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Avanza la tendencia hacia la presencialidad plena de casi todas las cosas, para alegría de muchos: hartos de las pantallas, los seres humanos estamos volviendo al teléfono fijo para hablar en vivo y en directo con nuestros seres queridos, como antes, como cuando nos echábamos horas en la cama o en el sofá para charlar con amigos o pretendientes.
Claro que ya a nadie le sobra el tiempo para darse a las conversaciones largas, y menos para pagar su costo, pero al menos basta de mensajes escritos y audios eternos. La cultura de WhatsApp trajo nuevos protocolos de comunicación a nuestros vínculos alimentando, entre otros fenómenos, a una generación de neuróticos que ocultan el visto del mensaje, hacen ghosting o, peor, no se dan por aludidos jamás, entre otras patologías digitales. A las relaciones las ha vaciado de romance. Todo se dice con emojis y frases hechas que en persona pocos se animan a repetir. Un artículo reciente publicado en el diario New York Times confirma que en el último año creció exponencialmente la venta aparatos de telefonía fija en los Estados Unidos, y está probado que no con fines decorativos sino como recurso para controlar el tiempo de exposición a computadoras y celulares y volver a conectar con quienes nos importan realmente. Tomarse cinco minutos y sorprender a alguien con un llamado, ¿cuánto hace que no lo hacemos?...
Desde que lo inventaron ha sido un clásico en las escenas de muchas comedias y películas románticas, como Casablanca, Sexo en la Ciudad y Seinfeld, o Cuando Harry conoció a Sally y tantas otras en las que el teléfono tuvo protagonismo clave en la historia de amor. Al decir del artículo en 2003, más del 90% de los consultados en encuesta realizada por los Centros para el Control y la Prevención de EEUU confesaba tener un teléfono fijo en casa, pero en junio de 2021 esa cifra (que incluye teléfonos conectados a internet y aquellos cableados a la antigua) había caído más del 30%. Esa baja se corresponde con el número de usuarios de WhatsApp, 2000 millones que envían a diario 100.000 millones de mensajes, 7000 de audio. Sobran razones para volver al viejo y querido sistema de comunicación, aunque sea para hacer un paréntesis entre tanta virtualidad. Al cansancio visual que generan las horas frente a la computadora y la alta exposición a los celulares, se suma el hecho de que al no poder movernos ni hacer varias cosas a la vez, el fijo obliga a prestar atención a la conversación; además de que la curvatura de muchos auriculares se acomoda mejor y de manera más natural contra la mejilla que la superficie plana de un móvil, destaca el autor.
Varios casos “correlatan” la tendencia: Matt Jennings, operador de una compañía en Kingston, Ontario, y que arregla y vende teléfonos de línea fija, afirma en la nota que en los últimos dos años se disparó la demanda de ejemplares con disco y de color caramelo de la década de los cincuenta y los sesenta. “Durante los últimos seis o siete años, tal vez recibíamos una o dos órdenes, pero ahora es probable que sea una de nuestras principales fuentes de ingreso. Es un regreso a lo básico. En realidad, no puedes ir a ningún lado con un teléfono alámbrico; en esencia, estás limitado a un radio de un metro de la base. Puedes tener una verdadera conversación sin distraerte” agregaba el hombre.
Otro ejemplo es el de Emily Kennedy, una gerenta del servicio de telefonía pública de Canadá que dio nueva vida a un antiguo aparato con dial giratorio que guardaba su padre en la oficina. Lo puso en funciones luego de leer en Twitter a Rachel Syme, una- redactora en The New Yorker que en enero pasado tuiteó sobre un teléfono de línea fija que había logrado conectar a través de bluetooth a su celular. Kennedy fue una de las tantas personas que confesaron en la red sentirse inspirados por esa idea. “Tener mi antiguo teléfono como un objeto en mi casa es una señal de identidad de que me gustan las cosas a un ritmo más lento”, dijo la mujer.
Rachel Lahbabi, que vende objetos retro en Etsy, comenzó a comercializar piezas icónicas a principios de 2021, luego de notar el interés. De hecho, el sitio reportó una demanda del 26% de teléfonos rotatorios en 2021 en comparación con 2020, señalaba Dayna Isom Johnson, experta en tendencias del portal. “Hablar por teléfono fijo es como ir a ver una película al cine, en lugar de verla en casa, donde tienes distracciones”, dijo Nicole Wilson, de 32 años, y propietaria de dos teléfonos de disco, uno rosado y otro modelo azul.
Va un caso con el que podríamos identificarnos en estas latitudes. Janelle Remlinger, de 37 años, compró un teléfono fijo para su casa en Plymouth, Massachusetts, en diciembre de 2020 y luego de que una tormenta afectara el servicio celular en su área. Lo conectó a su módem, pero ocho días después se quedó sin electricidad por otra tormenta. Decidió buscar un método de conexión más confiable. “Estoy intentando conseguir una línea fija auténtica, real, a la antigua, conectada a través de cables”, confesaba al NYTimes. Desde que hace un mes robaron dos veces los cables de cobre de mi zona, decidí bajar el servicio para quedarme solo con los datos del móvil, algo que claramente fue un error, aunque es cierto que la fibra óptica local tampoco se banca cortes de luz. Pero a los fines románticos… ¡que vuelva el fijo!
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