Una selección con mucha altura
Nada influye más en un vino como el viñedo que le da vida. Será su ubicación la encargada de definir el estilo e identidad. En este sentido, nuestro país fue testigo, en los últimos años, de la aparición de nuevas regiones o del redescubrimiento de antiguas viñas que dan origen a la diversidad de etiquetas que enriquece nuestras góndolas.
Según los expertos, será el camino a recorrer si la Argentina pretende mantenerse en la elite del vino.
Esta vez pusimos el foco en la altura de los viñedos salteños. Consideradas el reino del torrontés, estas viñas también son óptimas para los tintos gracias al carácter único que desarrollan. Entre los cepajes tintos, se destacan el malbec, el cabernet sauvignon y el syrah, mientras que otras, como el tannat, comienzan a mostrarse a gusto por encima de los 1700 msnm.
La diferencia de temperaturas entre el día y la noche es determinante, ya que permite concentrar aromas y sabores; además, el sol define colores intensos y profundos que luego observaremos en copa.
Para demostrar esto elegimos Amalaya 2009, que desde su aparición no deja de sorprendernos cosecha tras cosecha con el inconfundible sello del terroir salteño. Don David Syrah 2009 también permite descubrir la influencia de la altura en la cepa tinta del Ródano, que evidentemente gusta de los calores salteños.
Desde Mendoza llega Kaiken Reserva Malbec 2009, elaborado por el consagrado enólogo chileno Aurelio Montes. El resultado no podía ser otro: un vino moderno y elegante que vale la pena descubrir.