Sustentada en la relación de la familia con la arquitecta, esta reforma poco tradicional agregó varios metros adentro y afuera.
Uriel y Natalia tienen dos hijas. Tenían también, hace cuatro años, una casa de los años 40 con una planta baja reducida y un primer piso tinglado al que no podían darle uso. Pero por suerte tenían, y siguen teniendo, una amiga arquitecta, Silvina Grillo, a quien le plantearon la necesidad de hacer una reforma que les permitiera aprovechar ese espacio en planta alta. Ella comenzó por un planteo tradicional de tres dormitorios, un baño y otro nivel con lavadero, dependencia, parrilla y terraza. Frente a la imposibilidad económica, Silvina, que ya conocía las necesidades y el funcionamiento de la familia, les propuso "dejarlo en sus manos". Así el proyecto inicial fue mutando hacia la generación de "un lugar para los fines de semana" y surgió la idea de un gran estar con hogar y terrazas escalonadas, un sector para la música, cocina, parrilla y un deck. Ahora tienen todo eso y una casa que toda la familia disfruta al ciento por ciento todos los días del año.
UN NUEVO PLANTEO
- En este caso, resultó mucho más eficiente disponer las áreas sociales en el primer piso vinculadas directamente con la terraza. Hay que animarse a innovar, no siempre los planteos tradicionales se ajustan a las necesidades de quienes habitan los espacios.
- Una pequeña intervención puede transformar un ambiente chico e inútil en un sector de disfrute para toda la familia, sin necesidad de disponer de muchos metros cuadrados ni de invertir grandes sumas de dinero.
- Hay que elegir muy bien al profesional que llevará adelante el proyecto, porque una vez comenzado es fundamental entregarse y confiar en su criterio para sacar el mayor rendimiento de cada intervención.
Fotos: Daniel Karp