Con Alguien camina sobre tu tumba a la par de la reedición de su primera novela, Mariana Enríquez reafirma su talento para abordar uno de los grandes temas de la literatura, y de la humanidad: la muerte
Por Walter Lezcano
La muerte no es el fin.
No es tan simple. Una vez que la parca te metió la mano en el bolsillo y te sacó los documentos, lo que viene después es el tránsito a un mundo desconocido. El olvido es cosa de los seres humanos que todavía están de pie, pero también lo es el hecho de relacionar el cuerpo sin vida con la madera y con la tierra para mantener el espíritu vivo de los seres queridos que el tiempo puso en una tumba. Forma parte de nuestros lazos endebles con la oscuridad el ritual del velorio (o la cremación) y las relaciones que se establecen con los muertos. En ese vínculo que se crea con los que ya están en otro plano de la existencia, los cementerios ocupan un espacio vital para que las personas puedan hacer posible el diálogo con los que ya no están a su alrededor.
Esa es una manera de verlo. La otra posibilidad es la mirada que arroja Mariana Enríquez, periodista y escritora, sobre la necrópolis, y que se percibe claramente en el título certero de su último libro: Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios (Galerna). Es decir, un territorio para descubrir historias: lúgubres, desesperadas y perturbadoras.
Procesión
Sin ninguna clase de palabra introductoria que pueda llegar a tranquilizar u oficiar de guía, Enríquez se lanza a relatar su paso por diversos cementerios por los cuales sentía atracción, curiosidad y, todo hay que decirlo, cierta morbosidad. Son diecisiete destinos desperdigados por el mundo, entre los que se encuentran las Catacumbas y Cementerios de Montparnasse, en París; Colonia Park y Bonaventure Cemetery de Savannah y Graceland de Memphis, en Tennessee, Estados Unidos; la Necrópolis de Colón en Cuba; el Panteón de Belén y de Mezquitán, en Guadalajara; el Cementerio Presbítero Maestro en Lima, y Rottnest Island en Australia. Y, además, hay algunos de nuestro país: el de Trevelin en Chubut, el Cementerio de Carhué, el de Azul, el de La Reja en Moreno y el de la isla Martín García. Cada uno de ellos construye una relación particular con la muerte. Indagar el entramado subterráneo de esa construcción es también una de las motivaciones de este libro.
Lápidas
Como "catadora de cementerios", Mariana Enríquez traza un recorrido personal donde la importancia en los detalles y el descubrimiento del espacio están sujetos a las derivaciones que puede llegar a tener la aventura. Puede ser el enamoramiento de un músico callejero (incluida escena de sexo), una multitud que no deja apreciar la tumba de Elvis Presley, la súbita aparición de temidos perros guardianes, el apasionante robo de un hueso en una catacumba, un tour por casas habitadas por fantasmas, un concierto de los adorados Manic Streets Preachers, los peligrosos habitantes de un hostel o el hallazgo de hermosa memorabilia mortuoria. Todo esto forma parte vital de una travesía que implica estar atento a lo que ofrece cada lugar y que expande el universo de curiosidades y deleites que poseen estos textos.
Luego, cuando la autora logra dar sus pasos por encima de las tumbas, las descripciones de los nichos, las cruces, los epitafios, los panteones tienen una solidez y una solvencia que ya le conocíamos a Enríquez en, por nombrar uno de los medios en donde escribe con regularidad, el suplemento Radar de Página/12.
Para ser claros: Alguien camina sobre tu tumba excede los cercos genéricos. Puede ser considerado una serie de crónicas o el diario de viaje de una pasión necrológica, o, sencillamente, un conjunto de cuentos que buscan inquietar desde el acercamiento a uno de los temas más complejos que tenemos como especie: las despedidas y las ausencias eternas de los afectos.
El cuerpo
Mariana Enríquez ha comentado, en varias entrevistas, su pasión temprana por el terror y la fantasía más oscura y tenebrosa y que no les tiene miedo ni le importan los encasillamientos. Esto vale la pena destacarlo porque junto con Alguien camina sobre tu tumba se reedita su primera novela, que publicó cuando tenía 21 años: Bajar es lo peor. Y ahí se pueden apreciar ciertos elementos fantásticos que se relacionan perfectamente con este último libro en la intensidad, que también podemos llamar obsesión, sobre la que la autora vuelve con persistencia: el aroma de los muertos haciendo estragos en la rutina de los vivos. Y si tenemos en cuenta que el penúltimo libro de la autora fue un volumen de cuentos, Los peligros de fumar en la cama, que abordaban con maestría y eficacia el género de terror, parece que se encamina a ser una de las mejores exponentes en castellano de ese reino donde Stephen King lleva la corona.
Dos detalles del final del libro. El último texto de Alguien camina sobre tu tumba relata el entierro de Marta Taboada, la madre desaparecida, y finalmente encontrada, de la periodista Marta Dillon. Es un momento emotivo del libro donde la muerte y el entierro se resignifican como zonas de justicia y memoria. El cementerio también puede ser el lugar donde la vida puede encontrar la paz.
Y luego de esto hay un epílogo, esa sobrevida: una lista de los cementerios que la autora quiere visitar antes de morir. Y explica por qué la atraen. Buenos datos para saber dónde te gustaría pasar las vacaciones eternas.
LA NACION