de las mujeres reducirá o incrementará el riesgo de lesiones en el largo plazo, señaló Moore.
Pero la investigadora también agrega que el alcance de su estudio probablemente sea aplicable a la mayoría de los corredores. "Cada uno puede optimizar su rendimiento naturalmente -comentó Moore- si es cada vez más consciente de sus movimientos al correr y de qué siente al realizarlos."
El cuerpo de cada uno, al menos durante la primera etapa del entrenamiento para convertirse en corredor, puede ser un instructor bueno y confiable.
De hecho, la mayoría de las mujeres que participaron del estudio lograron terminar la media maratón, dijo Moore. Y muchas de ellas, aun terminado el estudio, han seguido corriendo.ß
Traducción de Jaime Arrambide
The New York Times