¿Una salida mensual puede "salvar" al matrimonio?
Según un estudio, las parejas que comparten momentos solos tienen un 14% menos de probabilidades de separarse
Si la causa por la que dos personas se atraen cuenta con cierto grado de misterio, conseguir que un matrimonio funcione a lo largo de los años también conlleva una dosis enigmática. Que no hay fórmulas perfectas, que cada pareja es un mundo son frases trilladas, pero que no dejan de ser ciertas. Un estudio liderado por la organización Marriage Foundation se aproxima a resolver el enigma: los matrimonios que programan una salida al mes tienen 14 por ciento menos de probabilidades de separarse. Estos encuentros mensuales a solas permiten -asegura la investigación-mantener la "chispa del amor" encendida. Desde ir al cine y salir a comer hasta armar un viaje relámpago o caminar por una linda plaza, todo vale para que estas citas refuercen el vínculo.
"Esas salidas son indispensables. Muchas veces, los pacientes se quejan de la distancia que se fue gestando con la pareja. Pueden llegar a decir que «ya no saben con quién están». Esto tiene que ver absolutamente con la falta de un espacio propio para ellos dos", señala Graciela Faiman, psicoanalista didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y especialista en temas de pareja y familia.
Laura Rejo, coach de parejas, coin-cide y agrega: "La llegada de un hijo obliga a las mismas personas que antes eran sólo cónyuges a un nuevo rol: el de padres. Es importante identificar y separar lo que hacemos como padres y lo que hacemos como cónyuges para mejorar el panorama a futuro". Para Natalia Rengel (31), casada hace dos años con Manuel (32) fue fundamental pautar una salida mensual. "Estas citas te permiten reconectarte con tu marido. Ayudan a correrte un poco del rol de madre y te recuerdan que sos mujer y esposa. Podés hablar de otros temas. La llegada de Vicente (4) nos transformó, por eso es importante poder conversar y escucharnos". No es un asunto menor coordinar la logística para salir sin los chicos. "Los abuelos cumplen un rol fundamental para que estas salidas se hagan. Si ellos no nos dieran una mano, sería imposible", destaca Natalia.
Lo mismo ocurre en la pareja de Mariana Comolli (39) y Jorge Gentile (40), padres de Luca (6) y Nina (2). La ayuda de ambas familias es clave para ir, por ejemplo, a ver una obra de teatro, un plan que ambos disfrutan muchísimo. En junio, aprovecharon que la madre de Jorge se quedó cuidando un fin de semana a sus nietos para hacerse una escapada a un hotel de Buenos Aires, donde pudieron disfrutar de dos días juntos sin los chicos. "Estábamos en la pileta del lugar y se largó a llover. Todos los huéspedes salieron corriendo y nosotros nos quedamos chochos nadando bajo la lluvia. ¡Un momento impagable!", asegura Mariana.
"¡Por que tengamos un tema de conversación!", brindan entre risas los personajes de Carla Peterson y Sebastián Wainraich en el film Una noche de amor, donde interpretan a un matrimonio que lleva 12 años de casados y tiene, después de mucho tiempo, una salida a solas. Para algunas parejas, los planes sin los chicos son un arma de doble filo. O te volvés a elegir o te separás definitivamente, como ocurre en la película Blue Valentine, donde una pareja alquila una habitación de un hotel para estar solos y lo que sale a flote esa noche es cómo el vínculo entre ellos se deterioró completamente con el paso del tiempo.
"Existe una fantasía en algunas parejas de que van a salir y no van a tener tema para hablar o se van a pelear. Por eso, siempre salen con los chicos o con otro matrimonio. Son excusas. Es poco probable que eso pase. Además, estar en silencio también puede ser bueno", subraya Eduardo Drucaroff, médico psicoanalista y director del Centro Racker de APA. Según los últimos datos que reveló la Dirección General de Estadística y Censos del gobierno porteño, en la Ciudad se registra un divorcio por cada dos nuevos matrimonios. El informe "Los divorcios en la Ciudad de Buenos Aires en 2015", publicado este año, señala que la composición de los divorciados según su edad en el momento de la sentencia de divorcio refleja la concentración en dos grupos centrales: 35-39 y 50-54 años.
"No sé si una salida «te salva», lo que a nosotros nos viene «salvando» es buscar y darnos un espacio de diálogo por fuera de la vorágine cotidiana. Charlar en un lugar distinto, relajados y sin interrupciones constantes permite resolver cuestiones que en la cotidianidad resultan complejas", sintetiza Mariana mientras brinda por una noche inolvidable junto a su marido.
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